Antioquía pidió posponer el encuentro ¿Está en peligro la celebración del Concilio panortodoxo en Creta?
(AsiaNews/Olj).- El desarrollo del gran Sínodo pan-ortodoxo (el conjunto de catorce patriarcas e Iglesias ortodoxas), que se debería reunir en Creta del 18 al 27 de junio, está corriendo un fuerte riesgo. A menos de dos semanas del inicio de los trabajos, el patriarcado de Antioquía pidió aplazar la reunión, que él considera contraria a la tradición conciliar ortodoxa "a falta de una solución aceptable al conflicto que ve opuesta a Jerusalén, por la jurisdicción sobre los ortodoxos de Qatar".
La iglesia de Antioquía, en efecto, rompió la comunión con Jerusalén, luego del nombramiento por parte de ésta última de un obispo en Qatar, territorio que no estaría bajo su jurisdicción.
En una nota difundida ayer por la secretaria del patriarcado ortodoxo griego de Antioquía, se subraya que "si el Sínodo se debiera desarrollar a la sombra de una ruptura de la comunión entre dos Iglesias apostólicas, esto haría entender que la participación en los debates sinodales es posible incluso sin la participación en la santa eucaristía".
Todo ello, prosigue el comunicado, "haría perder al Sínodo su carácter eclesiológico y lo revestiría de un carácter puramente administrativo, con un abordaje contrario al acostumbrado en la tradición conciliar ortodoxa". El documento agrega que al día de hoy, falta "el clima de amor y fraternidad en Cristo" que debería caracterizar un sínodo semejante, manifestación de la "unidad de las iglesias ortodoxas".
Por otro lado, es bien sabido que el patriarca ecuménico Bartolomé I había propuesto que el examen de este problema, hoy secundario, fuere suspendido hasta la finalización del gran Sínodo.
La nota subraya que "el orden del día del Sínodo y los relativos documentos preparatorios no abordan, como sí estaba previsto en un primer momento, los desafíos enfrentados por el pueblo de los fieles, sobre todo los jóvenes [...] ni (la cuestión) de las relaciones entre la iglesia ortodoxa y el mundo contemporáneo".
En concreto, el patriarcado de Antioquía expresa desacuerdo sobre el hecho de que "la cuestión del calendario litúrgico para la unificación de la Pascua" haya sido quitada del orden del día del Sínodo general, "a despecho de su importancia por el pueblo ortodoxo de la sede de Antioquía, que esperaba obtener de parte de la Iglesia ortodoxa universal una toma de posición pastoral en la materia".
También Bulgaria
El patriarcado de Antioquía no es el único en pedir que se posponga el Sínodo pan-ortodoxo. También la Iglesia búlgara pidió posponerlo, tanto por problemas de índole organizativo como por desacuerdos persistentes sobre los textos sometidos a votación, y no excluye la hipótesis de un boicot.
El desarrollo de este evento histórico -el primero luego cisma del año 1054- que está siendo preparado desde hace más de cincuenta años, no puede ser realizado en ausencia de ni siquiera una sola de las iglesia auto-céfalas.
Desde el pasado viernes 3 de junio, el Sínodo de la Iglesia ortodoxa rusa -la cual, ella sola, abraza la mitad del mundo ortodoxo, con sus ciento cincuenta millones de fieles- ejerce presiones sobre el patriarcado de Constantinopla para que llame a una reunión urgente del conjunto de las Iglesias, que se debería realizar antes del 10 de junio, para tratar de allanar las controversias, pero parece no haber tiempo para tomar este desafío.
En realidad la realización del "santo y gran" Sínodo, confirmado en el contexto de las sinaxis de Chambésy de enero pasado, se debe, en gran parte, a la tenacidad del patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I.
Actualización de la ortodoxia
Según el cotidiano La Croix, "Si los puntos puestos en el orden del día están lejos de resolver las divisiones acumuladas en el curso de los siglos, Bartolomé no quiere que éste sea un evento que termine en sí mismo, sino que sea el inicio de un largo proceso de actualización de la ortodoxia.
Es por esto que él acotó, adrede, las discusiones sobre los textos al orden del día, limitándose a alcanzar, en un primer momento, un consentimiento de base sobre las cuestiones".
Una fuente vecina al patriarcado afirma que "el aspecto preponderante, finalmente, era justamente, el hecho de reunirse, para enviar al mundo una señal de unidad". Sin embargo, más allá del conflicto que ve opuestas a Antioquía y a Jerusalén, están también las iglesias más intransigentes (Bulgaria, Georgia) que se niegan a seguir a Bartolomé en este ideal.
Hasta hoy, los principales elementos de discordia se refieren al matrimonio, a las relaciones entre Iglesia ortodoxa y el mundo contemporáneo y a las relaciones con las otras confesiones cristianas, con el término ecumenismo, que a los ojos de los más conservadores, asume un carácter de herejía.
Además, vale la pena destacar que tras haber dudado largamente acerca de su participación en el concilio, Moscú ablandó su propia posición luego del encuentro entre el patriarca Kirill y el Papa Francisco en Cuba, en febrero pasado.