Antonio Aradillas Seminarios conciliares

(Antonio Aradillas).- "Llámase Seminario Conciliar- "relativo o perteneciente a la semilla"-, a la casa destinada para la educación de los jóvenes que se dedican al estado eclesiástico"."Mayor" o "Menor" especifican la edad y los estudios de los respectivos alumnos. Hasta tiempos muy recientes, en cada demarcación diocesana el seminario - era referencia de incuestionable importancia pastoral, y preocupación principal de obispos, sacerdotes y laicos.

En plena campaña a favor de la promoción de las vocaciones sacerdotales -"Día del Seminario"-, coincidente con la festividad de san José, estas y otras reflexiones podrían ser provechosas, a la vez que inspiradoras de nuevas y eficaces formas de preparación para el ejercicio sacerdotal, uno de los problemas de mayor relevancia y dificultad que hoy registra, lamenta y padece la Iglesia.

Será obligado reconocer, en primer lugar, la ingente capacidad de imaginación de la que hicieron uso quienes en principio decidieron dedicarle a la idea del seminario la festividad de san José, esposo de María, y oficialmente padre de Jesús. Por muchas y santas coincidencias existentes entre la casa-taller, ambiente y rectores y "directores espirituales" de Nazaret y los seminarios conciliares y diocesanos posteriores y actuales, no pocas de las dificultades son insalvables de por sí.

Tal y como son, se administran y promocionan los seminarios, estos demandan profundas y urgentes reformas. Así lo proclaman las estadísticas con humildad, humanidad y veracidad de números, con datos y otras circunstancias sagradamente fiables.

Los seminarios desaparecieron en unas diócesis y en las más están a punto de echar el cierre. No sé de qué forma y modo la autocrítica ejerce con tanta cicatería su ministerio en esta esfera de la Iglesia, ausente por naturaleza en otras, invocando para ello que la voluntad salvadora de Dios no permitirá la desaparición del sacerdocio, no solo como vocación, sino como profesión, y aún como "carrera".

Más o menos providencialmente, las leyes actuales civiles de educación, para establecer "conciertos especiales" educativos, han exigido la reconversión en colegios, mixtos por supuesto, de los seminarios menores y estos aprovechan sus proporciones, a veces monumentales y las aulas y demás instalaciones se pueblan igualmente de niños que de niñas. ¡Quién diría hace poco años que la coeducación habría de ser forma y solución salvadora de los seminarios...¡

Pese a determinadas, explicables y aún escandalosas reticencias de algunos educadores religiosos, otros llegaron a descubrir a tiempo que la convivencia entre chicos y chicas contribuye positivamente a la formación integral del futuro sacerdote, de cuyo campo pastoral ellos y ellas formaran parte, por igual, y sin conciencia alguna de "`pecado". La imagen de Dios perdura tanto en el hombre-varón como en la mujer, por lo que resulta anacrónico, enfermizo, anti pastoral, anti bíblico y a- teológico cualquier tipo de discriminación entre los seres humanos.

Lo siento, en parte, por el gran esfuerzo que en el reciclaje ascético y espiritual han de afrontar los educadores "tradicionales" de los seminarios, con títulos de "directores espirituales" y asimilados, jamás preparados en tales ciencias, sino confiados en la buena voluntad propìa, y en ayudas "extras" de la Divina Providencia en permanente actividad milagrosa.

No pocos "directores espirituales", y sus disciplinas -"artilugios penitenciales, normas o interpretaciones de la voluntad de Dios"-, influyeron en incontables futuros sacerdotes para ser activos clientes de los establecimientos y de los profesionales de la noble ciencia de la psiquiatría. Con el cilicio y con la sotana, por poner un ejemplo, por muchas y fuertes "tentaciones de la carne" que se tengan, no será jamás posible jugar al fútbol.

Los seminarios menores - colegios mixtos, y los estudios teológicos en Universidades Eclesiásticas, con compañeras seglares, facilitará, en conformidad con los planes de Dios y de la pastoral conciliar del Vaticano II, e interpretaciones frecuentes del papa Francisco, el diálogo con el mundo y la integración de los futuros sacerdotes en él están asegurados.

¿Recabar dinero-limosna en el "Día del Seminario"? Pienso que, así las cosas, esta parte de la referida "campaña benéfica" pertenece a una rutina clerical más, carente hoy de veracidad y sentido, y que, en ocasiones, llega a definir trabajos y actividades noblemente contribuíbles."Pordiosear" por pordiosear no siempre le es grato a Dios, por mucho que lo declare, implore y confiese esta palabra, que en tantos imprime carácter.

En los seminarios, ni siquiera en los llamados "menores", jamás los educadores aspirarán a que el término litúrgico "Amén" sea en ellos "santo y seña" de la formación-educación recibida. Si estos seminarios, y más los "mayores", fueron ates academias de aprendizaje del "Amén", hoy, gracias a las leyes civiles y a los conciertos oficiales, las cosas están cambiando para bien.

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