Reflexión de 2024 en frases que me han hecho -- creo -- mejorar Juan Carlos Cruz: "Este año he tomado la decisión de no conformarme con ser tolerado"
En un mundo donde la competencia parece dominar, he encontrado consuelo en los pequeños actos de bondad que marcan una diferencia, tanto en la vida de los demás como en la mía
Este año también he aprendido a mirar a las personas con nuevos ojos. Muchas veces he sentido que algunos estaban en mi contra, pero he descubierto que “la gente no está en tu contra, está a favor de sí misma”
No todo ha sido fácil en 2024, y he enfrentado fracasos. Pero he aprendido que el fracaso no es el final, sino un maestro invaluable
Lo que he podido aprender en la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, las miserias que aún este año sigo viendo en víctimas que recorren el mundo mendigando justicia, las guerras injustas donde sufren los más vulnerables y no los que las convocan, y tantas otras tragedias, no ganarán ni destrozarán nuestro espíritu
No todo ha sido fácil en 2024, y he enfrentado fracasos. Pero he aprendido que el fracaso no es el final, sino un maestro invaluable
Lo que he podido aprender en la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, las miserias que aún este año sigo viendo en víctimas que recorren el mundo mendigando justicia, las guerras injustas donde sufren los más vulnerables y no los que las convocan, y tantas otras tragedias, no ganarán ni destrozarán nuestro espíritu
| Juan Carlos Cruz Chellew
A medida que el 2024 llega a su fin, me encuentro reflexionando sobre todo lo que he vivido este año. Me imagino que no soy el único. Estas fechas nos hacen mirar lo que ha sido este año para cada uno. Y aunque a veces nos pensamos como los únicos a los que nos pasan cosas, obviamente no lo somos. Seguro ha sido un año lleno de retos para todos. Quizá lleno de retos, aprendizajes y, a veces, incertidumbre. Sin embargo, en medio de los altibajos, me he preguntado: ¿cómo puedo encontrar la felicidad incluso en los momentos más difíciles? Este año fui guardando frases que me llamaban la atención en lugares más extraños. Ojalá estas reflexiones ayuden a otros que quizá se preguntan lo mismo.
He aprendido que la felicidad no depende de que todo sea perfecto, sino de cómo decido enfrentar cada situación con gratitud y propósito. Este año me ha enseñado que lo verdaderamente importante no es lo que logro por mí mismo, sino cómo ayudo a otros a avanzar. Una frase que me ha marcado es: “La vida no se trata de cuántas personas derribas, sino de cuántas levantas.” En un mundo donde la competencia parece dominar, he encontrado consuelo en los pequeños actos de bondad que marcan una diferencia, tanto en la vida de los demás como en la mía.
Uno de los mayores aprendizajes de este año ha sido aceptar mis debilidades. Estar “vestido de debilidad ante Dios” no es señal de derrota, sino de humildad. Reconocer que no tengo todas las respuestas, que necesito ayuda y que en mi fragilidad encuentro fuerza, me ha acercado no solo a mi humanidad, sino también a Dios. De un trabajo estable con un sueldo bueno a un cambio de país donde me he propuesto ser feliz. Me doy cuenta de que, en un mundo que exige perfección, es en mi vulnerabilidad donde más crezco.
Este año también he aprendido a mirar a las personas con nuevos ojos. Muchas veces he sentido que algunos estaban en mi contra, pero he descubierto que “la gente no está en tu contra, está a favor de sí misma.” Un meme que leí en Instagram y que me produjo esta reflexión. Esto ha transformado mi manera de entender las relaciones. En lugar de resentirme, he optado por la empatía, por comprender que las acciones de los demás suelen estar guiadas por sus propias luchas. Este cambio me ha dado paz y me ha permitido centrarme en lo que realmente importa.
A veces, la familia, esas personas a quienes más quieres y en quienes más confías, puede decepcionarte profundamente. Ya sea porque no te entienden, no comparten tus valores o simplemente porque no están ahí cuando más los necesitas, ese dolor puede sentirse como una herida difícil de sanar. Sin embargo, es importante recordar que no debes dejar que esas decepciones definan tu vida ni apaguen tu espíritu. En lugar de hundirte, busca la fuerza para seguir adelante y rodéate de personas que te apoyen incondicionalmente, que te valoren por quién eres y que te impulsen a crecer. A menudo, el amor y el apoyo más sinceros no vienen de quienes esperabas, sino de quienes eligen estar a tu lado sin reservas.
A menudo, el amor y el apoyo más sinceros no vienen de quienes esperabas, sino de quienes eligen estar a tu lado sin reservas
Así, he tomado la decisión de no conformarme con ser tolerado. Este año me he propuesto ir donde me celebren, donde valoren quién soy y lo que aporto. “No vayas donde te toleren, ve donde te celebren” es otra de las frases que anoté y que me ha impulsado a buscar entornos y personas que me valoren, que me motiven a ser la mejor versión de mí mismo. No un lugar que donde vas te celebran como si llegase la realeza, sino en sencillez y donde el amor sea palpable, simple y mutuo.
No todo ha sido fácil en 2024, y he enfrentado fracasos. Pero he aprendido que el fracaso no es el final, sino un maestro invaluable. “Aprendes más del fracaso, así que no dejes que te detenga” ha sido un mantra que me ha dado fuerzas para seguir adelante, entendiendo que cada caída me prepara para un nuevo comienzo.
En esta época, el Papa Francisco ha compartido un mensaje que resuena profundamente en mi corazón. Me ha recordado que la vida es un don extraordinario y que, como decía el Beato Carlo Acutis, debemos ser “originales” y no “fotocopias”. A veces, he caído en la rutina, permitiendo que la costumbre se apodere de mi vida. Pero la Navidad me invita a renovarme, a contemplar el pesebre y a mirar con asombro la humildad de María, José, el Niño Jesús y todos los que, desde su sencillez, encuentran en Él la novedad que transforma sus vidas.
El asombro, nos dice el Papa, no debe limitarse a esta época del año. Cada día es especial, único, un regalo que puedo elegir vivir con entusiasmo y gratitud.
Lo que he podido aprender en la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, las miserias que aún este año sigo viendo en víctimas que recorren el mundo mendigando justicia, las guerras injustas donde sufren los más vulnerables y no los que las convocan, y tantas otras tragedias, no ganarán ni destrozarán nuestro espíritu. Al contrario, que sea un llamado a seguir mirando al pesebre donde nace ese Niño que nos ama incondicionalmente completamente independiente de quienes somos. Nos ama desde un portal donde cabemos todos, especialmente los que se sienten solos y nos invita a recibir el calor de esa Sagrada Familia que nos acoge y no pregunta nada.
Ahora que este año termina, quiero llevar conmigo todas estas lecciones que me ayudan y en las que no soy perfecto: levantar a otros, aceptar mis vulnerabilidades, comprender a los demás, rodearme de personas que me valoren, aprender del fracaso y vivir cada día con el asombro que renueva mi alma.
2024 no ha sido perfecto, pero ha sido un año que me ha transformado profundamente. Entro en 2025 con esperanza, decidido a ser más fuerte, más sabio y, sobre todo, más feliz. Que el próximo año sea una oportunidad para amar más, agradecer más y vivir con más propósito. Me lo deseo a mí -- que me cuesta cumplir lo que me propongo-- pero en especial a todos. Mucha paz y felicidad.
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