Agradecimiento

Únicamente quien llega sediento
estima sinceramente el vaso de agua fresca.

Únicamente quien se ha quedado desnudo
agradece el vestido que le ofrecen.

Únicamente quien ha sufrido en las duras cunetas de la vida,
valora el gesto de cercanía y la mano que se le tiende.

Únicamente quien camina a tientas en la oscuridad,
queda deslumbrado ante la luz de la amistad.

Únicamente quien ha pasado hambre de verdad,
besa el pan y la solidaridad con que se le ofrece.

Los satisfechos, en cambio,
no estiman,
ni agradecen,
ni valoran,
ni se dejan deslumbrar,
ni besan,
ni sueñan,
ni esperan…

Tienen bastante con asegurar
el hoy y el mañana,
tan incierto.

Porque ninguno de ellos puede comprar
un amanecer,
la luz, el cuerpo,
la caricia, la rosa,
el viento, el mar,
la mirada, una sonrisa,
el amor.

Y, aunque pudieran,
jamás podrán gozar,
perdiendo el oro de su tiempo,
contemplando tanta belleza…
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