Mirar más nuestros deberes que los derechos propios

Enfermos y Debilidad

Mirar más nuestros deberes que los derechos propios

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Crue

Cuando hace treinta años llegó el cambio de régimen político, el paso a la democracia, escuché una conferencia que me hizo reflexionar. No recuerdo quién la pronunció. Y sólo retengo ahora en mi memoria una frase que en aquella charla escuché. Lo demás, he olvidado por completo. Esta es la idea: “Todos somos muy dados a exigir nuestros derechos; es hora de que nos formulemos nuestras obligaciones. Asumir el propio deber es lo que nos constituye en seres humanos de verdad.”

He procurado llevar a mi vida práctica este ideal maravilloso. No habré conseguido cumplirlo siempre. Pero ahí queda.

Y precisamente apoyándonos en este criterio, cuando hablamos o escribimos a los más débiles en lo económico, social o en la salud, les descubrimos sus derechos, ¡sí señor! Hay que proclamarlos bien alto, porque esos derechos constituyen nuestro gran deber.

Es bueno, querido enfermo mental, que exijas lo que tenemos obligación de darte como miembros de una sociedad:

- Asistencia integral de cuerpo y alma, social, cultural y religiosa.

- Tus libertades, dentro de los límites de la enfermedad y prescripción del médico.

- Ser tratado como persona, y no ser manipulado.

- Ser integrado, aceptado, y participar en las tareas sociales, laborales, familiares y de comunidad creyente, si lo deseas.

Me gustaría que este artículo cayera en manos de muchos enfermos mentales. Que lo comentaran en casa, con algún amigo, con el cura de su pueblo o de su parroquia. Todos ganaríamos el día en que en nuestras reuniones tomaran más parte activa muchas personas que por su debilidad mental hoy día no lo hacen. Es necesario que se integren en grupos capaces de aceptarlos. Todos quedarían enriquecidos al compartir la experiencia de la fe en comunidad. ¡Orar todos juntos a menudo!

Todavía, creo, nos hallamos en los comienzos. Estoy seguro de que llegará el día en que sean algo normal estos encuentros. Y ahí quedan estas ráfagas hospitalarias: “Bienaventurado, tú, cuando me ayudes, aunque loco, a vivir mi vida espiritual”.

José María Lorenzo Amelibia

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             Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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