¿Conoce usted a algún 'informador religioso crítico', es decir, bíblicamente 'profeta', no decapitado? La Iglesia española necesita otro equipo de informadores 'religiosos'
"Más que desde las trincheras ideológicas propaladas por la 'prensa impía y blasfema', quienes permanecen en activa disposición para causarle el mayor daño posible a la Iglesia, pertennecen y son de su mismo redil"
"Con el uso de los medios de comunicación social, cuya titularidad pertenece a la misma Conferencia Episcopal Española, la Iglesia no está bien servida. No es 'buena noticia'. No es 'evangelio'. Necesita otro equipo"
"En la última Asamblea, se ha nombrando presidente de la Comisión al obispo de Cartagena-Murcia, quien se hizo reciente noticia irreligiosa, al haberse comportado 'anticoranovíricamente' cometiendo el 'desliz' de mentir, al colocarse el primero en la fila de sus diocesanos…"
"¿Conoce usted a algún 'informador religioso crítico', es decir, bíblicamente 'profeta', no decapitado, o no 'suspenso a divinis' u otras 'gentilezas' canónicas?"
"En la última Asamblea, se ha nombrando presidente de la Comisión al obispo de Cartagena-Murcia, quien se hizo reciente noticia irreligiosa, al haberse comportado 'anticoranovíricamente' cometiendo el 'desliz' de mentir, al colocarse el primero en la fila de sus diocesanos…"
"¿Conoce usted a algún 'informador religioso crítico', es decir, bíblicamente 'profeta', no decapitado, o no 'suspenso a divinis' u otras 'gentilezas' canónicas?"
Aunque duela decirlo y uno de exponga inexorablemente a descalificaciones eclesiásticas oficiales u oficiosas, no queda más remedio que recordar tantas palabras del papa Francisco que apuntan a que los verdaderos enemigos de la Iglesia están instalados en mayor proporción y eficacia dentro, que fuera de ella. Más que desde las trincheras ideológicas propaladas por la “prensa impía y blasfema”, quienes permanecen en activa disposición para causarle el mayor daño posible a la Iglesia, pertennecen y son de su mismo redil.
La Iglesia del Vaticano II, del papa Francisco, concentrada y “rezada” “en salida” y “sinodalmente”, es atacada en la actualidad con argumentos que se dicen eclesiásticos y hasta con la legitimidad que le fue conferida a las “cruzadas, al margen de las interpretaciones hermenéuticas que mitigaran en parte su monstruosidad.
No son pocos los obispos “sedentes” en sus cátedras sagradas y en el escalafón de sus carrerismos, que temen perderlo, y que hasta públicamente adoctrinan al “pueblo fiel” de que los caminos que lleva la Iglesia “conciliar” están trazados por el diablo y sus compinches. Estos mismos obispos y sus adláteres, se hacen frecuentes -diarias- noticias en los medios de comunicación, entre curas, monjas, niños, y frailes, por acción u omisión, sin dejar de lado negocios eclesiásticos , aún con el dinero perteneciente en su totalidad al “Óbolo de san Pedro”.
La Iglesia del Concilio -no hay otra- es la auténtica y verdadera. Esta y sus responsables debieran someterse a cuantas sesiones de autocrítica, y más, precisen, para su reconversión y ocupar con dignidad, altura y honestidad los sagrados lugares de referencia en el contexto ético-moral de la ciudadanía. Tarea tan ardua exigirá, por supuesto, un cambio profundo, “casi como dogma de fe-, que tendrá que afrontarse con la gracia de Dios, con generosidad , misericordia y Espíritu Santo, a la vez que una nueva presentación de cuanto se ha creído y se cree. Todo ello es artículo de fe y de primera necesidad en la concepción de la Iglesia.
Con el uso de los medios de comunicación social, cuya titularidad pertenece a la misma Conferencia Episcopal Española, la Iglesia no está bien servida. No es “buena noticia”. No es “evangelio”. Necesita otro equipo. Y esto es lo que parece haberse pretendido en la última Asamblea, nombrando presidente de la Comisión al obispo de Cartagena-Murcia, quién -¡lo que son las cosas!- se hizo reciente noticia irreligiosa, al haberse comportado “anticoranovíricamente” cometiendo el “desliz” de mentir, al colocarse el primero en la fila de sus diocesanos…
Los medios de comunicación, en todos los ámbitos y más en los eclesiásticos, poseen inconmensurable importancia. Lo son todo, o casi todo. Organismos, instituciones, movimientos, doctrinas y personas, son lo que son, gracias a estos medios y a sus servidores. En su preparación, vocación y profesión se fundamenta parte importante -esencial a veces- de su existencia y efectividad.
Al colectivo de los “informadores religiosos” les sobraron de siempre, y también ahora, secciones, lecciones y praxis de incensarios, con consciente olvido de que cualquier instrumento de formación-información por muy “religioso” que sea, no tiene por qué “oler siempre y en todo a incienso”.
Informadores religiosos que cumplan su misión -ministerio- con autocrítica serían automáticamente borrados de la nómina. Exactamente lo mismo que ocurre en ámbitos tales como la política, pero, claro, con la esencial diferencia de que la Iglesia es Iglesia y no otra cosa. ¿Conoce usted a algún “informador religioso ”crítico”, es decir, bíblicamente “profeta”, no decapitado, o no “suspenso a divinis” u otras ”gentilezas” canónicas?. La crítica nos la tienen que hacer, y nos la hacen, “los de afuera”.
Y así nos va y estamos como estamos. No se trata de una interpelación provocadora. Por eso, sería de agradecer que, por quienes corresponda, se desmintieran estas apreciaciones, con el añadido de que el reciente cambio en la cúpula de la Comisión Episcopal respondr a tan desnortada situación.
Y a propósito ¿hay algún apartado en el “curriculum” pastoral del señor obispo de Cartagena-Murcia, en el que aparezca como preocupación y dedicación cuanto tenga algo que ver con los medios de comunicación, a no ser el desdichado episodio de la privilegiada vacunación anticoronavírica?
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