Los yerros ajenos Un mundo de incoherentes: 28 ejemplos reales
"Muchos tratan de manifestar inteligencia contradiciendo a su interlocutor. Más llamativa aún es la terquedad de no pocos por llevarse la contraria a sí mismos"
"La incoherencia forma parte del ser en el mundo de innumerables individuos. Detallo aquí situaciones recientes. Algunas son públicas; las demás las he experimentado en primera persona"
"Resulta sencillo detectar los yerros ajenos. Ojalá cada uno procuremos ser coherentes haciendo lo que decimos y diciendo lo que hacemos, dentro de unas coordenadas éticas respetuosas con la ley natural"
"Resulta sencillo detectar los yerros ajenos. Ojalá cada uno procuremos ser coherentes haciendo lo que decimos y diciendo lo que hacemos, dentro de unas coordenadas éticas respetuosas con la ley natural"
Muchos tratan de manifestar inteligencia contradiciendo a su interlocutor. Más llamativa aún es la terquedad de no pocos por llevarse la contraria a sí mismos. La incoherencia forma parte del ser en el mundo de innumerables individuos. Detallo aquí situaciones recientes. Algunas son públicas; las demás las he experimentado en primera persona:
1.- Quien tiene la función de defender la libertad y recibe con alharacas a sanguinarios dictadores mientras pone cara de circunstancia cuando quien llega es alguien que promueve la libertad de mercado con escudo social;
2.- Quien gestiona un proyecto multinacional con exigentes valores y atiende con preferencia deferente a quienes viven o proponen lo contrario de lo que su organización pregona;
3.- Quien alaba a personajes de indudable desconocimiento de la ética, tanto teórico como práctico, y no atiende a quienes se han dejado la vida por el proyecto colectivo desde hace décadas;
4.- Quien predica la defensa de los presuntamente más necesitados y a la primera de cambio, siguiendo el patético paradigma del tarambana Lenin en Suiza, París y luego Moscú, se instala en un inmueble con lujos que muy pocos pueden permitirse, alejándose de un barrio en el que cada día sus residentes se ganan el pan con el sudor de su frente;
5.- Quien ha realizado el juramento hipocrático y asesina al frágil incluso antes de que pueda dar sus primeros pasos en este mundo, en el vientre materno, y/o al anciano;
6.- Quien ejerce la medicina y en vez de ver pacientes, personas, solo vislumbra cuentas corrientes que saquear o seres molestos de los que escaquearse para correr a casa a visualizar una serie insustancial;
7.- Quien durante una operación con epidural, delante del paciente perfectamente consciente, brama contra otros galenos, porque no le tuvieron en cuenta para el lanzamiento de una entidad mercantil que desviará caudales a un centro privado ajeno a la sociedad médica para la que trabajan;
8.- Quien habla de continuo de la importancia del respeto al clima, pero incluso en recorridos minúsculos emplea, a costa del contribuyente, helicópteros y aviones privados radicalmente prescindibles;
9.- Quien insiste en la necesidad de creer equipo y desechar personalismos, pero él y sus más cercanos manifiestan un egocentrismo que avergüenza;
10.- Quien proclama su interés por los menos pudientes mediante una fundación perfectamente dotada, enjambrando iniciativas por diversas ciudades, pero solo después de haberse asegurado muchos millones para él en planes de pensiones y otros;
11.- Quien vive pomposamente de proclamar en intervenciones públicas la conveniencia con fundamento presuntamente médico de la atención a los demás, la empatía, escuchar, etc., y sólo atiende a los emails que le proponen negocios en el corto plazo desmedidamente remunerados;
12.- Quien habla de innovación, creatividad y términos semejantes y copia con descaro a sus competidores que sí estudian;
13.-Quien predice cómo será el mundo en 2030 (del futuro sabe lo mismo que todos: ¡nada!) y en ese mismo texto manifiesta una patética ignorancia sobre sucesos del pasado, como por ejemplo la llegada de Hernán Cortés a México, tal como viene descrito por testigos contemporáneos presenciales. Cuando alguien se lo hace ver, reacciona con una pedantería tan ridícula como perdularia;
14.- Quien vive de ensalzar los servicios públicos, pero envía sus hijos a colegios privados o concertados;
15.- Quien insiste en desprestigiar la sanidad privada, pero cuando enferma corre a escondidas a clínicas no precisamente públicas;
16.- Quien defiende la perversidad de plantear una marcha atrás del teletrabajo, a la vez que aprovecha para cuidarse estéticamente en horas laborales mientras emplea esa oportunidad provocada por la pandemia;
17.- Quien se llena la boca hablando de meritocracia cuando ha llegado a su posición directiva gracias al apellido que luce;
18.- Quien reclama austeridad a los demás, porque la empresa pasa por un mal momento, pero diariamente visita los mejores restaurantes, disfrutando de los mejores caldos y acaba falleciendo en el enésimo banquete;
19.- Quien habla de la conveniencia de defender la libertad ajena, pero cuando alguien manifiesta disconformidad por el comportamiento delictivo del fundador de esa organización es condenado al ostracismo;
20.- Quien predica sobriedad, pero sus centros organizativos son instalados en los mejores barrios de cualquier ciudad con el mejor servicio que uno pueda imaginar;
21.- Quien propone contar con las opiniones ajenas, pero cualquiera que no comulga con sus propuestas, sensatas o no, es inmediatamente comisariado;
22.- Quien habla de mejorar la formación de los profesores universitarios, pero para decidir quienes será quienes asciendan en el escalafón académico utilizan como único criterio las relaciones endogámicas;
23.- Quien condena los abusos de sus opositores ideológicos a la vez que defiende con obstinación nesciente el comportamiento espurio de los suyos. ¡Cuántos deberían leer Matanzas en el Madrid republicano, del noruego Schlayer!;
24.- Quien denuncia la fala de ética de los evasores de impuestos a la vez que trata de lograrlo en la medida de sus posibilidades;
25.- Quien habla, cual osito de peluche, de tratar bien a los colaboradores y fuera de los focos increpa desabridamente a quienes de ella dependen;
26.- Quien critica ásperamente a quienes no responden a sus emails y en cuanto asciende un mínimo en el escalafón pasa a comportarse exactamente de ese modo;
27.- Quien solicita ayuda a otros y cuando se le brinda una buena oportunidad, con ridícula protervia responde que no dispone de tiempo para atender esa propuesta;
28.- Quien proclama que su iniciativa es como una familia, pero cuando alguien no se somete al dictamen de la nomenklatura, tras ser desplumado, es denigrado sistemáticamente.
Resulta sencillo detectar los yerros ajenos. Ojalá cada uno procuremos ser coherentes haciendo lo que decimos y diciendo lo que hacemos, dentro de unas coordenadas éticas respetuosas con la ley natural. Leer las obras de Enrique Sueiro, comenzando por Brújula directiva. 25 horizontes, ayuda la congruencia.
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