¿Próxima rehabilitación del obispo emérito de Ciudad Rodrigo? Argüello podría pedir a Raúl Berzosa como auxiliar de Valladolid
"Una jugada maestra (otra más) del extraordinario jugador de ajedrez que es Luis Argüello, arzobispo de Valladolid. Con ella, el presidente de la Conferencia episcopal española quedaría muy bien a los ojos de sus pares obispos y, sobre todo, de Roma"
"El obispo emérito de Ciudad Rodrigo arrastra una historia episcopal un tanto oscura y, con razón o sin ella, los dedos eclesiales le señalan y cuchichean a su paso. Por eso, muchos de sus ex compañeros de mitra huyen de él como si estuviese apestado"
"Para aterrizar en Valladolid, Berzosa cuenta con la ventaja de conocer la región por haber nacido en Burgos y por haber formado parte, desde casi sus comienzos, del espíritu de Villagarcía de Campos"
"Para aterrizar en Valladolid, Berzosa cuenta con la ventaja de conocer la región por haber nacido en Burgos y por haber formado parte, desde casi sus comienzos, del espíritu de Villagarcía de Campos"
¿Rehabilitación para monseñor Raúl Berzosa, el obispo que tuvo que salir, hace años, de la diócesis de Ciudad Rodrigo, sin explicación alguna, y, tras un tiempo de retiro, convertirse en obispo misionero, primero en Colombia y, después, en Santo Domingo? El rumor, persistente, entre el clero vallisoletano así lo asegura.
Se trata de un rumor que circula no sólo entre los curas de la archidiócesis castellana, sino también entre los vicarios y la cúpula curial vallisoletana.
Una jugada maestra (otra más) del extraordinario jugador de ajedrez que es Luis Argüello, arzobispo de Valladolid. Con ella, el presidente de la Conferencia episcopal española quedaría muy bien a los ojos de sus pares obispos y, sobre todo, de Roma.
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En efecto, muchos obispos españoles quisieran encontrar una solución para la actual situación de ‘impasse’ de Berzosa pero, al mismo tiempo, no se atreven a complicarse la vida, ofreciéndole un puesto en sus diócesis. Berzosa es demasiado estrella, brilla por sí sólo y, sin quererlo, opaca a los que tiene al lado.
Y, por otro lado, el obispo emérito de Ciudad Rodrigo arrastra una historia episcopal un tanto oscura y, con razón o sin ella, los dedos eclesiales le señalan y cuchichean a su paso. Por eso, muchos de sus ex compañeros de mitra huyen de él como si estuviese apestado.
Ofreciéndole un puesto a su lado, Argüello se cubre de gloria y se envuelve en el manto de la misericordia. Y es verdad que, en el caso concreto de monseñor Berzosa, el arzobispo de Valladolid fue de los pocos que siempre le tendió la mano. En las duras y en las maduras. Por circunstancias de la vida, he sido testigo directo de ello y es de justicia reconocerlo.
Por otra parte, acogiéndolo en su diócesis, Argüello ganaría puntos ante Roma, porque le ayudaría a solucionar un problema, al que, tarde o temprano, el perfecto de Obispos, cardenal Prevost, tiene que encontrar una salida.
Algunos clérigos de Valladolid llegan a especular, incluso, con el nombramiento de arzobispo coadjutor con derecho a sucesión para Raúl Berzosa. Un nombramiento que parece un tanto descabellado. Primero, porque a Argüello le quedan todavía cuatro años de pontificado y no es habitual que Roma nombre obispos coadjutores para tanto tiempo de espera.
En cualquier caso, Raúl Berzosa tendría que demostrar, con palabras y, sobre todo, con hechos, que está totalmente recuperado de los supuestos problemas, por los que se vio obligado a abandonar Ciudad Real.
Para aterrizar en Valladolid, Berzosa cuenta con la ventaja de conocer la región por haber nacido en Burgos y por haber formado parte, desde casi sus comienzos, del espíritu de Villagarcía de Campos. Aquel movimiento pastoral, puesto en marcha y promovido por el gran Marcelino Legido, el cura del Cubo de Don Sancho, que, desde su pequeño pueblo en los límites de Salamanca con Portugal, contagió su profunda espiritualidad encarnada a generaciones de sacerdotes de toda Castilla.
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