Obituario de José Luis Sánchez José Máximo Lledó López-Cobo, sacerdote de Jesucristo
Tu corazón, se hizo fortaleza y amor para dar a todos lo que de verdad necesitaban, a ejemplo de Santo Tomás de Villanueva
Al terminar los estudios universitarios, por entonces, asistió a unos cursos sobre el Vaticano II. Más tarde, él me comentó: “Me impresionaron, experimenté la Iglesia en comunión y misión, la entendí como una familia. Eso me lleno de tal modo que pensé en ser sacerdote”
| José Luís Sánchez García, Vicario Episcopal de Cultura y Relaciones Institucionales y de la Vicaría II – Valencia Norte
Querido D. José Máximo Lledó:
Tus manos consagradas para bendecir, fueron copiosamente llenas de ternura para tantos y tantos que se acercaron a ti y acompañaste al Señor.
Tus labios que proclamaron la Palabra de Dios eran ricos en compasión y misericordia.
Tu corazón, se hizo fortaleza y amor para dar a todos lo que de verdad necesitaban, a ejemplo de Santo Tomás de Villanueva.
Te hiciste pequeño por qué eras grande: discreto, sencillo, inteligente, generoso y contemplativo.
Pastor bueno, ahora que ya estás con Nuestro Señor, desde allí, ayúdanos a llegar nosotros también, como era tu deseo evangelizador.
Conocí, siendo yo muy joven, a D. José Máximo. Siempre fue para todos, sin quedarse en nadie. Tuvo una gran capacidad para escuchar y dar solo pequeños consejos. Nunca imponía, siempre proponía.
Sus padres le enseñaron a amar a Dios y a ser muy honrado. Y esto lo llevó a ser honesto siempre, sin buscar nunca los primeros lugares. Por el contrario, ayudaba a todos a estar en el lugar en el que podrían realizar mejor su tarea.Los jesuitas le enseñaron, en Valencia y en la Universidad de Deusto, a descubrir, a través del conocimiento, la Verdad. Gran lector, amante de la teología, historia, temas científicos y la novela, esto le ayudaba a buscar las respuestas necesarias.
Al terminar los estudios universitarios, por entonces, asistió a unos cursos sobre el Vaticano II. Más tarde, él me comentó: “Me impresionaron, experimenté la Iglesia en comunión y misión, la entendí como una familia. Eso me lleno de tal modo que pensé en ser sacerdote”. Por entonces colaboró desde su dimensión jurídica en el “Teléfono de la Esperanza” y, al tiempo, empezó sus estudios teológicos, que le encantaron. Descubría la palabra adecuada a los interrogantes de las gentes.
D. José María García la Higuera le ordenó sacerdote, enviándole a Camporrobles y Fuenrobles. Después fue enviado a Valencia, a las parroquias de Beato Jacinto Castañeda de Benimaclet, San Vicente Ferrer y Nª Sª de la Buena Guía. En esta última fue donde le conocí, lleno de vitalidad, generosidad y amor a Nuestro Señor. Viví a su lado una increíble experiencia pastoral, sentí a un sacerdote amigo y padre que me acompañaba completando mi formación humana y sacerdotal.
Su fidelidad a la Iglesia le llevó a ser un signo en medio de los pobres: siempre interesado por sus problemas, nunca miraba a otro lado. Hasta incluso una persona vulnerable lo tuvo encañonado con una pistola más de dos horas al ser acogido por él en su parroquia. Más tarde, enel barrio de Nazaret, creó una interesante manera de vivir en relación con todas las instituciones del barrio. Allí creo la “Asociación valenciana de ayuda al preso” y fue, desde esta parroquia, capellán de prisiones y arcipreste de la Avenida del Puerto y Poblados Marítimos. Empezó aquí,e n Nazaret, su experiencia de director del colegio parroquial que le llevaría a ser nombrado responsable de todos los colegios diocesanos. De nuevo coincidimos en esta misión, creando un diálogo Fe-ciencia, Fe-razón y Fe-cultura para una pastoral de acercamiento a creyentes y no creyentes.
Volvimos a coincidir en la Iglesia del Temple en la pastoral universitaria. D. José Máximo tenía facilidad para estar con todas las personas de diferente condición, pero su corazón se inclinaba siempre por los más necesitados. Pronto el Sr. Arzobispo le encomendaría Cáritas Diocesana. Ese era su lugar por antonomasia, trabajo con los equipos hasta la extenuación, desde la contemplación, el estudio y la acción caritativa.
Después llegó la etapa de ser Rector del Colegio Mayor-Seminario de la Presentación y Santo Tomás de Villanueva. Esto suponía acercarse más si cabe al santo que le había influenciado en el seminario, pues fue colegial allí y desarrolló hasta nuestros días una relación con seminaristas y sacerdotes donde siempre proponía nuevas direcciones para vivir mejor el sacerdocio en nuestro momento actual: las dimensiones contemplativa y pastoral unidas a la formación permanente y estar a la escucha de los problemas de todos. Tantos sacerdotes le consideran padre y amigo.
Creó con la Universidad Católica de Valencia la Cátedra de la Caridad. En esta universidad fue muchos años miembro de su patronato y capellán universitario. De nuevo, su interés por el conocimiento, en este caso de los problemas de la pobreza y el hambre. Otra vez juntos en esta tarea organizando congresos, jornadas y seminarios con grupos de investigadores hasta hoy.
Es nombrado Delegado del Clero de la archidiócesis y presidente de la Fundación Canónica «Mare de Déu dels Innocents i Desamparats» MAIDES: amigo de los sacerdotes no dejaba de acercarse a ninguno que le necesitara o le cuestionara. Así también con los más necesitados desde esta fundación.
En estos últimos meses el cardenal Cañizares le nombró canónigo de la Santa Iglesia Catedral, en reconocimiento a una vida de entrega sacerdotal: maestro, pastor, padre, siervo lleno de Vida, proclamando la Esperanza, en los últimos años desde su querida Iglesia del Salvador.
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