Felices quienes sienten que todo lo suyo está abierto a las carencias del otro.
Felices quienes creen que todo lo que consiguen con sus estudios o su trabajo es para compartirlo con los demás.
Felices quienes en cuanto advierten una necesidad, piensan en seguida en la mejor forma de solucionarla.
Felices quienes ven en el actual sistema económico y social una forma de vida egoísta e insolidaria, que se debe transformar y trabajan por ello.
Felices quienes perciben, en primer lugar, las necesidades de los más cercanos, e intentan darles solución, pero no se olvidan de las carencias en ninguna parte del mundo.
Felices quienes no solo comparten el dinero, sino su casa, sus comodidades, su cultura, su formación, sus habilidades manuales o intelectuales.
Felices quienes comparten sus preocupaciones,sus alegrías y sus problemas, quienes se abren a los demás, porque recibirán el premio de la confianza.
Felices quienes comparten su tiempo en una asociación de vecinos, religiosa, cultural o deportiva, en una ONG… porque son las horas mejor empleadas y productivas.