El momento más difícil era con los padres. No deseaban el pésame de la multitud, desfilando uno a uno. Estaban agotados tras años de lucha yerma. Sor Consuelo hizo por verlos unos días después. El padre seguía correcto, la madre no podía evitar cierto sarcasmo.
A veces faltan las palabras. Sor Consuelo siempre las tenía.
-Ella ya está en el cielo -dijo.
El padre callaba. La madre torció el gesto.
-Para siempre, con Dios, con Jesús. Nos espera con gozo, adelantada.
La madre habló:
-Es todo mentira.
El padre la contuvo. Sor Consuelo dijo:
-Entonces, sí que sólo tendríamos esto.
La madre lloraba. El padre dijo a sor Consuelo, cuando ya se iba: