"Estamos atisbando pasos cortos y un cauce estrecho de esperanza" Juan Cuatrecasas, a los obispos: "Hagan sus deberes, no como limosna"
Acaba de surgir a la luz pública el informe de los Legionarios de Cristo, un reconocimiento tardío de una práctica abusiva estructural que era conocida por Juan Pablo II y que el Cardenal Sodano también se esforzó por ocultar, loando y protegiendo al principal pederasta, Maciel, y ninguneando a sus víctimas de un modo miserable
| Juan Cuatrecasas
El gran Hipócrates lo decía: la vida es breve, la tarea larga. Y así es, sobre todo cuando hablamos de supervivientes de abusos y agresiones sexuales, esos menores de edad que un día sufrieron en su integridad el ataque más perverso que pueden padecer niñas y niños en pleno proceso de formación de sus personalidades.
Acaba de surgir a la luz pública el informe de los Legionarios de Cristo, un reconocimiento tardío de una práctica abusiva estructural que era conocida por Juan Pablo II y que el Cardenal Sodano también se esforzó por ocultar, loando y protegiendo al principal pederasta, Maciel, y ninguneando a sus víctimas de un modo miserable y a todas luces incoherente con las actitudes que se venden desde la religión católica.
Es cierto que estamos atisbando pasos cortos y un cauce estrecho de esperanza con respecto al trato que desde el Vaticano se venía dando a los casos de pederastia en sus filas.
También es cierto que no todas las conferencias episcopales del mundo están actuando del mismo modo y con la misma urgencia debida, siguiendo las instrucciones del Papa Francisco.
Incluso hay cardenales y obispos en la España del incienso, la mantilla y el perdón que continúan con su afán desmedido de allanar el camino de los victimarios y poner palos en la rueda de las víctimas, incluyendo desprecios, actitudes negacionistas, cinismo crónico y re victimizaciones.
Haciéndonos creer que dan pasos adelante cuando en realidad son para atrás. Es evidente que el trabajo es largo y la vida breve, y la inmediatez es ya una obligación pues no es de recibo que la Iglesia de Pedro, sus congregaciones y prelatura, sigan mirando para otro lado, realizando movimientos desganados y acusando a sus víctimas de verdugos y blanqueando a sus delincuentes, cuando cada vez son más y más las denuncias de tan graves delitos.
Legionarios de Cristo: no es de recibo
No resulta de recibo que como en el caso de los Legionarios de Cristo, se espere al óbito de los pederastas para salir llorando a reconocer parte del daño perpetrado. Los y las supervivientes de ataques a la integridad sexual por parte de sacerdotes y religiosos precisan un reconocimiento, es evidente, pero formando parte del mismo también una reparación. Y de esta se olvidan de un modo nefasto e imperdonable.
El trabajo a realizar con los y las supervivientes no tiene que ser tan largo, porque sus vidas son breves y antes de irse al otro mundo, como sus victimarios con votos y alzacuellos, con o sin sotana, curas o religiosos, necesitan estabilizar su vida e intentar, al menos, ordenar las piezas del puzzle que un macabro día un pederasta desordenó.
Son la Iglesia y su prelatura y congregaciones, y sin duda también los poderes públicos, quienes deben capitanear ese reconocimiento y esa reparación. No dando largas. No afirmando que de momento no lo harán.
No retorciendo una y otra vez el puñal de la desvergüenza y la falta de misericordia en el corazón de sus víctimas, sino actuando de veras como una madre, con empatía, afecto y solidaridad, pero no solo con palabras y movimientos tenues y falsos, sino con hechos.
Esperamos hechos y los esperamos de un modo inmediato y urgente, porque hasta ahora solo se ve la insoportable levedad del ser, unida en casos como España e Italia y sus respectivas jerarquías eclesiásticas, a tramposas conductas poco relacionadas con los legendarios principios del catolicismo.
Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus.
Y seguimos esperando.
Aequam memento rebus in arduis servare mentem.
Y creo que los supervivientes ya han demostrado, hemos demostrado, suficiente y admirable serenidad.
Hagan sus deberes, no como limosna. Sí como una misericorde y humana obligación. La causa, desde luego, lo merece.
Juan Cuatrecasas Asua
Presidente Asociación Infancia Robada
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