Lo que diga el pulpo

Pues ya saben, uno de los grandes personajes mundiales del verano es un pulpo. En España hay quien quisiera darle el Príncipe de Asturias y en Alemania les gustaría guillotinarle. Y son más de tres o cuatro los que creen de verdad en los poderes adivinatarios del octópodo. Más allá de la simple anécdota, llama la atención la credulidad en magos, brujas, tarots y pulpos adivinos de nuestra época. Directamente proporcional al descenso de la fe, dicen algunos. Puede ser. Se cita hoy con frecuencia la frase de Chesterton: “Cuando se deja de creer en Dios, se empieza a creer en cualquier tontería”.

Es una pena que los chavales se queden en que se gana o pierde por el pulpo, y no por hacer mal o bien las cosas. Al final, queda bien echarle la culpa a alguien de los fallos, por ejemplo, al pulpo.

Me he acordado hoy de un poema anti-pulpo de Pablo Neruda. Leído en este contexto, da pistas educativas y pastorales interesantes. Les invito a sacar la moraleja solos, que fácil es…

TÚ ERES EL RESULTADO DE TI MISMO (Pablo Neruda)
No culpes a nadie, nunca te quejes de nada ni de nadie, porque fundamentalmente tú has hecho tu vida. Acepta la responsabilidad de edificarte a ti mismo y el valor de acusarte en el fracaso para volver a empezar; corrigiéndote, el triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas del error.

Nunca te quejes del ambiente o de los que te rodean, hay quienes en tu mismo ambiente supieron vencer, las circunstancias son buenas o malas según la voluntad o fortaleza de tu corazón.

Aprende a convertir toda situación difícil en un arma para luchar. No te quejes de tu pobreza, de tu soledad o de tu suerte, enfrenta con valor y acepta que de una u otra manera, todo dependerá de ti; no te amargues con tu propio fracaso, ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño, recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.

Deja ya de engañarte, eres la causa de ti mismo, de tu necesidad, de tu dolor, de tu fracaso.

Sí, tú has sido el ignorante, el irresponsable, tú, únicamente tú, nadie pudo haber sido por ti. No olvides que la causa de tu presente es tu pasado, como la causa de tu futuro es tu presente.

Aprende de los fuertes de los audaces, imita a los enérgicos, a los vencedores, a quienes no aceptan situaciones, a quienes vencieron a pesar de todo.

Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo y tus problemas sin alimento morirán. Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande, que el más grande de los obstáculos.

Mírate en el espejo de ti mismo. Comienza a ser sincero contigo mismo. Reconociéndote por tu valor, por tu voluntad y por tu debilidad para justificarte.

Reconócete dentro de ti mismo, más libre y fuerte, dejarás de ser un títere de las circunstancias, porque tu mismo eres tu destino. Y nadie puede sustituirte en la construcción de tu destino. Levántate mira las mañanas y respira la luz del amanecer. Tú eres parte de la fuerza de la vida.

Ahora despierta, camina, lucha. Decídete y triunfarás en la vida. Nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.


En definitiva: ¿quién es responsable de nuestros fracasos o éxitos: ¿Nosotros o el pulpo? Alguien tiene que dejárselo claro a los que hoy se forman y educan… Eso supondrá volver a valorar el esfuerzo y los codos. También, por cierto, en la famosa nueva evangelización. Lo demás, es dejar todo… a lo que diga el pulpo
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