Entrevista con la nueva directora del Instituto Universitario de la Familia: "Si no hay futuro para la familia, tampoco lo hay para la humanidad" Ana Berástegui: "La distancia social enferma tanto como los virus"

Ana Berástegui, directora del Instituto Universitario de la Familia
Ana Berástegui, directora del Instituto Universitario de la Familia

"En Comillas nos pusimos muy rápido a pensar cómo sería la vuelta al cole y organizamos un sistema que se llamaba bimodalidad simultánea con el que estamos llegando a una normalidad que no preveíamos"

"Tenemos mucha confianza en nuestros en nuestros alumnos y es una confianza que muy pocos casos se defrauda. No se puede ir con la desconfianza por delante, nadie quiere responder a eso"

"La ayuda que yo creo que requiere la familia ahora tiene que ver mantenerse en comunicación a pesar de las distancias físicas"

"El futuro de la familia y el futuro de la humanidad es el mismo. Las personas no podemos vivir solas y no podemos salvarnos solas y por lo tanto, si no hay futuro para la familia, no hay futuro para la humanidad

Nos acompaña Ana Berástegui, nueva directora del Instituto Universitario de la Familia, de la Universidad Pontificia de Comillas. Por supuesto, hablamos de la crisis sanitaria que nos afecta, de la educación y de la familia. Una familia cuyo esquema ha variado mucho en el tiempo y que hoy por hoy puede llegar a ser muy diversa.

Sobre las cuestiones que rodean al tema de la pandemia en relacion con la familia, Ana nos recuerda algo importante y de lo que se habla poco, y es que "hay que recordar que la salud física, la salud mental y la salud relacional son tres cosas que están indisolublemente unidas y, por lo tanto, no podemos relacionarnos con los demás si ponemos su salud física en riesgo inconscientemente, pero tampoco podemos cuidarlos bien si no estamos próximos, porque la distancia social enferma tanto como los virus". Por otro lado, cree que es importante hacer partícipes de la responsabilidad a los jóvenes y no solo hacer prohibiciones. Asegura que la respuesta suele ser mucho mejor en el primer caso. "Dar confianza y hacerles comprender la importancia que tienen ellos en la vida ahora mismo".

Por otro lado piensa que "la diversidad es profundamente humana, profundamente rica y ha existido siempre, lo que pasa es que no la habíamos nombrado ni reconocido como tal. Ahora estamos en un momento en el que podemos, o tenemos la oportunidad, de reconocer esa diversidad como una riqueza" Y asegura: si no hay futuro para la familia, tampoco lo hay para la humanidad"

¿Cómo se está viviendo en Comillas la situación?

Pues lo cierto es que estamos llegando a una “normalidad” que no preveíamos que pudiéramos llegar a alcanzar. En Comillas nos pusimos muy rápido a pensar cómo sería la vuelta al cole en el curso pasado y organizamos un sistema que se llamaba 'bimodalidad simultánea' de tal manera que damos clase a nuestros alumnos al mismo tiempo presencial y online con la mitad del grupo en presencial y la otra mitad online y se van turnando.

Pensamos que si teníamos al grupo a distancia y con las mascarillas íbamos a tener muy limitada la capacidad. Pero nos hemos dado cuenta que cuando hay un profesor de raza y ganas de aprender en los alumnos, aunque haya barreras para la comunicación, si somos conscientes de ellas y hacemos lo que hace falta para saltarlas, se sigue produciendo el aprendizaje. Y de hecho estamos descubriendo que nuestros alumnos están especialmente involucrados, aunque solemos tener alumnos motivados porque yo creo que han descubierto el lujo que es ir a clase y estar en conexión con los compañeros.

- Esta Pandemia nos ha devuelto nostalgia de cosas que dábamos por supuestas. Y la gracia de poder ir a clase, de compartir con compañeros, sea online o sea de manera presencial tiene que ser grata. Decías una cosa que me ha gustado mucho; yo creo que se vuelve a reivindicar, en el caso de las universidades y de los centros escolares, la importancia y la necesidad del papel vocacional del docente porque un profesor funcionario en esta situación se notaría muchísimo respecto a un profesor que ama lo que hace.

