Cases pide honestidad y altruismo frente a la crisis

Ante un templo a rebosar, con más de medio millar de personas y una temperatura aún llevadera, Cases calificó como un "desafío" la necesidad de no abandonar esta senda. "El mundo necesita hoy día una gran dosis de gratitud", anunció desde un presbiterio en el que se hallaba rodeado por una quincena de sacerdotes, "y nuestra grandeza estriba en la capacidad para fijarnos en los que hoy día no cuentan para nada. Y eso nos lo enseña la Virgen", sentenció.
El obispo, arrancó su intervención con un emotivo recuerdo para los dos fallecidos por el accidente ocurrido hace menos de un mes en una pirotecnia de la villa, pero tampoco dejó atrás a las víctimas del accidente aéreo de 2008, la llegada de inmigrantes "que han arriesgado sus vidas y algunos las han perdido en su empeño" y al aumento del número de parados. "Detrás de ellos hay rostros, vidas y sufrimientos", dijo.
Cases destacó el papel de la Virgen como "la madre de los débiles" y tampoco dejó pasar la ocasión para solicitar la ayuda de todos con el fin de evitar que "unas fiestas de reencuentro, como son éstas, se deterioren en el ámbito social por determinados excesos".
En la homilía, en la que también se procedió a la lectura de la carta del apóstol San Pablo a los romanos, se aludió a la capacidad de la Virgen para "guiar" a sus fieles y se afirmó, por parte del obispo, que "la crisis no afecta a todos por igual. No tengan grandes pretensiones y pónganse al nivel de la gente humilde", sugirió al término de su intervención, en un consejo que parecía ir dirigido hacia los cargos públicos que acudieron al concurrido acto litúrgico.