(José Ignacio González Faus).- Este verano, bajando un día en coche desde el Montseny, recogí en autostop a un pobre señor que movía desaforadamente los brazos en la carretera, sin un bártulo en las manos. Se nos presentó así: andaluz, edad 63, varios años sin trabajo él y la mujer, sin subsidio de paro y ya casi sin nada que echarse a la boca, decidió venirse desde Algeciras siguiendo aquel eslogan ya viejo de: "en Cataluña hay trabajo". Había recorrido casi toda la costa a pie o en autostop, sin encontrar nada ("allí to'l trabajo lo tien moros y negros", decía).
Alguien le encaminó hacia el interior, los mossos d'esquadra le prohibían hacer autostop en autopistas o autovías. Así, por carreteras secundarias, unos tramos andando y otros recogido por algún alma buena, había salido de St. Celoni a las seis de aquella mañana (eran cerca de la una cuando lo recogimos). "¿Mi'usté?: en Caritas sólo te dan buenas palabras; y los curas lo mismo: mucho rezaremos por usté y que Dios le ampare pero con eso no se come" (y aquí no le faltaba razón porque Dios sólo le amparará a través de nosotros los humanos). Hasta que un buen hombre ("catalán pero camionero, sab'usté?"), tras llevarle un buen trecho, le sugirió ir por Viladrau y, si no encontraba nada, seguir hasta Tona para coger allí el tren y regresar a Algeciras, "a ver si tuviera la suerte de que al llegar allí, la mujer haya encontrao alguna chapucica"...
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