Es una diferencia brutal porque, al final, un proceso de enseñanza-aprendizaje no es algo puramente técnico, sino relacional. Cuando estás interesado en lo que lo que quieres transmitir e interesado en la persona a la que se lo quieres transmitir o es imposible asumir las complejidades extras, uno puede cumplir el guión pero no puede saltárselo para poder llegar al otro cuando lo que hay en medio son dificultades.

- Una complejidad que en esta crisis de coronavirus se esta está dando por todas partes. Estamos aprendiendo a hacer cosas que nunca habíamos hecho y a adaptarnos a situaciones intensas e interesantes, pero también dolorosas.

Yo creo que ahí, la tradición pedagógica de la Compañía de Jesús, de la que nosotros somos herederos, siempre ha sido adaptarse y, para poder ser fiel a lo de siempre, estar en cambio continuo. Este año hemos tenido que cambiar mucho más, pero yo creo que con un espíritu que nos acompaña siempre.

- Antes de ir a tu cometido específico en el Instituto de la familia, ¿cómo están los alumnos? Porque todos somos hijos de alguien, muchos son, o podemos ser, padres de alguien. Tenemos familiares a los que no vemos que han pasado por la situación... ¿Lo estáis notando en lo humano, en lo relacional?

En la acción tutorial en la Universidad, estamos dándonos cuenta que cada semana tenemos un volumen de incidencias de personas que están teniendo que afrontar cosas complicadas difíciles y dolorosas o simplemente nuevas, cada cada semana y, por lo tanto, la necesidad de estar ahí en la proximidad y también en la flexibilidad de saber que todos estamos afrontando algo nuevo y difícil. También creo que los alumnos se lo están tomando como una dificultad pero también que están entrando en una dimensión de sentido muy importante, dándose cuenta que están viviendo un año que no se va a volver a repetir. Un momento que no va a volver a pasar... no. Parece que las cosas dan un poco menos igual de lo que podían dar hace un par de años.

- Entiendo que en Comillas no notáis esos apriorismos respecto a la 'juventud irresponsable' y demás, sino que los chavales están dándonos también un ejemplo de responsabilidad y de constancia. También hay que reseñarlo porque es verdad que se están produciendo actos muy reprochables e irresponsables, no sólo por parte de los jóvenes sino por distintos ámbitos de la sociedad, pero que se nota más en los jóvenes por el tema botellón y demás. Entonces, hay que resaltar esa juventud responsable que es la que nos va a ayudar a construir el futuro.

La verdad es que tenemos mucha confianza en nuestros en nuestros alumnos y es una confianza que muy pocos casos se defrauda. Es verdad que, como todos, hay veces que estamos más fuertes y hay veces que flojeamos, pero en general en nuestros alumnos no suelen defraudar nuestras confianzas. Ahora, también tengo la sensación de que cuando uno anda con la desconfianza por delante, ya nadie quiere responder a esto. Que nuestro esfuerzo tenía que ser confiar en nuestros jóvenes y ayudarles a comprender la importancia que tienen ellos en la vida de todos ahora mismo. Y si crean ese vínculo, no es sólo prohibirles cosas, sino pedirles ayuda para conseguir cosas importantes para todos. Entonces los jóvenes suelen estar ahí casi los primeros, te diría.

- Somos corresponsables del mundo en el que vivimos y de la familia en la que vivimos porque todos tenemos abuelos, tenemos personas que pueden estar en riesgo y tenemos un entorno y nosotros mismos tenemos que cuidarnos. Esa ecología integral, en el fondo, de la que habla el papa Francisco.

Llevas tiempo trabajando en esto y ahora empiezas a dirigir el Instituto de Familia después de la etapa de Fernando Vidal. No puedo resistirme a seguir hablando de la situación porque hablar de familia y analizar la situación de la familia en este momento debe ser complicado, pero también apasionante.

