Saber irse a tiempo

Esta noche el año 2009 sabrá irse a tiempo, ni un segundo antes ni un segundo después. Dejará todo en manos del 2010, y no le entrarán dudas sobre si 2010 estará a la altura. ¿Acaso el 2009 lo ha hecho todo bien? ¿No sería un poco hipócrita si no se fía del 2010, cuando tambien él ha dejado mucho que desear? ¿Por qué va a ser un riesgo el cambio?

Si el párrafo anterior parece lógicamente ridículo, es, naturalmente, por atribuir una voluntad libre a un objeto impersonal, en este caso a un año. El 2009 se irá aunque no quiera, porque no tiene ni la posibilidad de desear luchar contra ello. No sucede así con las personas. Esta mañana me ha dado pena leer unas declaraciones del que fue gran campeón ciclista Lance Armstrong: "El ciclista estadounidense Lance Armstrong (RadioShack) volvió a atacar a su ex compañero y actual ganador del Tour de Francia, Alberto Contador (Astana), al que advierte que su carrera "acaba de empezar" y que tendrán que hablar de ella "dentro de 15 años". Qué pena que nadie le diga a Armstrong, el campeón que nos asombró superando el cáncer y venciendo en 7 tours, que está haciendo el ridículo y manchando su historial por no saber retirarse, por envidiar a su sucesor.

En realidad, en muchos ámbitos de la vida actual ese es el problema de muchos jóvenes, cuyo talento se va desperdiciando a causa de gente que no sabe irse a tiempo. Sucede en el campo de la cultura, de la política, del deporte, de la ciencia. ¿Y en la Iglesia? Bueno, ¿por qué iba a querer retirarse un obipso a los 75 años cuando puede hacerlo a los 77 o a los 80...? ¿Deseo de servir hasta el final o, más bien, no saber irse a tiempo? Cada uno sabrá, porque los casos son diferentes.

Bueno, a todo esto, ¡Feliz año nuevo 2010! Que sea feliz porque llenamos de Vida nuestros días, y no sólo nuestra vida de días... Que sea feliz porque lo ponemos desde el inicio en manos del Dios.
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