Mirar la magia de una hoguera nos atrapa,
porque nos abisma en los recuerdos del fuego
que un día fuimos, del que partimos…
Igual que cuando contemplamos arrobados el mar.
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Nunca podremos cumplir todos nuestros deseos
como ambición, porque son infinitos e insaciables.
Lo que no podemos ni demos renunciar
es a ser hombres y mujeres de deseos,
que viven motivados, urgidos por el deseo.
*
Nada se pierde
si se conserva
en la memoria encendida
del corazón.
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Ser infiel a algo, a alguien,
en el fondo lo que significa
es ser infiel a uno mismo.
*
En la superficie del mar se agitan las olas,
se extiende su espuma y resuena el viento.
Pero adentro, más adentro,
el agua se mantiene en calma.
Solo se escucha el eco de la vida que le habita.
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No somos felices porque algo nos proporcione dicha,
ya que la felicidad acontece a pesar
de lo que nos suceda a nosotros y a nuestro alrededor.
Quien lo experimenta así es porque lo vive todo
desde su propio manantial interior.