La asociación, liderada por los jesuitas, en la que colaboran los cirtercienses de Cardeña, Confer-Burgos o la Comunidad CVX Atalaya Intercultural: Las personas antes que las fronteras
En 2023, Atalaya Intercultural vivió un proceso de refundación, en el cual la junta directiva quedó liderada por la Compañía de Jesús, en colaboración con la comunidad cisterciense de San Pedro de Cardeña, la Conferencia Española de Religiosos en Burgos (CONFER-Burgos), la comunidad CVX
“Dado que la formación es la clave para la integración de los inmigrantes, en Atalaya es una prioridad”, explica Andrés Merino
En el área de empleo, se orienta y se acompaña a las personas en su proceso de mejora de empleabilidad a través de cuatro programas
En el área de empleo, se orienta y se acompaña a las personas en su proceso de mejora de empleabilidad a través de cuatro programas
“Intentamos llevar a la práctica los tres verbos que propone el Papa para relacionarnos con los emigrantes: acoger, acompañar e integrar”. Así define Andrés Merino, responsable del voluntariado, a Atalaya Intercultural, la asociación sin ánimo de lucro de inspiración cristiana para apoyar a los inmigrantes.
Integrada por instituciones de religiosos/as y laicos burgaleses, el principal objetivo de la asociación es “apoyar a la población inmigrante de la ciudad en mayor precariedad, promover sus derechos y contribuir a su integración social, laboral y cultural y que, de esta forma, consigan una vida digna”, explica Merino.
La asociación nació en el año 2002, Fundada por la Compañía de Jesús, las Esclavas del Sagrado Corazón, las Religiosas de María Inmaculada y las Hijas de la Caridad, junto con numerosos voluntarios, la entidad ha contado con la participación de alrededor de un millar de burgaleses.
En 2023, Atalaya Intercultural vivió un proceso de refundación, en el cual la junta directiva quedó liderada por la Compañía de Jesús, en colaboración con la comunidad cisterciense de San Pedro de Cardeña, la Conferencia Española de Religiosos en Burgos (CONFER-Burgos), la comunidad CVX – Hogar de Santamaría y la Asociación de Antiguos Alumnos de Jesuitas en Burgos.
Sita en un edificio de la calle San Ignacio de Loyola, 2, la asociación se nuclea en torno a 7 grandes áreas de intervención. En primer lugar, la acogida, a través de una atención personalizada y que se concreta en los siguientes programas: Cobertura de necesidades básicas, alojamiento temporal, ropero, asesoría jurídica y cafetín. Este último consiste en que, tanto por las mañanas como por las tardes, se ofrece a los que participan en clases y en talleres un café con pastas en un espacio de convivencia.
“Dado que la formación es la clave para la integración de los inmigrantes, en Atalaya es una prioridad”, explica Andrés Merino. Y enumera los distintos programas formativos: clases de español para adultos, preparación del examen para la nacionalidad, apoyo escolar a menores, campamentos de verano o alfabetización informática.
En el área de empleo, se orienta y se acompaña a las personas en su proceso de mejora de empleabilidad a través de cuatro programas: Orientación y acompañamiento individualizado, formación prelaboral, mediación laboral y prospección empresarial, asi como tramitación de documentación.
Atalaya Intercultural cuenta, asimismo con un área dedicada al empoderamiento de las mujeres emigrantes, a través del programa ‘Cuidarnos juntas’, donde cada martes por la tarde se reúnen mujeres para compartir historias, vivencias, actividades y experiencias, desde charlas motivadoras hasta bailes y risas.
El área de ocio y participación, se generan espacios de encuentro y acogida mediante actividades socioculturales, especialmente dirigidas a los adolescentes migrantes. Las actividades que se programan van desde talleres de buen trato, autoestima o prevención de drogas o acoso escolar hasta tardes de juegos de mesa o videoconsola, pasando por encuentros con otros colegios u otras entidades.
Por último, el área del voluntariado, porque éste es “un pilar esencial para llevar a cabo la misión de Atalaya Intercultural”, explica Merino. De hecho, la asociación cuenta con unos 130 voluntarios, que dedican varias horas de su tiempo a la semana, para atender a unos 110 usuarios que pasan al día por los diversos programas de la asociación.
De hecho, el año pasado, atendieron a 2649 personas en acogida, 163 menores en refuerzo educativo, 584 en asesoría jurídica, 55 mujeres atendidas, 514 en necesidades básicas, 1008 en el programa de empleo, 666 en el programa de ocio y 48 regularizadas.
Por eso, Merino tiene muy claro que “hay que mimar al voluntariado y hacerlo participar en la toma de decisiones”.
Y por eso, tanto él como el jesuita Manuel Plaza, director del CIE de Burgos, participaron el pasado miércoles en una multitudinaria manifestación, que llenó la plaza mayor de Burgos con más de cinco mil personas, para protestar contra la medida impuesta por Vox al PP de eliminar las ayudas a las ONG de Burgos, que atienden a los emigrantes. Entre ellas, Burgos Acoge, Accem y Atalaya Intercultural.
Como dice el jesuita Manuel Plaza, “esta medida no sólo es una falta de respeto, sino también una falta de humanidad”.
Ante la presión social, el PP no tardó ni veinticuatro horas en dar marcha atrás y mantener en los presupuestos las subvenciones a las tres ONG burgalesas que trabajan con emigrantes.
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