Carta de agradecimiento a Francisco, fraternidad abierta "Muchas gracias por todo, hermano y Papa acogedor"

Francisco con las personas migrantes
Francisco con las personas migrantes

"Me enseñaron desde muy pequeño que 'es de bien nacidos ser agradecidos' y quiero mostrar con esta sencilla carta mi agradecimiento a Dios por haberte puesto como Pastor de la Iglesia"

"Pocos días después, en una audiencia, Pocos días después, en una audiencia: 'Francisco, el hombre de la pobreza, de la paz, el hombre que ama todo lo creado … ¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!'"

"Como Delegado Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (Migraciones) de la diócesis de Madrid, quiero expresarte mi especial agradecimiento por tu sensibilidad y tus gestos ante la realidad de las personas migrantes y refugiadas"

"Quiero darte las gracias, porque aquellos gestos y aquellas palabras iniciales han sido y están siendo una constante en tu pontificado"

Querido hermano y Papa Francisco:

Me enseñaron desde muy pequeño que “es de bien nacidos ser agradecidos” y quiero mostrar con esta sencilla carta mi agradecimiento a Dios por haberte puesto como Pastor de la Iglesia el 13 de marzo de 2013 y a ti por haberle respondido con tanta generosidad, diligencia y eficacia a lo largo de estos ya casi once años de pontificado.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Recuerdo todavía impresionado cuando, recién elegido Papa, te asomaste al balcón de la Plaza de San Pedro y pediste la bendición a la multitud allí congregada, inclinando la cabeza. Fueron unos instantes de oración intensa y toda una declaración de intenciones. Muchas veces después has insistido y sigues insistiendo en que “recen por mí”.

Papa Francisco pide la bendición

Pocos días después, en una audiencia con los cerca de seis mil periodistas que cubrían la información del cónclave y tu elección, les contaste por qué habías escogido el nombre de Francisco con mucha espontaneidad: “Durante la elección, yo tenía a mi lado al arzobispo emérito de Sao Paulo y prefecto emérito de la Congregación para el Clero, Claudio Hummes, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía peligrosa, él me confortaba… Y cuando salieron los dos tercios de los votos, los cardenales aplaudieron, porque ya había Papa. Hummes me abrazó y me dijo: ´No te olvides de los pobres¨. Y aquello se me grabó … En relación a los pobres, pensé en Francisco de Asís. Francisco, el hombre de la pobreza, de la paz, el hombre que ama todo lo creado … ¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!”.

Y, al hablar del papel del sucesor de Pedro, dijiste algo que puede parecer una obviedad, pero que no está de más tenerlo siempre presente: “Cristo es el centro, no el sucesor de Pedro. Cristo es el centro, la referencia fundamental, el corazón de la Iglesia. Sin Él, la Iglesia no existirá, como ha repetido muchas veces Benedicto XVI”.

Quiero darte las gracias, porque aquellos gestos y aquellas palabras iniciales han sido y están siendo una constante en tu pontificado. No fueron unas palabras y unos gestos de cara a la galería, sino auténticas inspiraciones del Espíritu que has hecho y haces realidad cada día con tantas palabras y con tantos gestos que no se pueden resumir en una breve carta. Tu empeño franciscano en construir “una Iglesia pobre y para los pobres”, en tender puentes para una paz tan deseada como lejana, en preocuparte por el cuidado de la Casa Común, etc. es un aldabonazo en la conciencia de la sociedad y de la Iglesia. ¿Te escucharemos y te haremos caso? Quiera Dios que así sea por el bien de la sociedad y de la Iglesia. Es muy de agradecer tu firmeza en la esperanza de la llegada del Reino, en este momento tan complicado de la historia que nos está tocando vivir.

Hay otras muchas cosas por las que quiero expresarte mi agradecimiento: por el dinamismo sinodal en la Iglesia que has reavivado y has puesto en marcha frente al clericalismo, por tu insistencia en que salgamos de la autorreferencialidad y propiciemos una Iglesia en salida hacia las periferias geográficas y existenciales, por tu apuesta por una Iglesia hospital de campaña y samaritana, por tu práctica firme contra la lacra de los abusos sexuales en la Iglesia, por el rostro del Dios misericordioso que nos transmites continuamente con tus palabras y tus gestos y que ha tenido su última expresión en la Declaración Fiducia suplicans, etc.

El Papa declara a los migrantes «patrimonio de la humanidad»

"Como Delegado Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (Migraciones) de la diócesis de Madrid, quiero expresarte mi especial agradecimiento por tu sensibilidad y tus gestos ante la realidad de las personas migrantes y refugiadas"

Y, finalmente, como Delegado Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana (Migraciones) de la diócesis de Madrid, quiero expresarte mi especial agradecimiento por tu sensibilidad y tus gestos ante la realidad de las personas migrantes y refugiadas.

Recuerdo muy bien que tu primer viaje fue a la isla de Lampedusa el día 8 de julio de 2013, pocos días después de que una lancha neumática con más de 500 mujeres, hombres y niños, procedentes de África, se hundiera frente a la costa de la isla. Celebraste la Eucaristía en el altar montado sobre una pequeña barca. “Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraterna -afirmaste en la homilía- … La cultura del bienestar, que nos lleva a pensar en nosotros mismos, nos hace insensibles a los gritos de los demás, porque nos hace vivir en pompas de jabón que son la ilusión de lo fútil, de lo provisional, que lleva a la indiferencia hacia los demás, es más, lleva a la globalización de la indiferencia”. Y apostabas por la “globalización de la solidaridad frente a la globalización de la indiferencia”, señalando el ejemplo de amor, caridad y acogida de los habitantes de Lampedusa hacia quienes desembarcan en su isla.

En los diferentes mensajes con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, has dejado patente esa misma sensibilidad y nos has invitado a “acoger, proteger, promover e integrar”; a caminar “hacia un nosotros cada vez más grande”; “a construir el futuro con los migrantes y refugiados”. Y todo ello, porque como nos recordaste en la Encíclica “Fratelli tutti”, así escribía San Francisco de Asís “para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio. De esos consejos quiero destacar uno donde invita a un amor que va más allá de las barreras de la geografía y del espacio. Allí declara feliz a quien ame al otro ´tanto a su hermano cuando está lejos de él como cuando está junto a él´. Con estas pocas y sencillas palabras expresó lo esencial de una fraternidad abierta, que permite reconocer, valorar y amar a cada persona más allá de la cercanía física, más allá del lugar del universo donde haya nacido o donde habite”.

Muchas gracias por todo, hermano y Papa Francisco. Que el Señor te siga bendiciendo, te conceda unos cuantos años más de vida con la misma lucidez y que el Espíritu te siga inspirando para avanzar en la construcción de una Iglesia evangélica, enraizada en el seguimiento de Jesucristo y fiel a la causa del Reino.

papa Francisco

Volver arriba