3.3. Una hipótesis de lectura del proceso de recepción
3.3.1 Periodización del proceso de recepción
Se pueden distinguir tres fases:
* Fase de “aplicación”: corresponde, grosso modo, al pontificado de Pablo VI. Es la aplicación en las tres dimensiones privilegiadas de las reformas institucionales (tria munera): la liturgia, la proclamación de la fe o la catequesis y las instituciones de gobierno eclesial con sus estructuras jurídicas correspondientes. Esta lógica de aplicación no excluye la percepción de nuevas necesidades, por ejemplo, la mirada a una gran parte de los jóvenes de occidente que conduce a la creación de nuevas instituciones como la Jornada Mundial de la Juventud.
* Fase de “síntesis doctrinal”, que es el modo como plantean el cardenal Ratzinger y H. J. Pottmeyer, busca una integración, más o menos dialéctica, de las “enseñanzas” de los dos últimos concilios, superando una simple yuxtaposición en las numerosas fórmulas de compromiso del Vaticano II.
* Fase de la “creatividad de las iglesias locales”, según la indicación de Juan Pablo II, se trata de tomar el concilio como una “brújula” que indica la relación que la Iglesias establecen con el cuerpo conciliar y su aspecto normativo o regulador; o la relación “adulta” de asumir el cuerpo conciliar a partir de sus propias experiencias, para encontrar en él una fuerza segura con que afrontar un futuro radicalmente imprevisible. Esta relación implica necesariamente un debate crítico, una evaluación de las fórmulas de compromiso y una selección prudente.
3.3.2 El modo de aproximación a la obra conciliar – o el método de interpretación
Se pueden distinguir dos maneras:
* El método analítico: se presenta en los primeros decenios, especialmente por parte de Roma, que consiste en fragmentar el conjunto del cuerpo conciliar en temas y preguntas.
* El método global: se introduce con el concepto de “cuerpo textual” que busca la percepción de la unidad interna del concilio. Este método implica la conjunción de dos planos: el de la letra del texto y el de una práctica de estilo evangélico.
3.3.3. El contenido del “corpus” doctrinal
También se pueden distinguir diversos ejes:
* La recepción centrada sobre el “eje eclesiológico del Concilio”: fue la recepción enfatizada hasta hace poco. Después del Sínodo del 85 se da como adquisición que la “eclesiología de comunión es el concepto central y fundamental de los documentos conciliares”. Se ha denunciado una espiritualización de esta noción que deja los aspectos societarios de la Iglesia intactos o los moderniza simplemente sin hacer honor realmente a los cambios obrados por el Vaticano II en el paso de una Iglesia sociedad a una Iglesia de comunión.
* La recepción centrada en dos ejes del cuerpo conciliar: el eje horizontal de las relaciones y el eje vertical de la experiencia teologal. De esta manera la Iglesia vive a partir de una doble escucha: la de la palabra de Dios y la escucha de aquello que pasa entre los interlocutores, asumiendo la diversidad cultura y la historicidad de las existencias humanas que refluyen sobre la interpretación del Evangelio.
3.3.4 Intentos para fijar los criterios de interpretación del Concilio
Igualmente se pueden señalar dos tipos de criterios para la interpretación:
a) La recepción en la línea de las reglas para interpretar el Concilio
El sínodo de 1985 señaló cuatro reglas para la interpretación del concilio:
* La regla del cuerpo textual: estipula el respeto de todos los documentos en su estrecha relación de unos con otros y según su jerarquía interna.
* Dos reglas negativas: la prohibición de separar el aspecto doctrinal y el pastoral y, la letra del espíritu del Concilio.
* Regla diacrónica o histórica: sitúa el Vaticano II en continuidad con relación a la “gran tradición” de la Iglesia, esperando del Concilio luz para la Iglesia y para el mundo de hoy.
