El fútbol hoy es negocio, política, poder… es mentira Santoral 'futbolero'
"¿Pero es posible que 'con la que está cayendo' en todo orden de cosas, el futbol y las “futbolerías” lleguen a constituirse en eje de tanto interés e importancia para la marcha de la sociedad…?"
"Mayoritariamente futbolistas y 'futboleros' no son buenos ejemplos de nada… La conversión -reconversión- del futbol en otra religión, con toda la gama de consecuencias, es ciertamente perverso. Es apéndice de las “plagas de Egipto"
"El futbol hoy es todo, menos deporte. Es negocio. De ocio, nada de nada. O muy poco. También es política. ¿Es 'patriotismo'? Es poder. Es signarse y persignarse antes de saltar “al terreno de juego”. Es patada. Es regate y regatería. Engaño. Es mentira"
"Es positivo el dato deportivo de que, por fin, la mujer tenga su liga -futbol femenino- y que sus perspectivas sean positivas tanto nacional como internacionalmente. Por algo se empieza"
"El futbol hoy es todo, menos deporte. Es negocio. De ocio, nada de nada. O muy poco. También es política. ¿Es 'patriotismo'? Es poder. Es signarse y persignarse antes de saltar “al terreno de juego”. Es patada. Es regate y regatería. Engaño. Es mentira"
"Es positivo el dato deportivo de que, por fin, la mujer tenga su liga -futbol femenino- y que sus perspectivas sean positivas tanto nacional como internacionalmente. Por algo se empieza"
Lo mismo “Santos futboleros”, que “Dioses “futboleros” pudieran empadronar con aproximada perfección y elocuencia estas reflexiones acerca de uno de los temas que suscitan en España, y fuera de España, mayor interés en tertulias, programas y noticiarios nacionales e internacionales, en su variedad de versiones.,
¿Pero es posible que “con la que está cayendo” en todo orden de cosas, el futbol y las “futbolerías” lleguen a constituirse en eje de tanto interés e importancia para la marcha de la sociedad…? Sí, es posible y para muchos, hasta la única y preclara ocupación, o preocupación, remunerada o sin remunerar.
De sana ejemplaridad deportiva para la juventud por parte de los ejercientes por esos “campos de Dios”, nada de nada. Otro engaño y este, descomunal, aunque revestido de inocencia. Mayoritariamente futbolistas y “futboleros” no son buenos ejemplos de nada. Por supuesto que tampoco lo son sus “administradores” y a quienes les fue confiada su representación, ascenso, descenso y cuentas corrientes, con primaria insistencia en burlar las leyes y normas fiscales con la mayor impunidad, si fueran requeridos por las autoridades del ramo.
Los comportamientos “legales” o para- legales, que ofrecen los futbolistas en las Delegaciones de Hacienda, con la anuencia de los clubs respectivos, el conocimiento de sus directivos, y sus orientaciones financieras, no son ni serán jamás imitables. No hay día en el que los medios de comunicación no se encarguen de suministrar temas de tertulia, aunque “con diversidad de opiniones”, pocas a favor y muchas en contra.
Poner de ejemplos a los “divos” futboleros y elevarlos a la categoría social de la que suelen disfrutar, es ofender a la mayoría de mpresarios y trabajadores “currantes”, quienes para más “inri”, son sus devotos seguidores que, en definitiva, son los que financian nóminas y emolumentos que superan toda evaluación y cultura. Insisto en que desgraciadamente de muy pocas cosas pueden ser y son los futbolistas ejemplos, y menos para la juventud y sus progenitores.
¿Acaso lo son de la patria “chica “o “grande”, de los colores del club al que sirven, y agradecidos a sus partidarios y “aplaudidores” de sus lindezas (¿?) artísticas?. De lo que podrían ser “ejemplos” de verdad sería de afanarse y ufanarse por conseguir los más altos sueldos, plácemes y aplausos, superiores a los del resto de compañeros.
El dato de que, a instancias de los directivos, han de ofrecerles los trofeos y “copas” a la patrona de la Ciudad en cualquiera de sus devotas advocaciones, de religiosidad verdadera, nada o casi nada. Es un rito. Otro más. Disponer de capellán propio, nombrado por la Curia diocesana, y para cuyo “cargo pastoral” el listado de aspirantes es tan amplio, apenas si significa y es otra bagatela…
"La conversión -reconversión- del futbol en otra religión, con toda la gama de consecuencias, es ciertamente perverso. Es apéndice de las “plagas de Egipto”
Es pecado social de características significativamente graves que, de entre tantas noticias “talibaneras”, guerras, amenazas de guerras, pandemias coronavíricas y otras, subidas de precios de la energía eléctrica, desertización de las tierras, incendios forestales, hambres-hambres y tantas calamidades y perversión de valores comenzando por los “democráticos” y religiosos, futbolistas y “futboleros” aparezcan protagonizando las primeras páginas y titulares de los medios de comunicación y de los temas de conversación .
La conversión -reconversión- del futbol en otra religión, con toda la gama de consecuencias, es ciertamente perverso. Es apéndice de las “plagas de Egipto”.
El futbol hoy es todo, menos deporte. Es negocio. De ocio, nada de nada. O muy poco. También es política. ¿Es “patriotismo”? Es poder. Es signarse y persignarse antes de saltar “al terreno de juego”. Es patada. Es regate y regatería. Engaño. Es mentira. Es intento de engañar al árbitro, aun testificando públicamente haber marcado un gol con la mano, pero que, en aquella ocasión y no en otra, esta era nada menos que “la mano de Dios”. En el futbol se cultiva, en ocasiones, la compasión por el “contrario”, aunque no siempre. El futbol es “reglamento”, pero entre sus características está la de no tener que cumplirse.
En el futbol y sus aledaños todo, o casi todo, se compra y se vende. Y no me refiero al sector de las chucherías. También al de los goles, penaltis –“pena máxima”-, tarjetas amarillas y rojas. ¿Que el triunfo es obra de todos, con inclusión de los espectadores? Afirmativo. Pero los goles solo se les adscriben y premian a uno de los futbolistas. Las paradas de los penaltis, también solo a otro.
Es positivo el dato deportivo de que, por fin, la mujer tenga su liga -futbol femenino- y que sus perspectivas sean positivas tanto nacional como internacionalmente. Por algo se empieza. Para muchos, es negativo que los domingos, y su denominación litúrgica, lleguen ya a ser mejor conocidos popularmente como “días de fútbol” -y más con ocasión del encuentro-enfrentamiento entre “los eternos rivales”,- que simple y devotamente como “Días del Señor “, tal y como fueron conocidos y respetados “por los siglos de los siglos.
Hoy por hoy, al haber fútbol programado para todos los días, no todo estos lo son del Señor, sino de los “señores” y “señoras” futbolistas.
¡Y que gane el mejor¡
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