Ciertamente, las familias están siendo un actor muy importante en esto que nos está pasando como sociedad y como mundo a partir de la crisis del coronavirus. Claramente los médicos, los investigadores científicos, los actores políticos tienen un lugar, pero en el día a día de lo que les está pasando a las personas, cómo su familia se está consiguiendo apañar con esta novedad, está siendo la clave para el bienestar o para el sufrimiento de las personas en estos momentos.

- ¿Tenéis claves de cuál es es la importancia de la familia en esta situación? Quiero decir, de los abuelos, del papel de los padres, esas separaciones físicas... Porque nos estamos acostumbrando a una familia, la que vivimos en casa. Pero en nuestra cultura los abuelos viven en otra casa, tenemos tíos, primos, esa familia que, a veces, también elegimos. No estamos con nuestro entorno de convivencia estable diaria.

Lo que estamos sintiendo en la investigación, tanto en España como internacional, es que, por un lado, el tema del confinamiento ha supuesto un reencuentro para muchas familias. Un reencuentro porque hay más tiempo compartido, más momentos de comunicación, menos distracciones con el afuera y por lo tanto, está surgiendo un momento de volver a pasar tiempo y espacio compartido. Esos reencuentros en los que uno se da cuenta de lo que tiene y, a veces, también se da cuenta de lo que le falta. Entonces, siempre en cualquier caso es una oportunidad para reconstruir, para relanzar o para descansarse en aquello que uno tiene. Pero también es cierto que para algunas familias están siendo momentos de mucha dificultad porque está suponiendo reconocer lo que no tengo en casa y que necesitaría reconstruir.

Pero por otro lado, como tú bien dices, nuestras familias no son sólo familias de convivientes, no son sólo las familias de dentro de las cuatro paredes, y así como nos estamos reencontrando con los de dentro, estamos echando mucho en falta a los de afuera. La familia en nuestro país depende en buena manera de la relación con los abuelos, con los tíos y con los primos. Mucho de lo práctico y mucho de lo emocional. Y por lo tanto, así como nos estamos encontrando padres e hijos, a veces estamos echando de menos a los abuelos o a los o a los primos.

¿Y en qué medida esto hace que estemos en riesgo de nuclearizar la familia, de volvernos familias más pequeñas, más americanas en ese sentido, menos mediterráneas? Pues yo creo que mientras lo echemos tanto de menos como lo estamos echando, todavía hay esperanza. Los pueblos nos están esperando; las casas de los abuelos volverán a abrirse los domingos siempre que podamos mantener la idea de que la distancia física no es distancia social.

Se habla mucho la distancia social. La distancia social enferma tanto como los virus. Necesitamos estar en proximidad social. Entonces, necesitamos construir modos de proximidad social que acepten la distancia física. Y la ayuda que yo creo que requiere la familia ahora tiene que ver con eso. Mantenerse en comunicación a pesar de las distancias físicas.

Distancia social

- Tal vez en la primera ola, donde teníamos un horizonte en el que era todo nuevo y era una experiencia para todos, los abuelos aprendieron a chatear, a moverse con las videollamadas, a un poquito todo..., pero volvimos a esa normalidad tal vez demasiado pronto -es otro debate-. Pero ahora estamos regresando a esos miedos con un cierto cansancio, con una cierta sensación de, bueno, este esfuerzo para qué si esto va a durar mucho... No sé si eso se nota y puede generar que en algunos sectores más vulnerables tecnológicamente o con menos vínculos de proximidad se puedan quedar más descartados, más más relegados por el cansancio o porque el abuelo ya no entiende por qué sigue pasando esto porque he estado tres meses sin ver a mi nieto, ahora lo puedo ver y luego y de repente, otra vez no... Los padres se tienen que volver a trabajar porque ya no estamos viendo un confinamiento, afortunadamente, absoluto.

Ya no es una emergencia sino que es un nueva manera de encarar el panorama.

- Pero es como las enfermedades que antes eran mortales y ahora se convierten en crónicas. Que dices: bien, me muero. Pero, ¿toda la vida así? Ese horizonte también tiene que minar la salud de las personas y de los grupos familiares.