Se ha observado que las formulaciones negativas delimitan el espacio de legitimidad al no decir positivamente en qué consiste la articulación entre lo doctrinal y lo pastoral, como tampoco afirmar cómo entender la relación entre la letra y el espíritu del Concilio. Igualmente se ha observado que las referencias a la gran tradición y la referencia a la Iglesia y al mundo de hoy resultan muy generales. De ahí la necesidad de precisarlas.
b) La recepción entendida como un proceso de aprendizaje del Concilio
El motor secreto de la recepción del concilio Vaticano II es el principio de “pastoralidad”, formulado por Juan XXIII y asumido por el Concilio. Fundamentalmente se trata de la interpretación teológica del misterio de la alteridad que se vive:
* En el seno mismo de la Iglesia católica.
* En el mundo ecuménico.
* En las religiones y en las culturas de una civilización en vía de mundialización.
Este principio tiene sus implicaciones:
* En la reforma que toca todas las prácticas eclesiales, incluida la formulación de la doctrina.
* En la situación histórica y cultural de los interlocutores de la Iglesia.
La manera de buscar la verdad en el seno mismo de la asamblea conciliar se inscribe progresivamente en un cuerpo textual en el cual, como se señaló más arriba:
* El eje vertical corresponde a la escucha de la palabra de Dios.
* El eje horizontal que corresponde a la escucha de lo que pasa entre los interlocutores más diversos.
Guía para la reflexión personal:
1) Frente a los intentos de enterrar el Concilio Vaticano II o de “re-evaluarlo” o minimizarlo, hay que subrayar y defender con fuerza su actualidad:
- ¿Cómo justificas el dilema: continuidad – ruptura - reforma?
- ¿Hay un “antes” y un “después” del Vaticano II? ¿No hay ninguna discontinuidad digna de mención entre el Concilio y lo que le precedió?
2) El proceso de recepción siempre estará guiado por una interpretación que no sea cerrada:
- ¿Qué significa que el Concilio no es un compendio, sino un acto fuerte y creativo, don del Espíritu?
- ¿Cuáles son sus consecuencias para la vida y acción pastoral del cristiano y de la Iglesia?
Se pueden distinguir tres fases:
* Fase de “aplicación”: corresponde, grosso modo, al pontificado de Pablo VI. Es la aplicación en las tres dimensiones privilegiadas de las reformas institucionales (tria munera): la liturgia, la proclamación de la fe o la catequesis y las instituciones de gobierno eclesial con sus estructuras jurídicas correspondientes. Esta lógica de aplicación no excluye la percepción de nuevas necesidades, por ejemplo, la mirada a una gran parte de los jóvenes de occidente que conduce a la creación de nuevas instituciones como la Jornada Mundial de la Juventud.
* Fase de “síntesis doctrinal”, que es el modo como plantean el cardenal Ratzinger y H. J. Pottmeyer, busca una integración, más o menos dialéctica, de las “enseñanzas” de los dos últimos concilios, superando una simple yuxtaposición en las numerosas fórmulas de compromiso del Vaticano II.
* Fase de la “creatividad de las iglesias locales”, según la indicación de Juan Pablo II, se trata de tomar el concilio como una “brújula” que indica la relación que la Iglesias establecen con el cuerpo conciliar y su aspecto normativo o regulador; o la relación “adulta” de asumir el cuerpo conciliar a partir de sus propias experiencias, para encontrar en él una fuerza segura con que afrontar un futuro radicalmente imprevisible. Esta relación implica necesariamente un debate crítico, una evaluación de las fórmulas de compromiso y una selección prudente.
3.3.2 El modo de aproximación a la obra conciliar – o el método de interpretación
Se pueden distinguir dos maneras:
* El método analítico: se presenta en los primeros decenios, especialmente por parte de Roma, que consiste en fragmentar el conjunto del cuerpo conciliar en temas y preguntas.
* El método global: se introduce con el concepto de “cuerpo textual” que busca la percepción de la unidad interna del concilio. Este método implica la conjunción de dos planos: el de la letra del texto y el de una práctica de estilo evangélico.
