"La ternura es el bálsamo para las heridas" Mateo 25, hoy
"Jesús estaba ayudando a los compañeros de la Asociación Valiente Bangla, en Lavapiés, a distribuir comida a una larga fila de mujeres y algunos hombres, que estaban esperando en un impresionante silencio"
"Vosotras, sí, las personas más vulnerables y ninguneadas, excluidas, sobrantes, despreciadas, rechazadas… seréis los sujetos y artífices en la construcción de la nueva sociedad que tanto anhelamos"
"A vuestro lado recuperamos la certeza de que no todo está perdido, que la ternura es el bálsamo para las heridas y la justicia, la bondad y la compasión, el futuro más luminoso de nuestro mundo”
"A vuestro lado recuperamos la certeza de que no todo está perdido, que la ternura es el bálsamo para las heridas y la justicia, la bondad y la compasión, el futuro más luminoso de nuestro mundo”
Jesús estaba ayudando a los compañeros de la Asociación Valiente Bangla, en Lavapiés, a distribuir comida a una larga fila de mujeres y algunos hombres, que estaban esperando en un impresionante silencio. A diferencia de unas denominadas “asociaciones de vecinos” excluyentes, que solo reparten comida a personas cuyo DNI indica que son de nacionalidad española, en esta asociación de emigrantes, desde que empezó el confinamiento, atienden a quien lo necesite, sin importar su procedencia y con mucho esfuerzo, pues no tienen ningún respaldo de las administraciones.
Estaba charlando Jesús con una mujer marroquí, mientras que le llenaba la bolsa solidaria, escuchando los problemas de su familia, del desarraigo, la falta de medios económicos al no tener trabajo, las miradas recelosas cuando iba en el metro… y, de pronto, miró a su alrededor, sintió un impulso interior, alzó la voz y dijo:
“Todos vosotros sois los preferidos de Alá, del Dios de todos los nombres, de todas las religiones y creencias. Vosotros y vosotras estáis construyendo ya, con vuestros esfuerzos, con vuestras luchas, con la solidaridad que os ofrecéis unos a otros, con las esperanzas que seguís manteniendo, ese otro mundo posible y tan necesario, de justicia, empatía, cercanía, resiliencia y fraternidad.
Vosotras, sí, las personas más vulnerables y ninguneadas, excluidas, sobrantes, despreciadas, rechazadas… seréis los sujetos y artífices en la construcción de la nueva sociedad que tanto anhelamos y buscamos sin desmayo, con audacia y desafiando a los poderes políticos y económicos, que están creando tanta desigualdad, violencia y marginación.
Junto a estas compañeras y compañeros magníficos, que dedican tantas horas fuera de su tiempo de trabajo, para derrochar ternura y solidaridad, en esta tarea y en otros muchos compromisos sociales y políticos. Todos vosotros sois imprescindible porque:
- Repartís estas bolsas de alimentos a quienes pasan hambre, algo que intentan ocultar quienes viven en la sociedad de la opulencia.
- Ofrecéis ropa de segunda mano, limpia y decente, a quienes no tienen dinero para comprársela nueva, y también material higiénico, de desinfección, pañales para los bebés…
- Mostráis sus derechos y ayudáis a conseguir papeles, que les ofrezcan seguridad a quienes son perseguidos por su religión, tendencia sexual, nacionalidad o color de piel.
- Acogéis a las personas que llegan buscando un mañana mejor, sin hambre, en paz; que respeta sus derechos, que ofrece un futuro digno.
- Cuidáis a los ancianos, a los enfermos graves y a las víctimas del coronavirus; defendéis la sanidad pública, universal, en la que no se tengan en cuenta los papeles, sino el salvoconducto de ser humanos, sin más.
-Buscáis la integración de los presos, no deseando penar y castigar, sino rehabilitar, descubriendo el lado más humano de quienes hayan cometido algún delito.
- Protegéis y acompañáis a las mujeres víctimas de malos tratos, de injusticias, de un salario desigual, de desprecios, de violaciones colectivas, hasta que levanten la mirada y surjan de nuevo las sonrisas en sus rostros.
- Denunciáis la pederastia, la violencia sexual y los abusos en cualquier institución, sea o no religiosa, contra niños y niñas, y buscáis la justicia, la reparación y la recuperación de las víctimas a una nueva vida.
- Lleváis el feminismo en vuestras actitudes diarias, en vuestro corazón por bandera, es decir, la igualdad entre hombres y mujeres. Felices los hombres que descubren su alma femenina, sus lágrimas ante tanto desprecio y olvido, sus deseos de renacer a la alegría y la paz, pues nunca hay que dar nada por perdido.
-Lucháis por los derechos de las personas LGTBIQ, trabajáis contra su discriminación en cualquier instancia, porque solo hay un solo amor y no existe ninguna distinción en el cariño que se tiene cualquier pareja, sea del sexo que sea. Benditas sean todas ellas.
- Os comprometéis en la construcción de una sociedad fraterna y sororal, que no siga las directrices del capitalismo, sin clases, sin predominio de los enriquecidos a costa de los empobrecidos, de los poderosos sobre los insignificantes, de los prepotentes sobre los despreciados.
- Seguís ayudando a descubrir cada día la maravilla, la belleza oculta, la presencia vivificadora que habita, aunque oculta, en el interior de quienes se sienten deshabitados, desilusionados, frustrados, discriminados…
-Oponéis la humildad, el compromiso, la celebración, el compartir y la alegría de vivir con humildad, sencillez y esperanza, frente al consumo irrefrenable, la apariencia, el poder, la imagen, la codicia, la inhumanidad.
Y de pronto, Jesús calló.
Un compañero le comentó: “Nunca hemos pensado que nuestro compromiso lo hacíamos por conseguir ninguna prebenda, ni por justificarnos interiormente, ni por buscar un paraíso más allá de esta vida, sino por humanidad, porque nos duele contemplar el dolor y el sufrimiento de tanta gente vulnerable, indefensa, desvalida. Y por eso nos vamos a dormir cada noche agotados, pero profundamente satisfechos y agradecidos”.
Y Jesús le respondió: “Ese es vuestro mayor valor, hacerlo sin esperar ningún reconocimiento, por los más débiles, por los pequeños, por estas personas que siguen hoy en esta fila. Por ser humanos, muy humanos, procurando más humanidad. A vuestro lado recuperamos la certeza de que no todo está perdido, que la ternura es el bálsamo para las heridas y la justicia, la bondad y la compasión, el futuro más luminoso de nuestro mundo”.
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