El cáliz de Doña Urraca
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A la fascinante descripción del guía se une un precioso libro titulado “los reyes del Grial”, del que entresacamos algunos párrafos para deleite de nuestros lectores. El tema se vuelve más apasionante pues Valencia dice tener el auténtico Santo Grial desde el siglo XVI, y ahora los leoneses, afirman ser ellos los poseedores del cáliz, asunto que dejamos a los especialistas para que diriman tan espinoso asunto.
“El hallazgo del Santo Grial, el cáliz que Jesucristo utilizó en la última cena con sus discípulos antes de ser ejecutado en la cruz, es un mito de casi dos mil años, capaz de embarcar en la aventura en la aventura de sus búsqueda a caballeros, templarios, hombres de ciencia, aventureros a la caza de fortuna, nazis… Un misterio envuelto en la bruma del tiempo que ha generado leyendas como la del Rey Arturo y la Tabla Redonda y ha llenado páginas de poemas, cantares de gesta y volúmenes de investigación”.
La historia comienza en la biblioteca cairota de la Universidad de Al-Azhar, fundada en el año 975 por la dinastía fatimí, y recibió particular atención del sultán Saladino, hasta que en el periodo mameluco (1250-1517), llegó a ser el gran referente islámico que es hoy en día.
Un día de 1054-1055, la Copa del Poder, que antaño se custodiaba en la Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, fue entregada como regalo de amistad y agradecimiento del califa fatimí al emir de la taifa de Denia (en el Levante español), quien a su vez deseaba congraciarse con el monarca más poderoso de la cristiandad hispana del momento Fernando I (1037-1065).
Él fue el destinatario del vaso sagrado. Príncipe de Navarra, más tarde conde Castilla y finalmente rey de León, gobernaba con mano firme en un tiempo convulso. Siete años más tarde, en 1072, Urraca, en calidad de custodia de la memoria de sus padres y antepasados, convierte la construcción de San Isidoro de León y sus tesoros en su gran obra.
Entre ellos destaca con luz propia el Cáliz que recibe su nombre y que enriquece una posesión tan extraordinariamente valiosa para la cristiandad como la Copa de Cristo, en cuyo nombre puede leerse: “En nombre del Señor Fernando, Urraca”. Gracias a ella, se consolidó la monarquía más poderosa de la Península Ibérica en su tiempo: la leonesa.
Vale la pena hurgar entre los muchos escritos sobre el Santo Grial para deleitarse con una historia todavía inconclusa, que mueve la imaginación de muchos y la fe de quienes encontrar un vínculo cierto con los orígenes del cristianismo y su evolución a lo largo de los siglos.
26.- 11-9-15 (2913)
Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo