Propuesta de evangelización desde la parroquia, aunque parezca audaz Oportunidad del resto VS Resistencia del residuo
Durante la semana santa, he notado a varias personas mayores, principalmente mujeres, expresando su preocupación por la disminución de la participación en las celebraciones religiosas
En medio de los desafíos actuales, surge una pregunta crucial que impacta la identidad de un grupo: ¿Seremos considerados un "resto" o un "residuo"?
Esta dicotomía plantea la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las medidas que podemos implementar para abordar esta situación y garantizar el cuidado del "resto", siempre disponible?
Así, en la encrucijada entre ser un "resto" o un "residuo", se revela la importancia de la acción concreta y la autenticidad en la vivencia de la fe
Esta dicotomía plantea la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las medidas que podemos implementar para abordar esta situación y garantizar el cuidado del "resto", siempre disponible?
Así, en la encrucijada entre ser un "resto" o un "residuo", se revela la importancia de la acción concreta y la autenticidad en la vivencia de la fe
| Por un Mundo Mejor
(Servicio de Animación Espiritual por un Mundo Mejor).- Durante la semana santa, he notado a varias personas mayores, principalmente mujeres, expresando su preocupación por la disminución de la participación en las celebraciones religiosas. Sus historias nostálgicas resaltan una época en la que las familias completas asistían con entusiasmo a estos eventos, incluso si los jóvenes se resistían, todos participaban con alegría.
En la actualidad, se observa una disminución generalizada en la participación en los sacramentos y celebraciones en las parroquias, lo que contrasta con la imagen del pasado donde las familias llenaban los lugares de culto con entusiasmo. La participación ha disminuido en todos los sacramentos y celebraciones, a excepción de los funerales, que aún se llevan a cabo con mayor regularidad, especialmente en el ámbito rural, donde es común que los difuntos pasen por la parroquia.
Visualmente, esta situación puede resumirse en la siguiente imagen, aplicable a muchas familias españolas: abuelos que fueron practicantes devotos de la fe católica, hijos que, aunque fueron criados en esta tradición, no practican activamente la religión, y nietos que han perdido la identificación con cualquier tradición religiosa.
La singularidad de la situación actual radica en el hecho de que estamos siendo testigos del fin del cristianismo de cristiandad en Europa. El proyecto que ha prevalecido durante siglos se está desmoronando ante nuestros propios ojos. Aunque el Concilio Vaticano II ya había comenzado a mostrar señales de su decadencia, todavía no se había manifestado plenamente en términos sociales y religiosos. Como afirmó Tillard, no somos los últimos cristianos, pero sí somos "los últimos testigos de una cierta manera de ser cristianos".
En medio de los desafíos actuales, surge una pregunta crucial que impacta la identidad de un grupo: ¿Seremos considerados un "resto" o un "residuo"? La diferencia entre estos términos radica en la vitalidad del grupo y su compromiso con su misión. Mientras que "resto" sugiere que, a pesar de las adversidades, el grupo sigue vivo y tiene la intención de perseverar, el "residuo" implica inutilidad y carencia de vitalidad, llevando a la necesidad de ser descartado.
Esta dicotomía plantea la siguiente interrogante: ¿Cuáles son las medidas que podemos implementar para abordar esta situación y garantizar el cuidado del "resto", siempre disponible? En este contexto, la reflexión del Papa Francisco sobre la evangelización ofrece dos metáforas poderosas: la "persona-cántaro" y la Iglesia como "hospital de campaña". La primera se centra en la proclamación del mensaje del evangelio y la conversión personal, mientras que la segunda destaca la dimensión social y el cuidado de los más vulnerables.
A pesar de las diferencias entre estas metáforas, ambas comparten una prioridad clave: el servicio a la persona. En consonancia con el Evangelio, el Papa destaca que Jesús busca seguidores que no solo crean teóricamente, sino que también sean testigos vivos de su fe. La transparencia y coherencia se presentan como esenciales para proclamar con firmeza lo que realmente tiene sentido en la vida de cada individuo.
