"¡Gracias, Don Carlos, por su ministerio y vida!" Cardenal Osoro: Un pastor con los brazos abiertos
Gracias, Don Carlos y que la Virgen María le acompañe en esta nueva etapa. Espero que ahora pueda descansar un poco y llevar un ritmo diferente. Y ya sabe que aquí en Valencia le queremos y le esperamos
| Álvaro Almenar Picallo, secretario particular de Valencia (2009-2014)
Una vez que se ha hecho público el cese por jubilación de don Carlos como arzobispo de Madrid, quisiera plasmar por escrito una letras de agradecimiento por su ministerio y vida, y por tener la dicha de haberle conocido y compartido con él muchos momentos. Me gustaría reflejar algunas características y detalles concretos para intentar esbozar un perfil de su persona. Don Carlos inició su ministerio episcopal en la Archidiócesis de Valencia el 18 de abril de 2009 y el 28 de agosto de 2014 el Papa Francisco lo nombró arzobispo de Madrid. Fueron cinco años los que estuvo como nuestro padre y pastor hasta que la providencia divina le marcó un nuevo rumbo en su peregrinar. ¿Qué podría decir de Don Carlos? Pues lo resumo en lo siguientes puntos:
.- Amor a la Iglesia, intentando buscar la comunión, sin descartar a nadie y con los brazos abiertos, sin juzgar por apariencias y con el deseo íntegro de acercar a los más alejados.
.- Amor al sacerdocio, con el deseo íntegro de vivir con plenitud el don de la vocación que hemos recibido los sacerdotes y ejerciendo una paternidad como obispo que buscaba siempre la comunión en el presbiterio. Con él aprendí que, igual que un padre debe amar a todos sus hijos, un obispo debe amar a todos sus sacerdotes.
.- Amor a la eucaristía, en el tiempo que estuvimos juntos nunca no hubo ningún día que dejase de celebrar la eucaristía, aunque fuera solo y altas horas de la madrugada, encontrando en este sacramento un lugar de descanso, de comunión y de contemplación para después continuar viviendo la misión. Todas las noches dejaba sobre el sagrario el pectoral para que el Buen Pastor protegiera al rebaño.
.- Amor a los jóvenes, confiando siempre en sus posibilidades y viendo en la juventud una de las riquezas y potenciales más grandes que tiene el ser humano. Los jóvenes lo tienen todo por delante y hay que apostar por ellos, como lo hizo nuestro Señor con el discípulo amado San Juan.
.- Amor y pasión por el pueblo encomendado, buscando puentes de diálogo y encuentros con la cultura, la educación, la política, la ciencia, los ámbitos profesionales… Don Carlos decía: donde me dejen hablar y me reciban, yo iré siempre en el nombre del Señor.
.- Amor y predilección por los más pobres, por eso conectó tanto con esta dulce advocación que tenemos en Valencia de Nuestra Señora de los Desamparados. La Virgen santísima le enseñó esta mirada de caridad y ternura.
.- Amor por su familia y amigos. Todas las noches llamaba a sus hermanos y preguntaba por toda la familia. También tenía muy buenos amigos que iban surgiendo en sus diferentes destinos pastorales. Su teléfono personal nunca paraba y aprovechaba cualquier instante para responder llamadas.
.- Hombre elegante y bien dispuesto que, como buen santanderino, cuidaba mucho su imagen. Siempre recordaré las tardes que íbamos a comprar personalmente las cosas de higiene personal y a cortarnos el poco pelo que teníamos.
.- Amor por los detalles y la cercanía con todas las personas. Igual recibía a un alto cargo que estaba con un niño pequeño. A todos prestaba atención y se detenía. Con mucha frecuencia despedía uno a uno a todos los fieles en las grandes celebraciones.
.- Hombre de sentido común y de gran humor. Le gustaba mucho gastar bromas y compartir la mesa con amigos.
Gracias Don Carlos y que la Virgen María le acompañe en esta nueva etapa. Espero que ahora pueda descansar un poco y llevar un ritmo diferente. Y ya sabe que aquí en Valencia le queremos y le esperamos.
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