¿Qué motivaciones cristianas enriquecen la convivencia?
Para el buen convivir, cada miembro de un grupo familiar o social tiene sus motivaciones de amor, interés, gratuidad, simple respeto, altruísmo, etc. Para el discípulo de Jesús, la fe ofrece una serie de exhortaciones que, interiorizadas, se convierten en otras tantas motivaciones para que la convivencia humana responda al mensaje de la Buena Nueva. He aquí una selección, muy personal, que se puede ampliar o modificar:
ama como Cristo amó y según el mandamiento nuevo, distintivo del cristiano (Jn 13,34-35);.
profundiza en las Bienaventuranzas, camino revolucionario para ser feliz (Mt 5,3s);
responde a la fe con el “sí” de la ilusión, alegría, entusiasmo y radicalidad. Pide que aumente tu fe, luz para valorar desde la Buena nueva de Jesús;
considerate como seguidor de Cristo y no vivas con la mentalidad y las obras de un pagano;.
piensa, siente, ama y actúa con la ilusión y entusiasmo de Cristo en las tareas y relaciones;
testimonia coherentemente el Evangelio, así como otros son fieles a sus valores, ideales o “místicas”;
sigue con radicalidad a Cristo, coherente con el amor al Dios Padre, a los hermanos y al anuncio del Reino de Dios;
imita a Dios en el amor al enemigo por quien rezas y sirves (Mt 5,43-47);
aprende a perdonar y excusar a los que ofenden, como Jesús perdonó en la cruz (Lc 23,34);
sé comprensivo con los que piensan y actúan de manera diferente (Mc 9,38);
sirve con humildad al prójimo, (“lavar los piés”) como discípulo del Señor y Maestro (Jn 13, 12-14);
actualiza el Evangelio de la pobreza siendo generoso y solidario con los pobres:
mira al prójimo con los ojos de Dios, de Jesús, de María, de una madre, o de un amigo;
compadecete como buen samaritano y no sea insensible al dolor ajeno (Lc 10,31-33).
muéstrate como María servidor humilde ante Dios y ante los hombres (Lc 1,38);
glorifica a Dios en toda la vida como María, y vive la alegría de la Salvación (Lc 1,46-47);
une como María, el amor al prójimo con el amor a Dios según enseñó Cristo;
ten presente, para ponerlo en práctica, el mensaje revolucionario de Jesús: amar al enemigo, devolver bien por mal..., imitando la bondad de Dios Padre (Mt 5,35-48).
ama como Cristo amó y según el mandamiento nuevo, distintivo del cristiano (Jn 13,34-35);.
profundiza en las Bienaventuranzas, camino revolucionario para ser feliz (Mt 5,3s);
responde a la fe con el “sí” de la ilusión, alegría, entusiasmo y radicalidad. Pide que aumente tu fe, luz para valorar desde la Buena nueva de Jesús;
considerate como seguidor de Cristo y no vivas con la mentalidad y las obras de un pagano;.
piensa, siente, ama y actúa con la ilusión y entusiasmo de Cristo en las tareas y relaciones;
testimonia coherentemente el Evangelio, así como otros son fieles a sus valores, ideales o “místicas”;
sigue con radicalidad a Cristo, coherente con el amor al Dios Padre, a los hermanos y al anuncio del Reino de Dios;
imita a Dios en el amor al enemigo por quien rezas y sirves (Mt 5,43-47);
aprende a perdonar y excusar a los que ofenden, como Jesús perdonó en la cruz (Lc 23,34);
sé comprensivo con los que piensan y actúan de manera diferente (Mc 9,38);
sirve con humildad al prójimo, (“lavar los piés”) como discípulo del Señor y Maestro (Jn 13, 12-14);
actualiza el Evangelio de la pobreza siendo generoso y solidario con los pobres:
mira al prójimo con los ojos de Dios, de Jesús, de María, de una madre, o de un amigo;
compadecete como buen samaritano y no sea insensible al dolor ajeno (Lc 10,31-33).
muéstrate como María servidor humilde ante Dios y ante los hombres (Lc 1,38);
glorifica a Dios en toda la vida como María, y vive la alegría de la Salvación (Lc 1,46-47);
une como María, el amor al prójimo con el amor a Dios según enseñó Cristo;
ten presente, para ponerlo en práctica, el mensaje revolucionario de Jesús: amar al enemigo, devolver bien por mal..., imitando la bondad de Dios Padre (Mt 5,35-48).