Ateísmo e indiferencia religiosa ¿Es cierto que Dios ha muerto?
El ateísmo no ha pasado de moda porque adquirió en la posmodernidad unos rasgos más hirientes todavía para la fe cristiana como son el agnosticismo, el escepticismo y la indiferencia ante Dios
Dentro de esta cultura en crisis crece cada vez más la ruptura total con Dios por parte de ideologías que respiran millones de creyentes Es lógico que quien rechaza o duda sobre la existencia de Dios, no practique la religiosidad ni como relación interpersonal con Dios. La plenitud de la persona quedará reducida a la realización personal y comunitaria. ¿Qué ideologías dicen un NO rotundo a Dios? Sobresalen el ateísmo y la indiferencia religiosa
Con una ruptura plena en las relaciones con Dios se presenta el ateísmo en sus diversas manifestaciones modernas y postmodernas. El rechazo teórico o práctico de Dios, (materialismo), es uno de los rasgos que aparece en la modernidad y se acentúa en la posmodernidad.. El ateísmo no ha pasado de moda porque adquirió en la posmodernidad unos rasgos más hirientes todavía para la fe cristiana como son el agnosticismo, el escepticismo y la indiferencia ante Dios. No se trata de un fenómeno pasajero sino la expresión de la cultura moderna y, sobre todo, de la cultura actual posmoderna. Son millones de personas ateas que hacen suyas estas expresiones: Dios ha muerto (Nietzsche); «Dios no existe, ¡aleluya!, ¡alegría! No hay cielo, no hay infierno: no hay más que la tierra; sólo existen los hombres» (Sartre); «para el hombre, el ser supremo es el hombre» (Marx); «el hombre es su propio fin, su único fin» (Camús). Con razón denunció el Concilio: «este ateísmo es uno de los fenómenos más graves de nuestro tiempo» (GS 19).
La ruptura con Dios, presente en cada ateísmo.
La respuesta atea o ateísmo práctico, admite innumerables expresiones.
El ateísmo científico presenta a Dios como una hipótesis inútil para las ciencias. Para Feuerbach, Dios es una simple proyección del hombre: “si no es verdad que Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, lo que sí es cierto que cada persona crea a Dios según su imagen y semejanza.
La interpretación atea del marxismo presenta a Dios como proyección alienante, debida a la situación social del hombre oprimido: “pretende este ateísmo que la religión, por su propia naturaleza, es un obstáculo para esta liberación, porque, al orientar el espíritu humano hacia una vida futura ilusoria, apartaría al hombre del esfuerzo por levantar la ciudad temporal» (GS 20.2).
El psicoanálisis de índole atea contempla a Dios como una ilusión infantil y la religión como el instrumento que ofrece un consuelo no real, un alivio a los conflictos psíquicos.
La interpretación nihilista ateade Nietzsche critica a la religión y destruye todos sus elementos, incluido, por supuesto, a Dios como tú divino. Dios ha muerto a manos de los hombres que lo sustituyen por el superhombre:
El ateísmo existencialista de Sartre afirma que Dios es un absurdo. Se hace imposible la existencia de un Dios que impide la absoluta libertad del hombre capaz de encontrar en la solidaridad una solución para su vida:
Otras manifestaciones ateas.
Aunque no se llamen propiamente ateos, se da la ruptura atea en:
el agnosticismo que afirma: la razón humana no puede conocer a Dios. Su existencia y naturaleza están por encima de nuestras posibilidades (cf. GS 19.3).
El criptoateo defiende teóricamente la existencia de Dios, o, por lo menos, su posibilidad, pero con tal debilidad que Dios queda reducido a un fantasma
El ateísmo semántico, Dios y lo religioso serían un lenguaje sin valor, sin sentido. A los de esta interpretación se les puede aplicar aquello de «hay quienes imaginan un Dios por ellos rechazado, que nada tiene que ver con el Dios del Evangelio» (GS 19,2).
Los ateos pragmáticos: es inútil el propio planteamiento de la cuestión, no es práctico plantearse la existencia de Dios (GS 19.2).
Y los “creyentes ateos. Influyen en el ateísmo “los propios creyentes [... que] con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión» (GS 19).
Modalidades de la ruptura de los ateos.
La intensidad de la ruptura del ateo con Dios admite grados y modalidades. Encontramos la ruptura del ateo sereno que con todo respeto intelectual manifiesta su rechazo personal a Dios, como fruto de una convicción sincera y serena. Su problema es de fe y la ruptura queda reducida a la intimidad personal. Sin embargo a lo largo de la historia no faltaron ateos agresivos que odiaron la misma posibilidad de relaciones con un Absoluto que hipoteque valores que considera fundamentales como el de la libertad, la salud o la justicia.