"En contradicción con el evangelio y con el ejemplo que definiera a Ella" A la Virgen le sobra dinero
"Sí, y tal y como literalmente suenan y resuenan estas palabras, a la Virgen le sobra el dinero… le sobran riquezas… Las inscripciones que están a su nombre, en relación con sus templos"
"En verano, son muchos los días y los acontecimientos en los que a sus imágenes se les obliga a ser portadoras de títulos y signos religiosos extremadamente ricos"
"Por títulos, humanos y 'divinos', ni hay ni habrá otra mujer en la historia que sea y se considere tan “rica” como María la de Nazaret"
"Las fiestas de la Virgen, así como su devoción a la Madre de Dios y Madre nuestra a la vez, precisan de una revisión profunda, pastoral y litúrgica y, en definitiva, teológica"
"Por títulos, humanos y 'divinos', ni hay ni habrá otra mujer en la historia que sea y se considere tan “rica” como María la de Nazaret"
"Las fiestas de la Virgen, así como su devoción a la Madre de Dios y Madre nuestra a la vez, precisan de una revisión profunda, pastoral y litúrgica y, en definitiva, teológica"
Sí, y tal y como literalmente suenan y resuenan estas palabras, a la Virgen le sobra el dinero. Y conste que en este caso, aquella cuyo nombre se ha de escribir y pronunciar con todas sus letras mayúsculas de MARÍA, Madre de Dios. Para mayor información se reseña, que fue esposa de un carpintero -artesano- llamado José, ambos avecindados en Nazaret, pero desplazados en cierta ocasión a Belén, por imperativos censales, donde nació Jesús, en unas condiciones de pobreza-pobreza impropia de los seres humanos.
El portal, los animalitos domésticos y por domesticar, que recibieron al Niño, la carencia absoluta de casi todo y alguna que otro eco del concierto de ángeles celestiales alertados por los arcángeles, del alumbramiento del hijo, mitigaron la escasez y miseria. María tenía una prima que se llamaba Isabel, pero vivía lejos de allí, a la que también le había nacido otro niño que se llamaría Juan.
Y ahora resulta que a María, pobre de solemnidad, en aquellas circunstancias, le sobran riquezas… Las inscripciones que están a su nombre, en relación con sus templos, dedicados a la diversidad de sus motes y advocaciones, así lo proclaman y cantan, pese a que en su “Magníficat” se empeñe en destacarnos que Dios es amigo de los pobres, que los ricos, por ricos, tienen y tendrán como tales e inmisericordemente, vacías las manos y que el verbo “compartir”, ni siempre, ni mucho menos, es conjugable por activa, aunque el diseño de vida “religiosa” que se tenga, pase y se esclavice por el templo de Jerusalén y por otros que le habría de substituir el día de mañana, con nombres distintos impuestos por las creencias del tipo y signo que sean.
En los tiempos y espacios veraniegos en los que nos encontramos católicamente, en cuyos ciclos se enmarcan festividades dedicadas a María, esposa de José, son muchos los días y los acontecimientos en los que a sus imágenes se les obliga a ser portadoras de títulos y signos religiosos extremadamente ricos, en contradicción con el evangelio y con el ejemplo que definiera a Ella y también a los suyos.
Los patrocinadores -curas, obispos, Cofradías, Hermandades, alguna parte del pueblo “fiel” y piadoso… no escatiman el uso y abuso de bienes materiales de fortuna, que hacen ser y aparentar ricos a los ricos, para expresar y enaltecer más que a la Virgen, - a su Virgen-, que es lo que les enseñaron y les predicaron acerca de Ella, menos lo relacionado con ser la autora del “Magníficat”, vecina del pueblo y una más de sus convecinas…
Lo de “Emperatriz”,“Reina de los Cielos”, “Rosa Mística”, “Torre de marfil”, “Alcaldesa a perpetuidad”, y otros “detalles”, lo echa la Virgen prestamente al olvido, y quedó y queda mariológicamente convertida en “esclava del Señor” y “madre de misericordias”, dándonos ejemplos de vida.
Por títulos, humanos y “divinos”, advocaciones, coronas, cuadros y pintores, imágenes e imagineros, andas, templetes, joyas y joyeros, devotos y devotas, instituciones, organismos y organizaciones a Ella consagrados y que acaparan ser y actuar en su nombre, santuarios, templos, catedrales, abadías, abades y abadesas, cantos y poesías… ni hay ni habrá otra mujer en la historia que sea y se considere tan “rica” como María la de Nazaret, de cuyo pueblo, y a tenor de lo que narran las crónicas de su época y las “malas lenguas”, no podía proceder nada ni nadie que de verdad fuera bueno o buena…
Las fiestas de la Virgen, así como su devoción a la Madre de Dios y Madre nuestra a la vez, precisan de una revisión profunda, pastoral y litúrgica y, en definitiva, teológica. No pocas de ellas no llegan ya a ser ni siquiera cristianas, por muchos cirios que se enciendan en sus procesiones, por elocuente que haya sido el padre predicador del triduo, del novenario o de la “solemne función “ religiosa , y más si el invitado fue obispo, por muchos curas que se hallen presentes y las correspondientes autoridades civiles o políticas de la localidad y de la Autonomía, sin faltar detalle alguno litúrgico o para-litúrgico.
Y, por ahora y para terminar, la reseña de esta curiosa, empobrecida y elocuente anécdotade carácter económico, tal vez por aquello de que “la pela es la pela”: acaban de emitir en el Principado de Andorra una partida de 70.000 euros, en monedas de dos, en una de cuyas caras se halla esculpida la imagen sedente de Nuestra Señora la Virgen de Meritxisiell, el recuerdo de su coronación canónica se celebra este año, como patrona de los Valles del Pirineo…
Aduzco con devoción tal gesto político- administrativo y religioso, popular por demás, con el santo y sano convencimiento de que a san José, a la Virgen, al Niño Jesús, a los Reyes Magos, al mismo Herodes, a la borriquita, al buey y hasta a los coros angélicos les habrá servido el gesto, de alegría, inocencia y felicidad.
Todo es -será- cuestión de amor, pero a la vez, y sin olvídalo, también de catequesis y de oportunidad.