Ha empezado la gran ofensiva contra el Papa Francisco.
Lo odian los papistas de siempre, lo ningunean los iluminados de siempre, lo desprecian todos los poseedores de la verdad.
Le espera un terrible martirio, ya lo viene padeciendo desde que se asomó al balcón de los recién elegidos para darnos su bendición.
Todos lo quisiéramos a nuestro servicio, y él se empeña en estar al servicio del evangelio, de los pobres, de Jesús.