"Antes de ser Francisco vi a Bergoglio bautizar entre ateos, evangelistas y católicos sin práctica" El poder del bautismo
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El Papa bautizó, en su residencia vaticana, a mi hija y a su hermana. Mi doble bautismo para no morir. Bergoglio bautizando entre ateos y evangelistas a las hijas de trabajadores inmigrantes
El sacramento del bautismo como protección. El Espíritu Santo desciende sobre nosotros como lo hizo con Jesús
(C5N).- Nos sumergen en la fe. Nos llevan a bautizar al nacer. Nos eligen los padrinos, quienes deberían ser guías en la fe. Muchas familias hacen fiestas y se visten especialmente para la ocasión. Ese día pasa. Queda algún recuerdo con la invitación del bautismo o en las fotografías. Vamos creciendo y los padrinos de estar presentes a lo sumo nos hacen regalos para los cumpleaños o navidad. Nuestro espíritu no se alimenta frente a la carrera muchas veces cruel de la sobrevivencia.
Es el Papa Francisco quien para la pelota para que miremos nuestra propia vida, nuestra raíz, y para lograrlo debemos poner el foco en el sacramento del bautismo. Bergoglio nos insiste, nos machaca, que este rito es tan importante como el día de cumpleaños. Que debemos recordar su fecha indagando en nuestros parientes.
En el almuerzo del domingo pasado, en casa de mi mamá, surgió el tema. También la sorpresa. Una de mis hermanas contó que mi abuela le reveló que mi papá, fallecido hace seis años, fue bautizado de prepo [sin pedir permiso]. Cuando lo dejaron al cuidado de unos tíos. Creemos que en la Escuela Científica Basilio. Mis abuelos no bautizaron a ninguno de sus cinco hijos porque creían que los niños debían elegir en su adultez su fe.
"¡No olviden de bautizar a los niños!"
Pero el Papa nos explica porqué debe ser el bautismo al nacer: “…Cuando bautizamos a un niño, en ese niño entra el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace que crezcan en ese niño, desde pequeño, virtudes cristianas que florecerán después. Siempre hay que dar a todos esta oportunidad, a todos los niños, la de tener dentro al Espíritu Santo que los guíe durante la vida. ¡No olviden de bautizar a los niños! que es siempre un don gratuito para todos, adultos y recién nacidos. Pero como sucede con una semilla llena de vida, este regalo arraiga y da fruto en una tierra alimentada por la fe”.
Mi padre se volvió a bautizar pero en el catolicismo y luego casarse en la iglesia. También fui bautizado dos veces
Mi padre se volvió a bautizar pero en el catolicismo y luego casarse en la iglesia. También fui bautizado dos veces. Lo supe hace dos años, a los 40. Mi madre en una conversación desempolvó el recuerdo. Sin entender bien los motivos hace tiempo vengo siendo obsesivo con el bautismo. Se lo pido a quienes van a ser padres. Un amigo hace poco me contó de la dificultad en la salud de su hija recién nacida, le pedí que la bautizara y le conté mi propia historia: al nacer la válvula inferior de mi estómago, llamada píloro, estaba cerrada. Todo lo que ingería lo devolvía. Había bajado muchísimo de peso siendo un recién nacido. La situación era crítica. Fue mi tía Pirucha quien recomendó a mi vieja: “Este no llega a la operación. Llévalo a la Virgen, que lo bauticen”. Esas palabras activaron el rito de urgencia, en la parroquia Nuestra Señora de La Salud, en el barrio porteño de Versalles. Meses después fue el bautismo con todas las letras.
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Un obispo un día me contó que me dieron “el agua del socorro”, algo muy habitual donde no abundan las iglesias y los sacerdotes. Cualquier bautizado tras bendecir el agua puede dar el agua del socorro. Luego me contaron que el primer óleo dado en el bautismo es un exorcismo menor. Nos dice el catecismo de la Iglesia: “Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios exorcismos sobre el candidato. Éste es ungido con el óleo de los catecúmenos o bien el celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente a Satanás”.