Así, en la encrucijada entre ser un "resto" o un "residuo", se revela la importancia de la acción concreta y la autenticidad en la vivencia de la fe. La pregunta sobre las medidas a implementar adquiere así un matiz más profundo, llevando a reflexionar sobre cómo garantizar no solo la supervivencia, sino también la vitalidad y el impacto positivo del Evangelio en nuestras vidas y en la sociedad.
Propuesta de evangelización inicial
En estos tiempos de incertidumbre, puede parecer audaz proponer una iniciativa de evangelización que tenga como punto de partida la parroquia, o incluso varias parroquias. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, esta es una oportunidad única. Creemos que el Espíritu de Jesús sigue presente en medio del "resto", es decir, aquellos que, aunque no sepan cómo, están dispuestos a hacer todo lo necesario para anunciar la buena noticia en este mundo y a su gente.
El objetivo de esta iniciativa es que el "resto" encuentre en sí mismo, a través de la conversación espiritual y animado por el Espíritu, la fuerza para continuar viviendo el desafío de humanización que nos ofrece el seguimiento de Jesús. Al mismo tiempo, buscamos que puedan elaborar propuestas creativas de forma conjunta, permitiéndoles testimoniar su fe en Jesús de Nazaret y sentirse parte de una Iglesia sinodal y en salida, tal como nos propone el papa Francisco.
La clave de esta propuesta radica en abordar dos dimensiones esenciales de la evangelización actual: prestar atención a la singularidad de cada persona en sus relaciones y cuidar a los más vulnerables.
Pasos iniciales: Escucha – oración – servicio
Tras varios años de trabajo y experimentación en la actualización de nuestro Servicio de Animación Espiritual, hemos constatado que la actitud de escucha es fundamental para abordar la situación actual. Esta actitud nos permite comprender la realidad tal como la experimentan las personas, confiando en que el Espíritu del Señor nos acompaña en nuestro camino histórico. Además, es crucial promover tanto la oración individual como la comunitaria, así como revisar y mejorar nuestro servicio de solidaridad.
Algunas líneas de acción que nos parecen más significativas en la situación actual:
Los presbíteros viven la experiencia de la “Conversación espiritual”... Se propone a los presbíteros la posibilidad de vivir una experiencia de conversación espiritual y se ofrece el acompañamiento.
Comunicar y compartir la propuesta a las personas y grupos activos en la parroquia u otros que deseen unirse y hacer la experiencia de la “Conversación espiritual”...
Habilitar en la “Escucha” a un grupo de personas mediante el taller: ESCUCHAR POSIBILITA EL ENCUENTRO, para luego promover y acompañar "grupos de escucha de la realidad" germen de una nueva forma de vida grupal o parroquial con capacidad para, encarnados en su realidad, presentar un testimonio de vida propiamente evangelizador, desde la propia vida y desde los distintos servicios que pueda prestar en la parroquia..
Fortalecer la atención a los excluidos y vulnerables. La parroquia se enfoca en brindarles un apoyo más sólido y empático, con el firme propósito de ayudarlos en su búsqueda de inclusión.
Fomentar la oración personal y comunitaria. La parroquia ofrece procesos para cultivar la oración personal y crea un equipo dedicado a desarrollar y ofrecer un proceso de oración y celebración comunitaria de la fe.
No se trata solo de formación, sino de practicar y adquirir experiencia en una nueva forma de relacionarse: con uno mismo, con los demás y con Dios. No es una solución mágica que resolverá todos los problemas, sino una propuesta para adoptar una perspectiva diferente que nos ayude a vivir en esta época de cambios, siendo testigos de Jesús, el Cristo, en medio del mundo.
Desde nuestro Servicio de Animación Espiritual, hemos experimentado este proceso a través de diferentes grupos y estamos listos para acompañar a otros en este camino. Esta tarea requerirá al menos dos años para evaluar si las acciones implementadas están dando resultados. Es importante realizar una evaluación del progreso y lo aprendido durante este tiempo. Esta reflexión será de gran ayuda para tomar decisiones informadas sobre los próximos pasos a seguir.
Servicio de Animación Espiritual
Por un Mundo Mejor.
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