Los negacionismos clericalistas El sacerdote casado, profeta de la reforma que la Iglesia necesita

El sacerdote casado, profeta de la reforma que la Iglesia necesita
El sacerdote casado, profeta de la reforma que la Iglesia necesita

Los sacerdotes casados no se “pierden”, sino que se los excluye. Ya existen. ¿Porqué los niega el clericalismo?. Los Sacerdotes casados son los profetas de la renovación eclesial

Si quieren más sacerdotes reales, no los sacarán de los seminarios actuales o de laboratorios clericalistas dirigidos por "monseñor Frankenstein", experto en desenterrar trozos de tradiciones muertas.

Deberán buscarlos entre seres humanos vivos y reales, los que sin abandonar su fe, formaron familias y se pusieron a trabajar como todo el mundo. Allí está la semilla de una verdadera renovación del clero: en los curas de esta diáspora absurda provocada por los guardianes del celibato obligatorio.

Cuando uno piensa en el celibato obligatorio piensa en el sacerdote, pero es un tiro por elevación para excluir a la mujer. Vaya que los curas pensarían como piensan y actuarían como lo hacen si tuvieran una compañera con la cual pensar y sentir al lado...“no es bueno que el hombre esté solo”. El varón solo, es incompleto, como también lo son sus puntos de vistas, acciones y abusos … aunque diga que lo hace “en nombre de dios”.

Los sacerdotes casados no se “pierden”, sino que se los excluye

Los últimos informes de la Bélgica que visita Francisco, dicen que en pocos años ha perdido 1000 sacerdotes y descendido un 40% la asistencia a Misa. No creo que se hayan muerto 1000 sacerdotes (un tercio del clero). Deduzco entonces que al decir que se “perdieron” existe una imprecisión maliciosa que muestra el sesgo clericalista de quien da la noticia.

Los sacerdotes casados no se “pierden”, sino que son expulsados, anulados, descartados por el clericalismo vigente cuando se casan “públicamente” (ya que la doble vida semioculta de muchísimos, es de serie, de toda la vida). Todo un gran potencial capital humano que lleva años para formarse, se destruye porque “se casan públicamente” y según el clericalismo, “traicionan” el exclusivo círculo de los que mandan en la Iglesia. Es la manipulación del sacramento del Orden Sagrado para ponerlo al servicio de una casta "sacralizada".

El clericalismo es un autoritarismo que busca controlarlo todo. Basta ver cómo el código de derecho canónico, que ignora la evolución del derecho occidental y ha sido escrito para proteger a la jerarquía, tiene más páginas que el mismo Evangelio. Como los fariseos que se enfrentaban con Jesús, que tenían 613 normas que aplicaban arbitrariamente, a tal punto que con ellas condenaron al Hijo de Dios.

Normas inventadas por ellos con las que se entrometían con todo “¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.” (Mt 23, 24). “Recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros”. (Mt 23,15). El fariseísmo no es una anécdota del pasado sino una tentación permanente de toda religión. La amenaza de encerrar a Dios en leyes humanas de un grupo, siempre estará latente.

El celibato obligatorio es una de esas normas que no está en el Evangelio, que no es un dogma, no está en toda la Iglesia, no existió así al principio, sino que es una tardía disciplina arbitraria con la cual se controla a un varón para fines eclesiásticos.  Se le hace creer que es tan sagrado por esa "renuncia anormal",  que está “angélicamente” por encima de la unión conyugal, la creación genesíaca del ser humano. Pero ya vemos como terminan muchos de tales "ángeles": con abusos propios de demonios. Debe ser por aquello que dice Jesús: "el que se ensalza será humillado" (Lc 14,11)

De este modo se lo castra y somete desde su identidad más profunda para que sirva a los intereses de una casta brahamánica, autorreferencial y misógina.  El celibato obligatorio es un mecanismo de control y dominación social, con consecuencias afectivas, psicológicas y económicas que atan al clérigo. La prueba está en que cuando éste, valiente o ingenuamente lo “transgrede públicamente” casándose, queda totalmente desprotegido laboral, eclesial, jubilatoria, social y económicamente. Como es necesario que su "ejemplo"no cunda,, porque pone en duda el sistema, se pone en práctica el escarnio, en toda la corporación eclesiástica.

Aquellos que por ese "temor reverencial" inculcado desde la niñez por la institución, deciden hacer el proceso canónico de pedir la "dispensa en el ejercicio del ministerio sacerdotal", son sometidos a un procedimiento vejatorio que no hace otra cosa que humillar y dejar en claro su "indignidad" y la "condescendencia" del organismo eclesiástico.

Casarse no es un pecado ni un delito. Sin embargo es tratado como el más grande de los pecadores, más que los pederastas ya que a estos se los suele cambiar de sitio para "no escandalizar", salvo que la presión mediática "no deje otra opción".