Yo, indudablemente, pienso como tú que que estamos como en un segundo momento a nivel relacional, digamos que la crisis nos pone a todos en alerta y nos pone a todos arrimar el hombro. Nos pone a comunicarnos semanalmente a través de las plataformas sociales y a hacer todas las tareas de emergencia. Pero ahora tenemos que entrar en una nueva velocidad de crucero en la que el cansancio y la depresión, un poco, está haciendo haciendo mella. Y efectivamente, el gran riesgo es la soledad de los que están un poco más desconectados. Pienso en las personas mayores que, indudablemente, en su día a día no tiene trabajo, que no tiene esos otros intputs sociales y con lo cual la distancia de la familia se hace notar mucho más. En el Instituto de la Familia tenemos una Cátedra de Familia y Discapacidad y pienso también en las personas con discapacidades físicas y también con discapacidades intelectuales en las que sus actividades ya eran restringidas y ahora todavía están mucho más limitadas.

- Es un personal de riesgo, incluso médicamente.

Por no hablar de las personas que están viviendo en instituciones que dependiendo de la semana se cierran a las visitas, se cierran a tal, se complican las llamadas, se aíslan por por pisos...

- Claro, en ese tipo de situaciones, si no hay rutinas puedes correr el riesgo de que todo el trabajo que hayas hecho durante largo tiempo se vaya al garete.

Por eso ahí, nuestra tarea es, un poco, recordar que la salud física, la salud mental y la salud relacional son tres cosas que están indisolublemente unidas y por lo tanto no podemos relacionarnos con los demás ni quererlos bien si ponemos su salud física en riesgo inconscientemente, pero tampoco podemos cuidarles bien en su bienestar físico si no nos estamos próximos, si no nos tocamos por lo menos lo necesario, si no tenemos esa burbuja en la que podamos mantenernos seguros y conectados. Porque si no, vienen las depresiones, nos bajan las defensas y nos ponemos pachuchos al final.

Incomunicación

- El amor es una gran potencia. Ese amor de sangre, ese vínculo, es es fundamental para la vida ¿Sois optimistas respecto al futuro de la familia? No sólo con relacionado con el coronavirus, pero es inevitable que sea un factor importante a tener en cuenta cara al presente y el futuro. ¿Sois optimistas respecto a la situación de la familia?

Yo no puedo no ser optimista porque me parece que el futuro de la familia y el futuro de la humanidad es el mismo. Porque las personas no podemos vivir solas y no podemos salvarnos solas y por lo tanto, si no hay futuro para la familia, no hay futuro para la humanidad.

Y mirando en el pasado y teniendo en cuenta que desde el primer homínido se empezó a juntar, empezó a cuidar de los que necesitaban más, me parece que desde que hemos sido humanos, hemos hemos construido modos de querernos más o menos estables y, por lo tanto sé que la familia, de una u otra forma, más grande o más pequeña, más larga o más corta, más apoyada o menos apoyada, más estresada o menos estresada, va a aguantar por la cuenta que nos trae.

- ¿Y las otras familias, los distintos tipos de familia? Nosotros hemos crecido en un ambiente donde familia familia era lo que siempre habíamos entendido como familia. Y ahora se habla de muchas otras realidades que deben ser reconocidas. Que independientemente de la cuestiones morales o eclesiásticas son una realidad que convive con con el resto de realidades sociales. ¿Esto puede cambiar el modo de entender de la institución? O, al final, estamos hablando de personas que se quieren y que deciden compartir su vida juntas y construir.

Primero, yo pienso que la diversidad familiar ha existido de siempre, lo que pasa que no la habíamos nombrado ni reconocido como tal. Pero, personas a las que cuida a una sola persona o que se organizan por varios grupos juntos, o que se casan varias veces y entonces tienes varias personas figurando como como padres o como como familia... Eso existe desde hace mucho tiempo y, de hecho, la familia viene organizándose y reorganizándose en función de lo que hay, como van pudiendo, a lo largo de toda la historia de la humanidad. Ahora estamos en un momento en el que podemos, o tenemos la oportunidad, de reconocer esa diversidad como una riqueza. Y esto nos puede poner en encima de la mesa cosas que nos ayuden a construir -no solo a reconocer otros modos de familia como familia- a todas las familias conscientes y capaces de acoger la diversidad en su en su seno.

