"Zornoza, 75 años cumplidos en julio y el nuncio nunca tuvo tiempo de planificar su sucesión" "Dios quiera que la agonía episcopal gaditana termine pronto"

Obispo Rafael Zornoza
Obispo Rafael Zornoza

"Rafael Zornoza capaz de haber despedir sin despeinarse a casi la mitad de la plantilla de su diócesis (veinte trabajadores) en actos netamente contraconciliares nunca respaldados por tribunales de ninguna clase"

"A sus curas conciliares, les suspende cautelarmente, como a Vez o a Casado, y les encausa, sin que tampoco ningún tribunal canónico ni civil emita sentencia firme a su favor"

"Y todo esto ¿al nuncio Bernardito Auza le causa alguna inquietud, por ejemplo a la hora de buscar candidato para la vacante diócesis gaditana tras el paso de Atila?"

Decía el Cardenal Carlo María Martini que la iglesia universal llevaba 200 años de retraso respecto al resto de la humanidad. No sabemos qué hubiera dicho de algún preconciliar obispo español, como el quizá más contestado de todos ellos Rafael Zornoza Boy (75 años cumplidos en julio y el nuncio nunca tuvo tiempo de planificar su sucesión), capaz de haber despedir sin despeinarse a casi la mitad de la plantilla de su diócesis (veinte trabajadores) en actos netamente contraconciliares nunca respaldados por tribunales de ninguna clase ya que todas las sentencias posteriores a dichos despidos le descalificaron drásticamente.

Y puede decirse “actos netamente contraconciliares”, porque la única culpa de dichos empleados diocesanos fue la de haber sido contratados por obispos conciliares como el audaz Añoveros, Dorado, el toledano que se confesaba seguidor y voraz lector de Julián Marías, o Ceballos el sencillo jienense de escalofriante humildad evangélica que no tenía problema en preguntar a sus catequistas si había acertado eligiendo a sus vicarios. A los tres antonios, Zornoza los declaró en público “incapaces”.

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Antonio Casado y Rafael Vez
Antonio Casado y Rafael Vez

Pero no acaba ahí la cosa también le molestan sus propios curas conciliares a los cuales además de descalificar genéricamente como delincuentes económicos (lo confirmó cuando fue preguntado al respecto por la prensa), si no se avienen dócilmente a sus pies -especialmente en materia económica-, les suspende cautelarmente, como a Vez o a Casado, y les encausa, sin que tampoco ningún tribunal canónico ni civil emita sentencia firme a su favor.

En esto con enorme dolor se ha de confesar la nula disposición a levantar el bloqueo que de facto impide al tribunal eclesiástico archidiocesano de Sevilla hacer justicia, pues no consta que su actual mitrado (¿influido en la sombra por el anterior?) le esté animando precisamente a dictar sentencia. ¿Acaso tiene órdenes de esperar a que Zornoza se jubile para no dejarle en ridículo?

No son estas las únicas desgracias para los cristianos de una de las diócesis más pobladas de España (Cádiz-Ceuta), cuya mitra cae bajo el antedicho férreo control del mencionado protegido de Rouco, quien lo impuso en Cádiz en circunstancias muy tristes para la moral católica que Rouco quiso tapar con tan apresurado como nefasto -por sus consecuencias- nombramiento.

La sede gaditana de facto vacante por la edad y la atonía del mitrado se inscribe en una provincia que tiene tres obispos titulares y ninguno auxiliar (uno de ellos bajo bandera inglesa en una diócesis “territorial” como la de Gibraltar que tal vez sea geográficamente la más pequeña del planeta), con los que Zornoza no ha colaborado en nada y en nada se ha coordinado, pese a su reluctancia a pastorear eficazmente ni Ceuta ni el Campo de Gibraltar.

El NUncio y Zornoza

Y todo esto ¿al nuncio Bernardito Auza le causa alguna inquietud, por ejemplo a la hora de buscar candidato para la vacante diócesis gaditana tras el paso de Atila? Si así fuera, habría buscado sustituto y lo tendría preparado hace mucho. Podría haberlo buscado en muchos lugares, dada la catastrófica situación en que Zornoza deja su diócesis, empezando por proponérsela a mitrados de diócesis españolas con muchísima menor población, si hubiera querido hacer un bien que la propia Iglesia y su santidad el papa Francisco merecen. Dios quiera que la agonía gaditana termine pronto, pero lo que parece claro es que al nuncio nunca le ha quitado el sueño.

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