El emplazamiento (¿?) será la clave para dilucidar la gravedad de los delitos perpetrados por pederastas en la Iglesia De pecados, solicitaciones y delitos pederastas: el baile macabro continúa

"Víctimas y supervivientes de pederastia eclesial me dicen que gente vinculada a esas insustanciales comisiones de atención y reparación a las víctimas, les han contado que la gravedad de los delitos perpetrados se va a medir no por las secuelas provocadas o por la tipología de las agresiones, sino, mire usted, por el emplazamiento"
"No les preocupan las consecuencias, las secuelas, el ámbito emocional de los agredidos y las agredidas. Solo la periferia del pecado, no la terrible categoría del delito"
"Hay que preguntarse si la reparación espiritual, esa que tanto dicen ofrecer, no sería más adecuada para pederastas, cómplices y encubridores ensotanados que para las víctimas y supervivientes"
"El baile macabro, alzadas las sotanas y pulidos los crucifijos de cristal, continúa cuando además pretenden colocar la reparación espiritual como santo y seña de la reparación, ofreciendo indemnizaciones paupérrimas y nulas medidas a implantar"
"Hay que preguntarse si la reparación espiritual, esa que tanto dicen ofrecer, no sería más adecuada para pederastas, cómplices y encubridores ensotanados que para las víctimas y supervivientes"
"El baile macabro, alzadas las sotanas y pulidos los crucifijos de cristal, continúa cuando además pretenden colocar la reparación espiritual como santo y seña de la reparación, ofreciendo indemnizaciones paupérrimas y nulas medidas a implantar"
| Juan Cuatrecasas Asua. Miembro fundador de ANIR- Asociación Nacional Infancia Robada
Un buen amigo mío, bilbaíno de Indautxu, me hablaba hace un tiempo de lo que supone en realidad el pecado y la confesión, para los miembros más rigoristas de la iglesia católica. Si, ya saben, esos de misa diaria y frecuentes asistentes a poco iluminados oratorios de colegios de fe cartón piedra.
Llenar la bolsa de pecados, para vaciarla regularmente y seguir acto seguido, con la transgresión voluntaria y consciente de la ley divina. Atajos tiene la autopista al infierno.

Ahora que va fluyendo el descaro de algunos de los que más predican con tal de no coserse los labios, otros conocidos míos, ambos víctimas y supervivientes de pederastia eclesial, me cuentan en primera persona, como gente vinculada, directa y operativamente, a esas insustanciales comisiones de atención y reparación a las víctimas, les han contado que la gravedad de los delitos perpetrados se va a medir no por las secuelas provocadas o por la tipología de las agresiones, sino, mire usted, por el emplazamiento. Léase, no es lo mismo que el delito se haya cometido en una tienda de campaña durante una colonia estival, o en una fría habitación de colegio católico que en un confesionario, un templo o catedral, usando aceites de unción o benjuís aromáticos.
Aquello de las solicitaciones marca la diferencia para que la justicia canónica hispana considere leve o grave un delito de pederastia perpetrado en sus filas y entre sus muros. Examen de conciencia, perdón de los pecados. Llenar la mochila, vaciarla y seguir el camino. Camino.
"No les preocupan las consecuencias, las secuelas, el ámbito emocional de los agredidos y las agredidas. Solo la periferia del pecado, no la terrible categoría del delito"
El historiador e hispanista francés Joseph Pérez afirmó que “los tribunales inquisitoriales se mostrarán muy indulgentes con los sacerdotes acusados de solicitación, ya que no desean dar demasiada publicidad a este tipo de delitos”. La solicitación no es sino un delito delito cometido por un sacerdote católico que aprovechando la intimidad que impone la confesión, requiere sexualmente a un feligrés o realiza tocamientos deshonestos. Pues bien, al parecer son estos los pecados (¿debo decir errores?) de mayor gravedad, cuando hablamos de pederastia eclesial. Un argumentario infame más. Una vergüenza más para quienes dicen defender los principios humanistas de los que debe presumir y debe afrontar cualquier cristiano que de tal se precie. No les preocupan las consecuencias, las secuelas, el ámbito emocional de los agredidos y las agredidas. Solo la periferia del pecado, no la terrible categoría del delito.

"Joseph Pérez afirmó que los tribunales inquisitoriales se mostrarán muy indulgentes con los sacerdotes acusados de solicitación, ya que no desean dar demasiada publicidad a este tipo de delitos"
El Canon 1387 del Derecho Canónicoes muy aclaratorio: “El sacerdote que, durante la confesión, o con ocasión o pretexto de la misma, solicita al penitente a un pecado contra el sexto mandamiento del Decálogo, debe ser castigado, según la gravedad del delito, con suspensión, prohibiciones o privaciones; y, en los casos más graves, debe ser expulsado del estado clerical.” Cualquier laico lo entiende. Lo que no es comprensible es que a la hora de hacer justicia con las víctimas, la gravedad de delito y pecado se base en esta circunstancia, convirtiendo lo grave en banal, casi folklore o superstición. Rito de consagración y expiación. Porque para ellos, me entero que alguno incluso seguidor aulico de Donald Trump, siguen siendo errores, no agresiones sexuales de curas o religiosos a menores.
"Hay que preguntarse si la reparación espiritual, esa que tanto dicen ofrecer, no sería más adecuada para pederastas, cómplices y encubridores ensotanados que para las víctimas y supervivientes"
El baile macabro, alzadas las sotanas y pulidos los crucifijos de cristal, continúa cuando además pretenden colocar la reparación espiritual como santo y seña de la reparación, ofreciendo indemnizaciones paupérrimas y nulas medidas a implantar.
Visto lo visto, también me lo cuenta una víctima de Madrid, aunque no hacía ni falta, hay que preguntarse si la reparación espiritual, esa que tanto dicen ofrecer, no sería más adecuada para pederastas, cómplices y encubridores ensotanados que para las víctimas y supervivientes. En verdad, en el sótano de su desvergüenza y cinismo, siempre hay una planta baja. Que ya lo dijo el religioso y abolicionista estadounidense Henry Ward Beecher, “Hay mucha gente que piensa que el domingo es una esponja que limpia los pecados de toda la semana.”
Algo así.

Etiquetas