El patriarca de Constantinopla asegura que "la auténtica fe en Dios es la crítica más severa del fanatismo religioso" El mensaje de Navidad de Bartolomé: "La paz es una obligación, una conquista que no se puede dar por descontada"
Invita a todos "ante las continuas amenazas a la paz, a estar vigilantes y dispuestos a resolver los problemas, a través del diálogo"
Admite que "las religiones son criticadas por haber alimentado el fanatismo y la violencia "en nombre de Dios", en lugar de ser fuerzas de paz, solidaridad y reconciliación"
"Para nosotros cristianos, el camino de la paz pasa por la paz y que la no violencia, el diálogo, el amor, el perdón y la reconciliación tienen prioridad sobre otras formas de resolución de las diferencias"
"Para nosotros cristianos, el camino de la paz pasa por la paz y que la no violencia, el diálogo, el amor, el perdón y la reconciliación tienen prioridad sobre otras formas de resolución de las diferencias"
| de Charles De Pechpeyrou
(Vatican News).- «La paz no se puede dar por descontada, no es algo evidente. Es una obligación, una conquista y para preservarla es necesaria una lucha incesante. No existen soluciones automáticas o recetas permanentes». Mientras los cristianos se preparan para celebrar el nacimiento de Jesús, Príncipe de la paz, el patriarca ecuménico de Constantinopla, en su tradicional mensaje navideño, reafirma con estas palabras cuán grande es siempre el riesgo para el hombre de caer o volver a caer en la violencia, invitando a todos, «ante las continuas amenazas a la paz, a estar vigilantes y dispuestos a resolver los problemas, a través del diálogo».
El papel pacificador de la religión
El patriarca Bartolomé continúa subrayando «el papel pacificador de la religión». «Esto en un momento en que las religiones son criticadas por haber alimentado el fanatismo y la violencia "en nombre de Dios", en lugar de ser fuerzas de paz, solidaridad y reconciliación», señala el líder ortodoxo. Sin embargo - afirma Bartolomé - esto indica una alienación de la fe religiosa y no una parte integrante de ella. La auténtica fe en Dios es la crítica más severa del fanatismo religioso. Las religiones son los aliados naturales de todos los seres humanos que luchan por la paz, la justicia y la salvaguardia de la creación de la destrucción humana».
En su carta el patriarca ecuménico reafirma además que «la percepción cristiana de la existencia humana proporciona una solución a los problemas creados por la violencia, la guerra y la injusticia en nuestro mundo». El respeto por la persona humana, la paz y la justicia «son dones de Dios», recuerda. Sin embargo, advierte, «establecer la paz que viene de Cristo requiere la participación y la cooperación de los seres humanos».
Visión cristiana de la paz
La visión cristiana de la lucha por la paz, añade Bartolomé, «reside en las palabras de Cristo, nuestro Salvador, que anuncia la paz, dirigiéndose a sus discípulos con el saludo "la paz esté con vosotros" y animándonos a amar a nuestros enemigos». «Esto significa - continúa el líder ortodoxo - que, para nosotros cristianos, el camino de la paz pasa por la paz y que la no violencia, el diálogo, el amor, el perdón y la reconciliación tienen prioridad sobre otras formas de resolución de las diferencias».
Los derechos humanos y la paz
En su carta de Navidad, Bartolomé recuerda también que este año se celebra el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 en París. Un documento «que constituye una síntesis de los ideales y de los valores humanitarios fundamentales» y que propone, como se subraya en el Preámbulo, un «ideal común que deben alcanzar todos los pueblos y todas las naciones».
«Los derechos humanos, cuyo punto central incluye la protección de la dignidad humana con sus condiciones individuales, sociales, culturales, económicas y ecológicas - afirma el patriarca - solo se incluyen en su dinámica original si se reconocen como base y criterio de la paz global, asociándola a la libertad y a la justicia». En este sentido, subraya Bartolomé, «el futuro de los derechos humanos y de la paz está ligado también a la contribución de las religiones al respetarlos y realizarlos».
El líder ortodoxo concluye su carta con un llamamiento a «luchar por la construcción de una cultura de paz y solidaridad, en la que las personas verán en el rostro de sus semejantes un hermano o una hermana y un amigo, en lugar de una amenaza y un enemigo».
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