"El Papa Francisco prefiere la pastoral de preguntas, más que la moral de respuestas" Preguntar al Espíritu y preguntar al pueblo
(Juan Masiá, sj).- Papa Francisco prefiere la pastoral de preguntas, más que la moral de respuestas. Preguntas para discernir, más que respuestas prefabricadas. Pastoral de sanación y escucha, en vez de moral de condenaciones y recetas. Como los buenos médicos, pregunta para diagnosticar, en vez de recetar sin diagnosticar. Sabe que no hay enfermedades, sino enfermos y que no se puede diagnosticar solamente ante la pantalla del ordenador sin mirar el rostro de las personas.
Francisco practica lo que recomienda. Al enviar a todo el "pueblo fiel" las preguntas sobre los temas a deliberar en la iglesia, está poniendo en práctica el método de discernimiento evangélico que recomienda insistentemente en su exhortación La Alegría del Evangelio (Evangelii gaudium).
Ya en la convocatoria del anterior Sínodo extraordinario (2014) manifestó su propósito de desencadenar un "proceso sinodal de deliberación" que implicase a todas las comunidades durante estos dos años. Por eso envió las preguntas del documento preparatorio para ser respondidas por todo el "pueblo fiel", en vez de dirigirlas como hasta ahora solamente a los obispos. (Lamentablemente, hubo diócesis cuyos obispos ni siquiera enviaron el documento a las parroquias).
Esta vez Francisco ha decidido que la Relatio Synodi (Relación final del Sínodo de 2014), tal como los obispos concluyeron, se convierta en documento preparatorio (Lineamenta), como material de trabajo para la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (2015). Va acompañada de una larga y densa colección de preguntas para que todo el pueblo creyente (y no solo sus obispos) dialogue y discierna comunitariamente a lo largo del año y envíe su parecer como contribución a la deliberación sinodal.
Este proceso de deliberación encarna el método de discernimiento recomendado en la exhortación Evangelii gaudium (EG) , insignia emblemática de la primavera de reforma eclesial. Francisco invita en esa exhortación a que tengamos una doble pasión: "pasión por Jesús" y "pasión por el pueblo", a la espiritualidad de "reconocer a Dios" y "reconocer al otro" (EG, cap. 5).

Recuerda Francisco a los agentes de pastoral que Jesús se irritaba frente a los maestros exigentes que enseñan la Palabra de Dios sin dejarse iluminar por ella y atan sobre los hombros del pueblo cargas pesadas que ellos no soportarían. Dice Francisco que "El predicador necesita también poner un oído en el pueblo, para descubrir lo que los fieles necesitan escuchar. Un predicador es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo..." Se trata de conectar el mensaje del texto bíblico con una situación humana, con algo que ellos viven, con una experiencia que necesite la luz de la Palabra. Esta preocupación no responde a una actitud oportunista o diplomática, sino que es profundamente religiosa y pastoral (EG 154)".
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