¿Gil Tamayo, presidente del dicasterio de la Comunicación?
Aunque, a veces, es antesala de la noticia, parece que, en este caso, el rumor se va a quedar en eso. Los vaticanistas coinciden en asegurar que, para ese puesto tan delicado (sobre todo tras la salida de Viganó), se necesita un peso pesado y a Gil Tamayo solo se le recuerda en Roma por haber sido el acompañante-traductor del maestro Federico Lombardi durante el cónclave.
Acostumbrados como están a este tipo de intoxicaciones, a los vaticanistas les huele a rumor interesado, lanzado desde la Curia, para mover el árbol del nuevo dicasterio y que alguien recoja la nuez apetitosa de su prefectura.
Por otra parte, Gil Tamayo tiene suficiente con lo que se le avecina en España: el obispado de Ávila, cuando termine el Jubileo, y la posibilidad (o no) de ser reelegido como secretario de la CEE y portavoz. Lo lógico es que repita en ambos cargos, aunque algunos obispos creen que sería bueno separar las dos funcionen y que Tamayo siguiese de secretario y se buscase un nuevo portavoz.
Una sugerencia: ¿Por qué no un laico o una mujer para el puesto? Con una decisión así, los obispos ganarían en credibilidad social (que falta les hace). Y candidatos bien preparados y contrastados, también los hay. Les brindo dos nombres de una lista que, a mi juicio, puede ser más numerosa: Sebastián Mora y Mª Ángeles Fernández. Un laico y una mujer.
El primero fue flamante secretario general de Caritas, quizás en su época de mayor esplendor social y de máxima autoridad moral. La segunda es una contrastada profesional con años ya de vuelo que tuvo experiencia tanto en la diócesis de Toledo como, ahora, en Últimas Preguntas de RTVE. Apuesto por Sebastian, que, a mi juicio es un crack de la comunicación y con una preparación teológica y mediática envidiables, pero M Ángeles también podría hacerlo muy bien y, además, visibilizar a la mujer en una institución donde brilla por su ausencia.
José Manuel Vidal