Lo ha dicho el pasado martes, 17 de mayo de 2011, el Card. Koch: «Es sólo el comienzo». Y bien adivinamos que se refiere a un necesario, prudente pero ambicioso plan estratégico del Papa Benedicto XVI, felizmente reinante; y único que existe. Plan que, es obvio, requiere sus fases y, éstas, sus tiempos.

«Es sólo el comienzo» de muchos pasos que van a esperanzar a los denostados, insultados y apestados fieles de la Iglesia indefectible a la que gentes descerebradas, o malas de condición, quisieron “perfeccionar”, ellos, los maestros vivientes de una institución que no cambió su esencia en dos mil años. Nueva esperanza para los leales a una Iglesia eterna, esa a la que algunos quisieron adaptar a la moda del siglo; para los fieles de la Iglesia de Cristo, Señor y Salvador, a la que se quiso hacer "de-todo-dios", ecuménica, sincretista, antropocéntrica, ptoloméica, “fenomenológica”... y otorrinolaringóloga... ¡Con lo fértil que fue siempre la sencilla fe del Credo y del sencillo catecismo!

Pero por artes de neurastenia politico social se prefirió dar cancha y autoridad a la mentira. No se predicó la religión que debe guardar un sucesor de San Pedro sino la de los teólogos, la ideológica mundana y sin trascendencia, la pedante sin catequesis. La que dejó a esta Santa Iglesia arruinada en su doctrina, y en sus arcas, por los grandes doctores engreídos de arrastrar una bola agarrada al tobillo. Se predicó una 'Iglesia nueva' - ¡Ah!¿Es que no fueron Iglesia los papas anteriores al Concilio? - desgajada de la vida de piedad ("cosa de viejas"), sin oración y sin tener muy claro en qué creer. Ironía de los humanistas que ni tan siquiera nos predicaban la inmortalidad del alma, lo más humano de los seres humanos.

Acéptenlo los mansísimos y humildísimos. Un famoso ingeniero químico, Enrique Miret Magdalena, nos describió como reportero y profeta informado lo que se estaba cociendo en los años sesenta. (Los nuevos católicos, Edit. Nova Terra, Madrid, 1966) La nueva Iglesia sin abnegación aunque podrida por la arrogancia de quienes enseñan que la tradición es arqueología a sustituir por un humanismo libre de subordinación a Dios, el cuál, pobre, se quedó para algunos en "extra opcional". Y ello gracias a fórmulas a cual más nombrada: "Nueva Evangelización", el Concilio "Pastoral", la "Libertad" Religiosa y otras luminosas "puestas al dia".

Medio siglo nos hemos pasado ensayando redundancias para adulterar nuestro sentido de la Caridad bajo la sombrilla de las ONG; para predicar que Mahoma "también" era bueno, Buda mucho mejor y el yoga cosa sublime. Naturalmente, con estos criterios emanados desde arriba era difícil mantener al crucifijo en los altares, y no detallemos los carnavales de los ofertorios creativos...

A esos niveles llegó un clero dañado por "minorías audaces" (Informe sobre la fe, Card. Ratzinger), sólo capaces de triunfar por los vicentes que las seguían. Una tropa de acomodados que a su cobardía llamaron obediencia y hoy ignoran la obediencia para destaparse como "okupas" impostores. "Pero qué nos va usted a contar, Don Pedro, si algunos de los que hoy son jerarcas de la Iglesia española merecieron la reprimenda de Pablo VI, ¡el papa Montini!, por firmar un escrito en defensa de las conclusiones de la Asamblea Conjunta de obispos y sacerdotes.."

Pues este cuadro que acabo de despacharme tambíen corresponde a las confesiones anglicanas y a las luteranas escandinavas, ambas durante años divididas entre la fidelidad a la Tradición Apostólica o el despeñarse por la progrez hacia la nada con sifón. Divergencias entre los ortodoxos y los liberales, Alta y Baja Iglesia , que afortunadamente han sido como aceite y agua separándolas más y más entre sí.

Me gusta, por tanto, sacar de mis intuiciones flores futuras que se destacan más bellas en el estiercol sobre el que se abren. Que la Iglesia Católica Romana se encuentra en una oportunidad excelente para recibir en su seno a más hijos pródigos que se dan cuenta de su orfandad. A aquellos que quieren religión y huyen de la amalgama plural, pro-feminista, pro-homosexual y libertaria. Ya tenemos en casa, en la que vuelve a ser la suya, a un buen número de anglicanos de la High Church que hoy por fidelidad a la tradición se acercan a San Pedro.

Un regreso que la Iglesia ha deseado no ya desde Benedicto XV, papa Giacomo della Chiesa, sino en los acercamientos de Benedicto XIV y Pío IX . No entro aquí a distinguir si por un ecumenismo de conversión, como siempre se ha entendido, o por otro de diálogo. Lo destacable es que la oportunidad es real y, probablemente, con nuevas orientaciones para esta Iglesia española que no quiere ver del lado que sopla el viento.

Un nuevo Benedicto, el número dieciseis, da fin a tan largo proceso que traerá cola de más regresos, como racimos de cerezas. Como madre que otea la vuelta a casa de hijos muy queridos, la Iglesia al fin les abre los brazos.

Y la Hora Hache ha llegado finalmente al abrigo de nuevas razones, de las que elijo dos: la desaparición de nombres revolucionarios de gran poder en la sombra, tal que el fallecido lider del movimiento - más que escuela - de Bolonia, Profesor Giuseppe Alberigo, primero que me viene a la cabeza; y, como segunda pero principal, la decidida restauración de la misa tridentina, verdadero caudal de gracias del cielo sin las que la Iglesia no sabe ni puede hacer nada. (Jn 15, 5)

Fotos.-
Primera: Misa de la "Alta Iglesia Anglicana" en una iglesia anglicana.
Segunda: Misa de la "Baja Iglesia Anglicana"

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