"Te vemos cansado, sí. Y nos duele. Nos duele porque te queremos, porque sabemos cuánto has dado, cuánto sigues dando" "Francisco, te queremos. Francisco, te necesitamos"

"Verte así, sereno y tranquilo, con esa paz que solo puede venir de Dios, nos conmueve hasta lo más hondo. Hay en tu imagen una luz especial, la luz de quien ha entregado la vida entera al servicio de los demás, de quien ha sabido cargar las cruces de la Iglesia y del mundo con una sonrisa, con humildad, con fe inquebrantable"
"Nos has mostrado que Dios no es un juez severo, sino un Padre que abraza, que perdona, que levanta. Has sido ese rostro de Cristo para nosotros"
"Querido Papa Francisco: el mundo aún necesita de tu voz serena y clara que nos recuerda que la paz es posible, que el perdón es la clave y que solo el amor transforma"
"Querido Papa Francisco: el mundo aún necesita de tu voz serena y clara que nos recuerda que la paz es posible, que el perdón es la clave y que solo el amor transforma"
Querido Papa Francisco,
Hoy, al contemplar tu imagen después de este tiempo de fragilidad y recuperación, nuestros corazones se llenan de una ternura profunda, de un cariño sincero que brota del alma. Verte así, sereno y tranquilo, con esa paz que solo puede venir de Dios, nos conmueve hasta lo más hondo. Hay en tu imagen una luz especial, la luz de quien ha entregado la vida entera al servicio de los demás, de quien ha sabido cargar las cruces de la Iglesia y del mundo con una sonrisa, con humildad, con fe inquebrantable.
Te vemos cansado, sí. Y nos duele. Nos duele porque te queremos, porque sabemos cuánto has dado, cuánto sigues dando. Nos has mostrado el rostro más humano, más cercano y más misericordioso de Dios. Nos has enseñado que la ternura es también una fuerza, que la compasión puede mover montañas y que la verdadera grandeza está en servir, en inclinarse para lavar los pies de los otros.
Nos has hecho sentir amados, comprendidos y acogidos, incluso en medio de nuestras heridas y contradicciones. Has sabido mirar más allá de las normas y las apariencias para tocar el corazón de cada persona. Y por eso hoy te queremos tanto. Porque nos has mostrado que Dios no es un juez severo, sino un Padre que abraza, que perdona, que levanta. Has sido ese rostro de Cristo para nosotros.
Ahora te vemos frágil y vulnerable, y quisiéramos abrazarte como tú nos has abrazado tantas veces con tus palabras, con tus gestos sencillos, con ese sentido del humor que hace más llevadera cualquier carga. Quisiéramos pedirte que te quedes, que no nos dejes todavía. Que el mundo aún necesita de tu voz serena y clara que nos recuerda que la paz es posible, que el perdón es la clave y que solo el amor transforma verdaderamente el corazón humano.
Francisco, te necesitamos. Eres una bendición. Tu vida es un testimonio vivo de la esperanza que nace de la cruz, de la alegría que brota del Evangelio. Gracias por seguir ofreciéndote, por seguir siendo pastor incluso en medio de la fatiga. Gracias por mostrarnos que la santidad no está en la perfección, sino en la entrega cotidiana y humilde.
Pedimos a Dios que te sostenga, que te dé fuerzas, que te regale la salud que necesitas para seguir caminando con nosotros. Pero, sobre todo, le pedimos que te colme de su paz y de su ternura, la misma ternura con la que tú nos has bendecido a lo largo de estos años
Hoy rezamos por ti con el corazón lleno de amor y gratitud. Pedimos a Dios que te sostenga, que te dé fuerzas, que te regale la salud que necesitas para seguir caminando con nosotros. Pero, sobre todo, le pedimos que te colme de su paz y de su ternura, la misma ternura con la que tú nos has bendecido a lo largo de estos años.
Francisco, te queremos. Francisco, te necesitamos. Y pase lo que pase, sabemos que seguirás siendo nuestro pastor y nuestro padre en la fe, porque tu huella ya está grabada en nuestras almas.
Con amor profundo y oraciones constantes, Tu pueblo, que te quiere y te acompaña.
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