El sacerdote cuando se casa, es mala palabra que no se pronuncia más. Es degradado, expulsado al ostracismo eclesial, abandonado a su suerte. Se convierte en un "desaparecido" por la cultura de cancelación clerical. Se borran sus huellas, e incluso su expediente es trasladado en las curias a lugares "secretos" y bajo llave, para que no haya el más mínimo rastro de su paso por el ministerio ni se tenga constancia de las obras que ha realizado. Si alguien llama a la curia preguntando por él, se suele negar su existencia, desconocerlo o se informa sutil e insidiosamente. 

Por eso tantos no se animan a dar el gran paso, prefieren mantener dobles vidas para sobrevivir y se justifican pensando: “a medidas hipócritas, respuestas hipócritas”. Son históricamente conocidos los casos de sacerdotes, obispos, cardenales y papas cuyas dobles vidas han salido a la luz. Ni hablemos de los que ocultan delitos sexuales, que llenan los titulares de las últimas décadas.

Las consecuencias negativas de la obligatoriedad del celibato han pasado a ser mayores que sus beneficios. Es cada vez más insostenible y se está cargando la Iglesia. Hoy se dispone de más estudios e información acerca de lo que en realidad pasa. La sibilina práctica del ocultamiento es cada vez más imposible.

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Los sacerdotes casados ya existen. ¿Porqué los niega el clericalismo?

Los sacerdotes casados existen. Hablar del celibato puede ser una teoría que se intenta vivir de modo voluntarista y con mucho daño psicológico y social. Las teorías se las pueden eludir o disfrazar. La realidad no. Negarla es contraproducente.Por eso, cientos de libros sobre la teoría del celibato no pueden tapar la realidad de los sacerdotes casados, su inmensa y negada riqueza para la Iglesia que clama por una reparación y reincorporación a un renovado ministerio que aproveche su experiencia.

Negacionismo es no aceptar una verdad psicológicamente incómoda. No asumiendo que los sacerdotes casados existen, que son importantes y que siguen teniendo que ver mucho con la Iglesia. El clericalismo es paranoico en su desconfianza y recelos hacia ellos, por eso los evita, los niega o los calumnia como un colectivo de seres "quemados" y de ideas "peligrosas".  

El negacionismo es un mecanismo de defensa que expresa el miedo al cambio. Una de las principales razones por las que las personas se resisten a la verdad es que ésta puede exigirles cambiar sus conductas o estilos de vida. El cambio puede ser aterrador, especialmente si implica abandonar la zona de confort o perder prestigio.

Cuando uno piensa en el celibato obligatorio piensa en el sacerdote, pero es un tiro por elevación para excluir a la mujer. Vaya que los curas pensarían como piensan y actuarían como lo hacen si tuvieran una compañera con la cual pensar y sentir al lado "como una sola carne". Por algo Dios dijo al crear a Eva: “no es bueno que el hombre esté solo”. El varón solo, es incompleto, como también lo son sus puntos de vistas, acciones y abusos! … aunque diga que lo hace “en nombre de dios”.

Además, el clericalismo no quiere que vuelvan aquellos que "podrían" poner en evidencia todas sus mañas, porque las han conocido y soportado. Por eso cree que es mejor "que perezcan y se salve el sistema"(Jn 11,50).

Los negacionismos del clericalismo son proverbiales, generan realidades fantasiosas. Niegan sistemáticamente lo que no le conviene. Sucede con la pederastia cuya solución no avanza porque es negada.  Sucede con la mujer, que es negada y se la marea con discursos y promesas. Sucede con los sacerdotes casados, a los que niega como si no existieran, ni se los menciona. El clericalismo es un autoritarismo negacionista que obviamente Dios no ha instituido.

El largo camino de Jerónimo y los sacerdotes casados
El largo camino de Jerónimo y los sacerdotes casados

Los Sacerdotes casados son los profetas de la renovación eclesial

Si quieren más sacerdotes reales, no los sacarán de los seminarios actuales o de laboratorios clericalistas dirigidos por "monseñor Frankenstein", experto en desenterrar trozos de tradiciones muertas.

Deberán buscarlos entre seres humanos reales, los que sin abandonar su fe, formaron familias y se pusieron a trabajar como todo el mundo. Allí está la semilla de una verdadera renovación del clero. En los curas de esta diáspora absurda provocada por los gendarmes del celibato obligatorio.

 Ellos son Profetas por su experiencia de fe, pobreza y exclusión, señales inequívocas de la pertenencia al Reino de los Cielos. Por ser ninguneados en las curias y desde los púlpitos, por ser ignorados a posta y ni siquiera ser mínimamente tenidos en cuenta en una sinodalidad que prometía participación a raudales.

La cultura actual es muy poliédrica y confusa. Pero hay un valor que ha irrumpido para siempre: la inclusión y la lucha contra toda discriminación, …valores intrínsecos al cristianismo pero que la institución eclesial, siempre necesitada de reforma, no percibe desde las murallas del clericalismo ciego que no quiere ver.

el misterio de la fe
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