Felices quienes bombean a su alrededor buenos sentimientos, sonrisas, ánimo.
Felices quienes laten al unísono con cada lágrima y cada alegría compartida.
Felices quienes palpitan de gozo en cada momento pasado con los amigos.
Felices quienes toman el pulso al mundo de hoy e intentan cambiarlo desde su realidad más inmediata.
Felices quienes mantienen siempre el ritmo de su fidelidad, su amistad, su compromiso.
Felices quienes dilatan su espíritu y sus emociones contemplando la belleza y la ternura en las relaciones.
Felices quienes ante un problema, el dolor, el sufrimiento, lo analizan todo con detenimiento y le dan el verdadero valor que tiene.
Felices quienes sienten, abrazan, alcanzan la ternura y empatizan desde la profundidad de su corazón. Pues desde el corazón late permanentemente la vida.