3.3.3. El contenido del “corpus” doctrinal
También se pueden distinguir diversos ejes:
* La recepción centrada sobre el “eje eclesiológico del Concilio”: fue la recepción enfatizada hasta hace poco. Después del Sínodo del 85 se da como adquisición que la “eclesiología de comunión es el concepto central y fundamental de los documentos conciliares”. Se ha denunciado una espiritualización de esta noción que deja los aspectos societarios de la Iglesia intactos o los moderniza simplemente sin hacer honor realmente a los cambios obrados por el Vaticano II en el paso de una Iglesia sociedad a una Iglesia de comunión.
* La recepción centrada en dos ejes del cuerpo conciliar: el eje horizontal de las relaciones y el eje vertical de la experiencia teologal. De esta manera la Iglesia vive a partir de una doble escucha: la de la palabra de Dios y la escucha de aquello que pasa entre los interlocutores, asumiendo la diversidad cultura y la historicidad de las existencias humanas que refluyen sobre la interpretación del Evangelio.
3.3.4 Intentos para fijar los criterios de interpretación del Concilio
Igualmente se pueden señalar dos tipos de criterios para la interpretación:
a) La recepción en la línea de las reglas para interpretar el Concilio
El sínodo de 1985 señaló cuatro reglas para la interpretación del concilio:
* La regla del cuerpo textual: estipula el respeto de todos los documentos en su estrecha relación de unos con otros y según su jerarquía interna.
* Dos reglas negativas: la prohibición de separar el aspecto doctrinal y el pastoral y, la letra del espíritu del Concilio.
* Regla diacrónica o histórica: sitúa el Vaticano II en continuidad con relación a la “gran tradición” de la Iglesia, esperando del Concilio luz para la Iglesia y para el mundo de hoy.
Se ha observado que las formulaciones negativas delimitan el espacio de legitimidad al no decir positivamente en qué consiste la articulación entre lo doctrinal y lo pastoral, como tampoco afirmar cómo entender la relación entre la letra y el espíritu del Concilio. Igualmente se ha observado que las referencias a la gran tradición y la referencia a la Iglesia y al mundo de hoy resultan muy generales. De ahí la necesidad de precisarlas.
b) La recepción entendida como un proceso de aprendizaje del Concilio
El motor secreto de la recepción del concilio Vaticano II es el principio de “pastoralidad”, formulado por Juan XXIII y asumido por el Concilio. Fundamentalmente se trata de la interpretación teológica del misterio de la alteridad que se vive:
* En el seno mismo de la Iglesia católica.
* En el mundo ecuménico.
* En las religiones y en las culturas de una civilización en vía de mundialización.
Este principio tiene sus implicaciones:
* En la reforma que toca todas las prácticas eclesiales, incluida la formulación de la doctrina.
* En la situación histórica y cultural de los interlocutores de la Iglesia.
La manera de buscar la verdad en el seno mismo de la asamblea conciliar se inscribe progresivamente en un cuerpo textual en el cual, como se señaló más arriba:
* El eje vertical corresponde a la escucha de la palabra de Dios.
* El eje horizontal que corresponde a la escucha de lo que pasa entre los interlocutores más diversos.
Guía para la reflexión personal:
1) Frente a los intentos de enterrar el Concilio Vaticano II o de “re-evaluarlo” o minimizarlo, hay que subrayar y defender con fuerza su actualidad:
- ¿Cómo justificas el dilema: continuidad – ruptura - reforma?
- ¿Hay un “antes” y un “después” del Vaticano II? ¿No hay ninguna discontinuidad digna de mención entre el Concilio y lo que le precedió?
2) El proceso de recepción siempre estará guiado por una interpretación que no sea cerrada:
- ¿Qué significa que el Concilio no es un compendio, sino un acto fuerte y creativo, don del Espíritu?
- ¿Cuáles son sus consecuencias para la vida y acción pastoral del cristiano y de la Iglesia?