¿…O tenemos que esperar a otro?
Siempre es punzante y sugerente la Palabra de Dios en Adviento. El evangelio de hoy- Lc 17, 19-23- nos muestra a Juan Bautista en la cárcel, a punto de morir, y con un punto de duda muy humana: ¿De verdad es Jesús el Mesías esperado? En realidad, Juan ve venir su martirio, y es normal que se pregunte: ¿va a dar su vida por el verdadero Mesías o no…? Directamente: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
Hoy nos surgen, a veces, dudas parecidas a la de Juan: ¿De verdad Jesús era el que tenía que venir? ¿Cómo está tan mal nuestro mundo dos mil años después?
Y Jesús podía haber respondido a Juan:
-Mira, cómprate tal encíclica que acaba de salir y verás con qué razonamientos brillantes se dice ahí quién soy yo.
- Escucha el sermón que voy a pronunciar hoy en tal templo, lleno de citas en latín o en griego.
- Fíjate en mis ideas, aunque luego la debilidad humana impide llevarlas a cabo.
No. Jesús sólo les dijo: “Id a contar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los paralíticos caminan, los leprosos son purificados y los sordos oyen, los muertos resucitan, la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel que no se escandalice de mí!”
Ojalá pudiéramos decir lo mismo a nuestros contemporáneos: “Pues mirad… Estas son nuestras obras. Las obras y signos del Reino. Respondeos vosotros mismos”. Como aún no podemos hacer eso, seguimos en Adviento. Esperando que vuelva. Y luchando cada mañana por parecernos más a Él. Lo demás es música de fondo, maniobras de distracción.