"Infovaticana ha cruzado todas las líneas rojas contra el cardenal Osoro y su auxiliar, José Cobo" No todo vale en periodismo y, menos, si se dice ‘religioso’
"Al arzobispo de Madrid le acusa en el mismo titular de tener 'problemas neurológicos' y a monseñor Cobo de ser una especie de Judas traidor y acusica, que vende a su superior ante Roma"
"Ahora, todo queda archivado y registrado en Google y para siempre. Tanto las verdades como las ‘fake’, si no se desmienten"
"Hay momentos en los que no se puede callar y ser cómplice de injusticias clamorosas contra la dignidad de las personas y posiblemente de delitos"
"Que quede constancia de que ni el cardenal Osoro padece “problemas neurológicos” ni monseñor Cobo es un traidor o un acusica. Ni, por supuesto, el arzobispo de Madrid me leyó la cartilla"
"Hay momentos en los que no se puede callar y ser cómplice de injusticias clamorosas contra la dignidad de las personas y posiblemente de delitos"
"Que quede constancia de que ni el cardenal Osoro padece “problemas neurológicos” ni monseñor Cobo es un traidor o un acusica. Ni, por supuesto, el arzobispo de Madrid me leyó la cartilla"
No todo vale en ningún ámbito de la vida, pero, quizás todavía menos en el ámbito de la información religiosa, que se supone que se rige por los valores cristianos y por la consigna evangélica de que ‘la verdad os hará libres’. Pues Infovaticana (ya el propio nombre induce al engaño) acaba de cruzar todas las líneas rojas con un artículo contra el cardenal Osoro y contra su obispo auxiliar, José Cobo.
Al arzobispo de Madrid le acusa en el mismo titular de tener “problemas neurológicos” y a monseñor Cobo de ser una especie de Judas traidor y acusica, que vende a su superior ante Roma. ¿Con qué pruebas? Sin prueba alguna. No aporta un certificado médico de los supuestos males neurológicos del cardenal ni nada que demuestre las gravísimas acusaciones contra su obispo auxiliar.
Sus pruebas se limitan a conjeturar y asegurar que alguien dice que… ¿Entra algo así dentro de la ética profesional y, no digamos, cristiana? ¿Se puede arrastrar la fama de dos obispos por la tierra sin aportar prueba alguna?
Porque aquí no se trata de discrepar de las actuaciones del cardenal de Madrid, sino de hacer trizas su vida personal y su relación con monseñor Cobo a base de bulos, conjeturas y fake news.
¿Qué van buscando en el fondo con ‘bulos’ como éstos? Sin duda alguna, intentan desacreditar al cardenal, enturbiar sus excelentes relaciones con su auxiliar y, posiblemente, ponerle palos en la rueda de cara a su eventual sucesión de monseñor Osoro al frente de la archidiócesis de Madrid. Embarrar el campo al Papa y sembrar desconfianza en la gente: ¿Cómo va a nombrar el Papa sucesor de Osoro al obispo que lo acusó a Roma? De aurora boreal, pero cínico, perverso y diabólico. Menos mal que el Papa conoce sus artimañas y se crece ante ellas.
Hacen, además, este tipo de cosas, porque creen que gozan de impunidad total. Los obispos casi nunca contestan públicamente a los ataques que sufren. Ni denuncian ante la Justicia. Más bien, ponen la otra mejilla. En este caso concreto, Osoro dijo, en San Antón, en la mesa redonda que moderaba yo mismo: “quienes dividen y destrozan la Iglesia no deberían comulgar”. Porque “tenemos noticiarios que lo que hacen es dividir, romper, machacar, destruir a las personas, esa no es la misión de la Iglesia y quienes hacen eso no debieran de comulgar porque destruyen lo que el Señor nos entrega".
En el colmo de la desfachatez, al día siguiente, ese mismo “noticiario” publicaba este titular: “Osoro le da un toque a Religion Digital con Vidal al lado”. Cuando, en los corrillos todo el mundo hablaba del ‘ataque despiadado’ de Infovaticana al cardenal y, cuando, después de la mesa redonda, los cardenales Osoro, Barreto y Porras, estuvieron cenando con el Padre Angel, con Vidal y con otros invitados en el restaurante Robin Hood de Mensajeros.
Con suma amabilidad, pues, el cardenal Osoro les respondió sin citarles expresamente, para no hacer más sangre ni entrar en su juego sucio. Olvida el cardenal (y suelen hacerlo todos los obispos en general) que las cosas ya no son como antes, ya no se olvidan a los dos días ni desaparecen a los dos años. Ahora, todo queda archivado y registrado en Google y para siempre. Tanto las verdades como las ‘fake’, si no se desmienten.
Y éstas, a mi juicio, son acusaciones tan graves que merecen (para que queden también en Google) una nota pública oficial del cardenal Osoro y de monseñor Cobo. No se pueden cruzar en vano las líneas rojas de la intimidad y de la vida privada de las personas. Y si no tienen desmentido oficial, lo seguirán haciendo. Sin medida, sin control y sin vergüenza. Son las técnicas de los rígidos y de la secta del Yunque. Gente muy peligrosa.
También nosotros, en RD, cometemos errores a la hora de informar sobre lo que hacen o dicen los obispos. Incluso, en ocasiones, juzgamos sus conductas e intenciones. Son funciones de los medios de comunicación. Pero de ahí a publicar bulos o noticias falsas sin pruebas va un paso. Una línea que no se puede cruzar.
También sabemos desde hace años cómo se las gasta esta gente, y que no hay mejor desprecio que no hacer aprecio. Pero hay momentos en los que no se puede callar y ser cómplice de injusticias clamorosas contra la dignidad de las personas y posiblemente de delitos.
Por eso, esta denuncia pública no servirá para casi nada. Pero sí, al menos, para que quede constancia de que ni el cardenal Osoro padece “problemas neurológicos” ni monseñor Cobo es un traidor o un acusica. Ni, por supuesto, el arzobispo de Madrid me leyó la cartilla.
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