El sacramento del bautismo como protección. El Espíritu Santo desciende sobre nosotros como lo hizo con Jesús de la mano de su primo, Juan el Bautista, en el río Jordán. Allí dicen se inicia su ministerio público y lo cuentan los cuatro Evangelistas del Nuevo Testamento. Entonces es el descenso del Espíritu Santo, representado en una paloma, como inicio en la fe y una protección a lo largo de la vida, que se renueva en la Vigilia Pascual y se refuerza en la confirmación. Este sacramento ya con uno más entrado en años, donde uno mismo elige los padrinos, nos potencia nuestra fe al recibir los siete dones del Espíritu Santo. Muchos aún no nos hemos confirmado. Este año santo, tan especial por el Jubileo, parece ser el tiempo indicado para profundizar nuestra fe ante la exacerbación de la crueldad.
El bautismo del Papa
Fui padre el 18 de mayo del 2015. Antes de ello, un militante social y político cercano al Papa Francisco le contó que ya no iba a poder ser cura, una joda que me hacían de su época arzobispo porteño, porque había encontrado “mi Camila”, por la famosa historia de amor entre Camila O'Gorman y un cura. Francisco en ese entonces respondió un correo electrónico diciendo que quería hacer el bautismo, nos puso fecha, 8 de agosto de 2015, y lugar: la capilla de la residencia vaticana Santa Marta. No me casé. Además, mi hija tiene una hermana, en ese momento de 10 años, de la anterior pareja de su madre.
Para Francisco no hubo impedimentos. Quería bautizar a las chicas. Así se hizo. Fue muy alegre toda la ceremonia. Éramos poquitos. En su casa no existe protocolo. Nos recibió como un párroco
Para Francisco no hubo impedimentos. Quería bautizar a las chicas. Así se hizo. Fue muy alegre toda la ceremonia. Éramos poquitos. En su casa no existe protocolo. Nos recibió como un párroco. Sólo vi una monja joven que se movió en la preparación. Después todo él sólo. Destaco dos cosas de muchas. Él bendijo en especial las manos de las bautizadas, porque serán el instrumento de su obra, a Charo le pidió que recordara ese momento para contarle en un futuro a su hermana, Simona, de tan sólo dos meses de vida, y el otro gesto fue autorizar a la madre a darle la teta a Simona. Algo que hace siempre en cada bautismo, ya sea para los hijos de los trabajadores del Vaticano, una práctica que inició San Juan Pablo II, o en otros bautismos que encabeza. Da libertad a los padres de atender a los niños porque es un día para ellos.
Bergoglio, entre ateos y evangelistas
Antes de ser Francisco vi a Bergoglio bautizar entre ateos, evangelistas y católicos sin práctica. Esa tarde-noche, en septiembre de 2010, bautizó a Daniela y Micaela, las hijas de un matrimonio de inmigrantes bolivianos, Olga y Zenón, miembros del comedor comunitario y luego cooperativa textil La Alameda, en la esquina de avenida Directorio y Lacarra.
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Años después volveríamos a repetir el sacramento del bautismo poniendo el agua bendita en una palangana gracias al actual arzobispo de La Plata, Gustavo Carrara, en ese entonces obispo villero y párroco en la iglesia María Madre del Pueblo del Bajo Flores. De ese bautismo comunitario me quedó una marca. Había muchas familias evangelistas que luego del bautismo también querían bautizarse.
Jesús dijo: “Vayan por todo el mundo, anuncien la alegría del evangelio y bauticen en el nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo que estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo”.
El bautismo y la confirmación son una salvación. Allí radica la cosa. Por eso es tan vital acercarse como hizo y hace Bergoglio a quienes están alejados y sufriendo, como los millones de trabajadores que no alcanzan buenos salarios y condiciones laborales. Que extraordinario sería una campaña de fortaleza espiritual de la Iglesia, con los sindicatos, movimientos sociales y demás organizaciones libres del pueblo. Nosotros lo necesitamos, nuestros hijos lo necesitan.
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