La misionera dominica tuvo que huir de Ucrania por la guerra Madre Antonia Estrada: "En Kiev trabajábamos con niños de la calle hasta que nos obligaron a dejarlo todo y salir del país"
Madre Antonia Estrada, misionera española en Kiev durante 25 años. Ha tenido que huir por la guerra de Ucrania
“He estado 25 años de misionera en Kiev. Allí trabajábamos con los niños de la calle, les acogíamos para educarlos en valores y darles cariño”
“Hemos llegado a tener 200 niños, pero estalló la guerra y todo ha tenido que pararse. Tuvimos que huir dejándolo todo”
“Hay momentos que estoy en total oscuridad, pero siempre hay un rayito de esperanza«
“Hemos llegado a tener 200 niños, pero estalló la guerra y todo ha tenido que pararse. Tuvimos que huir dejándolo todo”
“Hay momentos que estoy en total oscuridad, pero siempre hay un rayito de esperanza«
(Conferencia Episcopal Española).- La madre Antonia comenzó su labor misionera desde jovencita. Estuvo 8 años en Venezuela, 25 en Zaire y los últimos 25 años, en Kiev. Esta dominica se volcaba en la capital ucraniana rescatando a los niños de la calle. Les enseñaban a leer y escribir, les educaban en valores, les transmitían la fe y mucho cariño. Pero la guerra se interpuso en su camino y, junto a sus compañeras de misión, se vieron obligadas a abandonar el país.
Una vez aquí, «hemos sido mediadoresy logrado autobuses para que muchos de nuestros niños salgan de Ucrania con sus familias. Prácticamente todos han logrado salir y están a salvo«.
La Iglesia en España cuenta con más de 500 familias en misión y más 10.600 misioneros en 136 países del mundo.
-Madre Antonia… ¿A qué os dedicabais en Ucrania?
-Yo llevo trabajando las misiones desde jovencita, estuve 8 años en Venezuela, 25 en Zaire y otros 25 en Ucrania. Desde el principio nos centramos en la educación, quisimos formar una escuela pero nos fue imposible. El comunismo era muy fuerte y era impensable que unas religiosas abriesen un colegio. El único modo de educar a niños en valores era trabajar con niños de la calle. Empezamos a trabajar en un barrio con estos chicos después de la escuela. Los acogíamos para que no viviesen en la calle, los educábamos en la fe y les dábamos todo el cariño que podíamos. Estábamos contentas.
-¿Cuántos niños teníais en vuestra casa?
-Hemos llegado a tener hasta 200 niños… Pero ha llegado este momento que nadie se esperaba, ni yo ni nadie. Fue algo sorprendente cuando nos llega esa llamada, nos comunican que tenemos que salir de Ucrania, que tenemos que dejar Kiev.
-¿Cómo fue ese momento?
-Empezamos a las seis de la mañana con avisos de bombardeos, nos tuvimos que refugiar en la sala de teatro, las bombas caían en el aeropuerto. Una hora después nos llaman de la embajada española y nos dicen que tenemos que recoger en una hora todo lo necesario y salir de Kiev. Yo fui a la capilla rápido, porque soy la encargada de organizarla. Abrí el sagrario y me llevé a Jesús conmigo… le dije: te vienes con nosotras.
-¿Cómo conseguisteis salir del país?
-Llevamos la Eucaristía todo el camino con nosotros. Nos sentimos privilegiados, el convoy español pasó guiado por otro convoy. Fuimos escoltadas por los GEOS, el viaje duró tres días, se hizo largo pero nos sentimos en todo momento protegidos por el Señor. Así fue como llegamos a Polonia y luego pusimos rumbo a España.
-¿De qué forma se vive desde aquí la guerra después de tantos años en Kiev?
-Es muy duro, con mucha angustia. Hemos sido mediadores y logrado autobuses para que muchos de nuestros niños salgan de Ucrania con sus familias. Prácticamente todos han logrado salir y están a salvo.
Pero sigue siendo muy doloroso. Solo la fe puede ayudar a superar este momento de oscuridad. Aunque también es un momento de esperanza y purificación… pienso en todo lo que el pueblo ucraniano ha sufrido a causa de la Unión Soviética. Yo te confieso que hay momentos en los que estoy en oscuridad total, pero siempre hay un rayo de esperanza.