Por qué muchos son los bautizados y pocos los cristianos

Ante un panorama tan negativo, (muchos son los bautizados y pocos los cristianos), se impone exponer los factores y causas que “transforman” al bautizado y confirmado en un cristiano no practicante. ¿A qué será debido que la práctica religiosa desaparezca en la edad adulta de tantos bautizados y confirmados? A varios factores externos, al influjo negativo del ambiente y a otros tantos personales.
Factores y causas externas
El respaldo de algunas mentalidades. Por una parte, el subjetivismo de la ética de situación con los criterios relativistas y la plena autonomía para la conciencia y la libertad. Y por otra, el secularismo que contempla desfasada, no actualizada, la fe católica con sus ritos y con su moral. También respalda la falta de fe, la posmodernidad que desplaza a Dios a un segundo lugar y prescinde de las prácticas religiosas "oficiales", y al laicismo que aunque no sea beligerante presiona para relegar la fe al ámbito individual.
Las fuertes presiones contra la moral cristiana que continuamente vienen del ambiente como:
-determinadas lecturas contrarias a la fe cristiana;
-el bombardeo de los medios de comunicación que presentan una vida de placer, “feliz”, al margen de la fe y de la moral cristiana.
-el mal uso de Internet mediante ordenadores, móviles y tabletas;
-las llamadas redes sociales que potencian estímulos negativos a niños y adultos:
-los centros universitarios ideologizados que imparten doctrinas contrarias al mensaje crisstiano;:
-el de la droga con sus efectos en la vida moral y religiosa;
-la presión del ambiente y de las amistades que critican el culto y la moral católica.
Todo confluye en una cultura permisiva sobre lo religioso y contraria a la Iglesia.
La confusión que producen muchas leyes y costumbres. Para muchos, tanto lo legal como las costumbres sociales, por el hecho de estar aprobadas o permitidas, son lícitas, morales que se pueden realizar. Así sucede con: el aborto libre, la píldora para el día después, el matrimonio homosexual, la exaltación gay, la vida en común de la pareja sin ley ni sacramento, el divorcio provocado por la infidelidad, la masturbación en un contexto educacional, el no asistir a la misa, la retirada del crucifijo...
El ambiente universitario de alumnos, compañeros y lecturas, cuando son contrarios a los valores morales y religiosos recibidos. Se acepta una determinada ideología porque así lo afirma un profesor o la novela que está de moda o el mensaje de la película más reciente. Gran porcentaje de creyentes intelectuales contemplan la fe cristiana como un tanto infantil. y, en ocasiones, antipática y ridícula. Prefieren, por lo tanto, relacionarse privadamente con Dios aceptando, rechazando y acomodando los dogmas según sus criterios personales.
La sociedad del bienestar que propicia una mentalidad materialista y una conducta cómoda, sin compromisos religiosos. Hoy día, con tantas preocupaciones familiares y económicas, se quiere una vida sin complicaciones. Pero las exigencias de la moral cristiana y de los mandamientos de la Iglesia “complican todavía más la vida”.
La crisis ideológica. Vivimos en este mundo, ese tren alocado por la crisis, cambio o transformación acelerada y profunda que afecta a los criterios, estructuras, instituciones y personas. En la aldea global predomina la confusión ideológica debido a la mezcla de ideas diferentes y opuestas que bombardean a los ciudadanos. Cada uno se queda con la que más gusta.
Las ideologías aceptadas y que no son compatibles con las enseñanzas de la Iglesia. En muchas ocasiones, es incompatible el compromiso entre la fe y una ideología, social o política. Para muchos, es primero su partido o su criterio nacionalista antes que el bien común nacional, la doctrina de la Iglesia o la práctica religiosa.
Los malos ejemplos de algunos que “van a misa”, y también de algunos sacerdotes. En ocasiones, con fundamento, pero muchas veces estos malos ejemplos son generalizados, exaltados y hasta inventados. Sin embargo influyen negativamente en los no practicantes.

Factores personales
A las causas externas se unen varios factores que inciden directamente en la conducta religiosa no practicante. Enumeramos algunos de ellos:
-la conciencia, juez supremo que decide sobre lo que está bien o mal y que no necesita intermediarios ni oposición como sería el magisterio de la Iglesia;
-una libertad sin límites y sin obligaciones religiosas. Los mandamientos y prohibiciones de la Iglesia católica son obstáculos. “Como soy libre puedo elegir cuándo y cómo quiera lo que tengo que hacer sin imposiciones externas”;
-una fe débil y poco profunda en las convicciones religiosas. Es como una casa construida sobre arena o como el traje que se quita y se pone. Faltan raíces sólidas y fuertes motivaciones en las creencias cristianas;
-la formación deficiente. Bien porque no se tiene, bien porque no se actualizó la fe del joven, o bien porque forma parte de una experiencia religiosa negativa: "ya escuché de niño y en el colegio misas para toda la vida", “basta con una misa cada año”, “mis devociones suplen las obligaciones cristianas”;
-el pragmatismo. La persona pragmática o utilitarista admite a Dios y a la religión en tanto en cuanto le ayudan a resolver sus problemas humanos. Para muchos, lo que cuenta a la hora de relacionarse con la Iglesia es la experiencia agradable o desagradable;
-la conducta ética. Muchos se apartan de la Iglesia por su vida contraria a la moral cristiana en materia de matrimonio, sexualidad, procreación, vida (aborto y eutanasia), odio, injusticia, robo, corrupción, droga, alcohol, juego ...etc.
-los conflictos con la Iglesia. Así sucede con el que se casó solamente por lo civil, el de la unión homosexual, el divorciado vuelto a casar que se siente “excomulgado por la Iglesia”. En todas estas situaciones permaneció la fe en Dios pero no en la Iglesia que “no me permite comulgar”.
No hay tiempo por las muchas tareas y preocupaciones. El domingo es para descansar de todo. No hay tiempo para rezar, para leer la Biblia o para asistir a la misa dominical. En definitiva, la religión complica la vida y no merece la pena.
¿Tarea de la Iglesia? Atraer a los alejados, a los bautizados paganizados
Difícil tarea por los factores detallados. Y de modo especial porque el sentimiento religioso de culpabilidad está enfermo, como dormido, aletargado. Y así sucede que en el mundo actual, muchos, en su miopía religiosa, a lo sumo, tienen un sentimiento ético de culpa pero no religioso.
El gran desafío, especialmente para la tarea evangelizadora de la Iglesia, es la de saber llegar a los alejados y atraerlos a la fe primera. La evangelización se enfrenta a todo un Tsunamis.
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