Creo que la diversidad es profundamente humana y también es profundamente rica, casi siempre. Hay modos de diversidad que se convierten en dificultad, pero otras veces que no es así. Y sí pienso que mirar a las familias que se construyen de una manera diferente puede cambiar a la familia tradicional, pero creo que muchos de esos cambios pueden ser para bien.

Una de las cosas que suponen no dar por hecho que la familia tiene que ser de determinada forma es que hay que tomar muchas decisiones familiares y eso, por ejemplo, sobrestresa al sistema. Antes, mi abuelo y mi abuela sabían quién se encargaba de hacer la cena y quién se encargaba de traer el salario. Con esto no había problema y ni siquiera tenían que hablar entre ellos para decidir cómo se iba a hacer. En mi familia esto no es así: quién hace la cena es una decisión que tenemos que tomar todos los días y tenemos la riqueza de que, de repente, una semana podemos disfrutar de mis capacidades culinarias, otra semana podemos disfrutar de las capacidades culinarias de mi marido y esto nos enriquece. Pero también significa tener que discutir cada semana sobre a quién le toca, a quién no le toca, ciertas semanas, y si este mes y este año, si yo sé, si no sé... Nos hace más libres pero también, como toda libertad, tiene su tarea a cuestas.

-Es una tarea apasionante en la que lleváis a cabo en el Instituto. Hacéis un montón de cosas y muchas veces no se terminan de dar a conocer. ¿Qué proyectos tenéis de cara a este futuro más inmediato? Creo que studios ya tenéis, avanzados.

El instituto de la Familia es un instituto de investigación sobre cuestiones familiares en las que pretendemos que ser una investigación muy orientada hacia la práctica, hacia el apoyo de los profesionales que trabajan ayudando a las familias en determinados entidades sociales o instituciones sociales y también a las propiedades familias. Y nuestras líneas de trabajo suelen orientarse a las circunstancias que nos parece que exigen más atención en el mundo actual o a las familias que pueden exigir más atención también, aquellas que están en situaciones de mayor vulnerabilidad.

Nuestras líneas de trabajo son Familia y Exclusión Social, Familia y Protección de Menores, Familia y Discapacidad, pero también Familia y Conciliación Corresponsabilidad y Diversidad en la relación Familia-trabajo o Grandes Retos de la Familia. También tenemos una dimensión pastoral muy importante con la Cátedra Amoris Laetitia que habla de como la Iglesia puede ser un espacio de apoyo a las familias.

Ya ves que son campos muy diferentes. Así que tenemos juristas, psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos, gente de enfermería, maestros especialistas en educación, economistas..., todos intentando pensar intentando pensar cómo ayudar a las familias a hacer eso que sólo las familias pueden hacer. Entonces, hay veces que las familias son insustituibles pero todos los demás podemos ayudar. Desde muy diversos campos y desde muy diversos espacios de investigación y de trabajo estamos intentando apoyar, así que podemos ir a RD uno por uno cuando quieras.

- Pues lo vamos a ir haciendo, es un compromiso que está grabado.

Es estupendo contar con el apoyo de Comillas y con el respaldo de la Compañía de Jesús, que apoya decididamente estos estudios. Porque no se suele hacer o no se ha hecho, hasta hace pocas fechas, en otros centros.

Nuestro instituto tiene ya más de 30 años, así que son muchos años de apoyar a las familias.

- Y que sigan otros 30 años más por lo menos y que lo veamos.

Eso es.

- Ha sido un auténtico placer. Queda dicho: nos seguimos hablando y seguimos trabajando en la medida en la que podamos colaborar juntos. Muchas gracias por el cuidado a las familias y muy buen trabajo. Salud a los chicos de nuestra parte.

Muchas gracias, a vuestra disposición.

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