Día de la Sagrada Familia: Jesús, María y José Santiago Agrelo: "El poder sabe que si pierdes la esperanza, amarás la cadena que te esclaviza"
"Guiado por la luz de la fe, tú buscas al niño como lo buscaron los pastores en la noche del nacimiento"
"El poder teme a los que nacen, teme a la familia que es fuerte por el amor y los hijos, teme ese mundo de esperanzas que, naciendo, un niño trae necesariamente consigo"
Es Domingo. Es siempre Navidad: Nos ha nacido un salvador, el Mesías, el Señor. Dios ha visitado a su pueblo. En Cristo, la justicia y la paz se han besado. Pero Herodes ya busca al niño para matarlo: El poder ha decidido prohibir la Navidad, retirar el Belén apenas estrenado.
Guiado por la luz de la fe, tú buscas al niño como lo buscaron los pastores en la noche del nacimiento, como lo buscaron los Magos en el día de la adoración. Lo buscas en la palabra que escuchas, en los sacramentos que celebras, en la comunidad a la que perteneces, en el pobre con el que caminas, y, cuando lo encuentras, lo guardas dentro de ti, en el corazón, en el lugar secreto donde guardamos lo que amamos.
En la palabra, escuchas a Cristo; en el pobre, cuidas de Cristo; por los sacramentos, eres transformado en Cristo; con la comunidad, creces hasta que el cuerpo de Cristo alcance en ti su plenitud.
Pero mientras tú buscas a Cristo para adorarlo, Herodes lo busca para matarlo. El poder teme a los que nacen, teme a la familia que es fuerte por el amor y los hijos, teme ese mundo de esperanzas que, naciendo, un niño trae necesariamente consigo. El poder sabe que si pierdes la esperanza, amarás la cadena que te esclaviza.
"Por eso el poder tiene miedo de tu fe, de tu esperanza, de tu amor, de tu libertad, de tu Navidad, de tu Belén"
La misericordia, la bondad, la humildad, la dulzura, el amor, el perdón, lo que Dios te ha revelado de sí mismo naciendo y que tú hiciste tuyo creyendo, eso que por la fe es el alma de tu vida y anuda los lazos que ciñen en unidad tu familia y tu comunidad, eso es la negación de lo que el poder adora, es su muerte. Por eso el poder tiene miedo de tu fe, de tu esperanza, de tu amor, de tu libertad, de tu Navidad, de tu Belén. Por eso no puede dejar de buscar al niño para matarlo.
Hoy, en medio de la asamblea eucarística, oirás resonar de nuevo la voz del ángel del Señor: “Levántate, coge al niño y a su madre, y huye”. Y tú, como José, recogido el hatillo de la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión, el perdón y el amor, te levantarás en la noche de los pobres para acudirlos en su necesidad. Feliz Navidad, comunidad eclesial, familia de Cristo Jesús y de los pobres.
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