¿Qué criterios rigen las relaciones humanas en plenitud?
A toda persona le preocupan las relaciones interpersonales, bien por su realización personal, por la ajena, o, simplemente, por el deseo de contribuir a una convivencia en paz. La amistad es la primera y la más importante como amor compartido. Pero también son necesarias otras relaciones que están presentes en la convivencia sincera, respetuosa, libre y dialogante. Nos referimos a las que tienen como centro la verdad, la justicia, la libertad, la felicidad, la paz y el amor fraterno que han recibido indefinidas interpretaciones por parte de psicólogos, pedagogos y filósofos.
Resumo en este artículo algunas de las formulaciones que se han escrito como, por ejemplo, para ganar amigos (Dale Carnegie), o para ejercer las virtudes humanas (David Isaacs), o para lograr un mayor bienestar personal y familiar (Bernabé Tierno), o para conseguir el éxito social mediante los l0 hábitos más impactantes (Robert Ringer), o las 100 claves del éxito de Obama (R. L. Swan), o la selección de valores para vivir plenamente (G. Villapalos-A.L. Quintás) o algunas de las respuestas que integran los protagonistas del Eneagrama (R. Riso).
En definitiva, se trata de la madurez de la persona que se manifiesta abierta hacia el prójimo, solidaria y corresponsable, con buena convivencia, servicial y confiada, liberadora con el necesitado, sincera, respetuosa, pacífica, afectuosa, comprensiva y dialogante, fiel al amigo, valiente al corregir, humilde al reconocer los propios errores, generosa al perdonar y olvidar, entregada del todo y con amor en donación profunda. Intentaré resumir en 14 criterios los que rigen las relaciones humanas que integran la plenitud de la persona. Por supuesto, tales criterios son indispensables para cooperar en el reino de Dios.
1º El respeto mutuo, expresión de la justicia Las relaciones interpersonales descansan sobre el respeto a la dignidad y a los derechos del prójimo. Y para que exista respeto se requieren tres condiciones muy elementales:
1ª tomar conciencia de cuáles son los derechos y necesidades del prójimo,
2ª ser conscientes de las responsabilidades o deberes propios,
y 3ª actuar con justicia; es decir, dar a cada uno lo que le corresponde con el trato que deseamos para nosotros mismos.
2º El servicio desinteresado, óptimo ejercicio de la libertad
Construye la comunidad quien ofrece sus servicios a quienes lo necesitan teniendo presente sus aspiraciones y necesidades. Y mucho más cuando responde con amabilidad al tener que negar, postergar o condicionar algún favor. Por otra parte, el que se beneficia de un servicio no debe considerar al que presta su ayuda como una “cosa” o instrumento sino como persona con toda su dignidad
Quien así actúa, manifiesta una buena relación social con el ejercicio óptimo de su libertad.
3º Un trato afectuoso y agradecido
En las relaciones interpersonales entra el interés mutuo y el afecto. Cada persona necesita sentirse aceptada, valorada y, por qué no, amada. ¿De qué modo? Con obras y palabras, con sentimientos internos y con frases amables. Pero antes, es necesario reconocer los valores del prójimo, aceptarlo y amarlo como persona. Más aún, habrá que procurar que cada uno se sienta aceptado, valorado y amado por quienes conviven.
La comunicación afectuosa incluye cordialidad, manifestaciones de gratitud, el cuidado en los detalles como felicitaciones, obsequios, etc. No vale descargar la agresividad y sí tratar a todos como deseamos ser tratados.
4º Saber dar y merecer la confianza como amigo fiel
Vive a gusto quien goza de la confianza de su familia o equipo de trabajo. A todos corresponde manifestar la seguridad que tenemos en la responsabilidad ajena. Pero también ayuda mucho para la convivencia el esfuerzo por merecer la confianza y seguridad de quienes nos rodean. No demos motivos de desconfianza con actitudes oscuras, verdades a medias o con mentiras que desprestigian.
La confianza no se exige pero se puede ofrecer. Es la actitud que caracteriza al amigo fiel.
5º Búsqueda de la verdad: el “arte” de escuchar y de dialogar
Sin comunicación no existen las relaciones interpersonales. ¿Cuáles son las principales reglas del diálogo-comunicación? Entre las que no pueden faltar están
la sinceridad en las palabras,
la serenidad en el ánimo,
la actitud abierta para aceptar verdades diferentes,
el respeto por la libertad ajena,
la claridad en las expresiones,
el saber escuchar con silencio,
y la supresión de prejuicios y paradigmas fijos que imposibilitan el cambio de opinión. Como gran complemento: buscar la unidad en lo fundamental, respetar la libertad en lo dudoso y amar siempre y en todo a todos.
