Un tiempo de sanación
Con el paso de los años llegó a alcanzarinteligencia, sabiduría y sensatez. Sentía muy dentro que el mayor bien que había conseguido en la existencia era haber vivido en paz y feliz, buscando a su vez la justicia, la dignidad y el bienestar de las personas más vulnerables y marginadas. Y así recibió el don gratuito de una alegría profunda, compartida, liberada de todo egoísmo.
En un momento dado, se detuvo a pensar en todo lo que le había regalado la vida, y fluyeron recuerdos por el lago de su corazón y su serena mirada, sabiendo que no todo había sido coser y cantar, ni recoger rosas sin espinas. Pero también había gozado a lo largo de sus días de cantos, risas, amistades y sueños hechos realidad. Meditaba a la vez sobre el transcurso del tiempo, las distintas circunstancias y los hombres y mujeres que le habían ayudado a ser quien era en esa última etapa de su existencia.
Y se dijo en un susurro, a sí mismo:
Feliz quien ha experimentado que cada momento, bueno o malo, negativo o positivo, ha tenido su valor y le ha enseñado a superarse, porque ha habido en su camino:
Un tiempo de desconsuelo y un tiempo de intenso gozo.
Un tiempo de dolor y un tiempo de sanación.
Un tiempo de indiferencia y un tiempo para la caricia.
Un tiempo de desafecto y un tiempo para la ternura.
Un tiempo de incomunicación y un tiempo de libertad.
Un tiempo de frialdad y un tiempo repleto de abrazos.
Un tiempo de tibieza y un tiempo para la pasión.
Un tiempo de apatía y un tiempo de profunda solidaridad.
Un tiempo de lágrimas ocultas y un tiempo de risas compartidas.
Un tiempo de derribo y un tiempo para la reconstrucción.
Un tiempo de pasividad y un tiempo de danza sin ocaso.
Un tiempo de agonizar y un tiempo para revivir.
Un tiempo de arrancar y un tiempo para enraizarse.
Un tiempo de partir sin rumbo y un tiempo para volver al hogar.
Un tiempo para el rencor y un tiempo para la reconciliación.
Un tiempo para el odio y un tiempo para renacer al amor.
Un tiempo para empuñar las armas y un tiempo para rehacer la paz.
Un tiempo para atesorar y un tiempo para desprenderse.
Un tiempo para la vulnerabilidad y un tiempo para fortalecerse.
Un tiempo para aislarse y un tiempo para gozar de la amistad.
Un tiempo para abandonar y un tiempo para cuidar con esmero.
Un tiempo para el menosprecio y un tiempo para valorarse debidamente.
Un tiempo para el desapego y un tiempo para el ardor.
Un tiempo para la oscuridad y un tiempo para volver a brillar.
Un tiempo para la depresión y un tiempo para la alegría verdadera.
Un tiempo para el silencio y un tiempo para compartir lo escuchado.