Soñamos, remamos
Soñamos. Soñamos.
A pesar de las pesadillas, del temor y el desasosiego
que nos provocan los monstruos despiadados
que nos persiguen de noche y a la claridad del día.
Caminamos. Caminamos.
Aunque siembren de nuevo zarzas y abrojos
en las sendas abiertas por tantas manos
que derribaron los muros de lo prohibido.
No desfallecemos. No desfallecemos.
Aun cuando siembren de mentiras y rechazos
hacia las conquistas y éxitos trascendentales,
sobre la igualdad, que tanto esfuerzo cuesta hacer costumbre.
Sonreímos. Sonreímos.
Con creatividad, humor e ironía, ante tanta falsedad y rabia.
Porque nadie podrá impedir la cercanía de las brisas,
la fuerza del viento contra la violencia y la cobardía.
Sentimos. Sentimos.
No obstante los gritos de odio y desprecio.
La sensibilidad, el ardor, la conmoción, el afecto.
La lucha conjunta, la tristeza y la alegría compartidas.
Remamos. Remamos.
Ante olas gigantes en un mar embravecido.
Sabemos de naufragios y llegadas a buen puerto.
De navegaciones en días calmos y agitados.
Pese a todo, seguimos tras la luminosidad del faro
de quienes nos precedieron y de quienes siguen navegando.
Y por eso soñamos, caminamos, no desfallecemos, sonreímos,
sentimos y remamos juntas hacia un único horizonte
que no nos pueden arrebatar, el de todas y todos, el nuestro.