No hay duda: buscar la verdad se consigue mediante “el arte” de escuchar y dialogar.
Reservo para otro artículo otros criterios que fundamentan las relaciones humanas en plenitud
Resumo en este artículo algunas de las formulaciones que se han escrito como, por ejemplo, para ganar amigos (Dale Carnegie), o para ejercer las virtudes humanas (David Isaacs), o para lograr un mayor bienestar personal y familiar (Bernabé Tierno), o para conseguir el éxito social mediante los l0 hábitos más impactantes (Robert Ringer), o las 100 claves del éxito de Obama (R. L. Swan), o la selección de valores para vivir plenamente (G. Villapalos-A.L. Quintás) o algunas de las respuestas que integran los protagonistas del Eneagrama (R. Riso).
En definitiva, se trata de la madurez de la persona que se manifiesta abierta hacia el prójimo, solidaria y corresponsable, con buena convivencia, servicial y confiada, liberadora con el necesitado, sincera, respetuosa, pacífica, afectuosa, comprensiva y dialogante, fiel al amigo, valiente al corregir, humilde al reconocer los propios errores, generosa al perdonar y olvidar, entregada del todo y con amor en donación profunda. Intentaré resumir en 14 criterios los que rigen las relaciones humanas que integran la plenitud de la persona. Por supuesto, tales criterios son indispensables para cooperar en el reino de Dios.
1º El respeto mutuo, expresión de la justicia Las relaciones interpersonales descansan sobre el respeto a la dignidad y a los derechos del prójimo. Y para que exista respeto se requieren tres condiciones muy elementales:
1ª tomar conciencia de cuáles son los derechos y necesidades del prójimo,
2ª ser conscientes de las responsabilidades o deberes propios,
y 3ª actuar con justicia; es decir, dar a cada uno lo que le corresponde con el trato que deseamos para nosotros mismos.
2º El servicio desinteresado, óptimo ejercicio de la libertad
Construye la comunidad quien ofrece sus servicios a quienes lo necesitan teniendo presente sus aspiraciones y necesidades. Y mucho más cuando responde con amabilidad al tener que negar, postergar o condicionar algún favor. Por otra parte, el que se beneficia de un servicio no debe considerar al que presta su ayuda como una “cosa” o instrumento sino como persona con toda su dignidad
Quien así actúa, manifiesta una buena relación social con el ejercicio óptimo de su libertad.
3º Un trato afectuoso y agradecido
En las relaciones interpersonales entra el interés mutuo y el afecto. Cada persona necesita sentirse aceptada, valorada y, por qué no, amada. ¿De qué modo? Con obras y palabras, con sentimientos internos y con frases amables. Pero antes, es necesario reconocer los valores del prójimo, aceptarlo y amarlo como persona. Más aún, habrá que procurar que cada uno se sienta aceptado, valorado y amado por quienes conviven.
La comunicación afectuosa incluye cordialidad, manifestaciones de gratitud, el cuidado en los detalles como felicitaciones, obsequios, etc. No vale descargar la agresividad y sí tratar a todos como deseamos ser tratados.
4º Saber dar y merecer la confianza como amigo fiel
Vive a gusto quien goza de la confianza de su familia o equipo de trabajo. A todos corresponde manifestar la seguridad que tenemos en la responsabilidad ajena. Pero también ayuda mucho para la convivencia el esfuerzo por merecer la confianza y seguridad de quienes nos rodean. No demos motivos de desconfianza con actitudes oscuras, verdades a medias o con mentiras que desprestigian.
La confianza no se exige pero se puede ofrecer. Es la actitud que caracteriza al amigo fiel.
5º Búsqueda de la verdad: el “arte” de escuchar y de dialogar
Sin comunicación no existen las relaciones interpersonales. ¿Cuáles son las principales reglas del diálogo-comunicación? Entre las que no pueden faltar están
la sinceridad en las palabras,
la serenidad en el ánimo,
la actitud abierta para aceptar verdades diferentes,
el respeto por la libertad ajena,
la claridad en las expresiones,
el saber escuchar con silencio,
y la supresión de prejuicios y paradigmas fijos que imposibilitan el cambio de opinión. Como gran complemento: buscar la unidad en lo fundamental, respetar la libertad en lo dudoso y amar siempre y en todo a todos.
No hay duda: buscar la verdad se consigue mediante “el arte” de escuchar y dialogar.
Reservo para otro artículo otros criterios que fundamentan las relaciones humanas en plenitud