¿Justicia al emperador?




No se debe satanizar a Iturbide

Carlos Villa Roiz /SIAME. 14 de septiembre.- “No se debe satanizar a Don Agustín de Iturbide porque él fue un leal servidor de la nación y consumó, sin derramar más sangre, la Independencia de México”, señaló durante una entrevista el sacerdote e historiador Luis Ávila Blancas, autor de varias publicaciones y quien ha desempeñado importantes cargos en el medio eclesial.

Explicó que Iturbide, ciertamente, combatió primeramente del lado de los realistas y que luego pasó con los insurgentes, pero eso a nadie debe extrañar, dijo.

“Esto no nos debe sorprender ni por ello se le debe considerar como traidor porque lo mismo ocurre en nuestros días, cuando muchos políticos saltan de un partido a otro o hacen alianzas para alcanzar sus metas”. “Iturbide consumó la Independencia sin derramar más sangre. Fue convenciendo a los principales protagonistas de todos los sectores para evitar más muertes y finalmente alcanzar la paz, la soberanía y la separación de España”.

También aseguró que él no se impuso como emperador de México, ya que fue el propio pueblo quien lo proclamó y luego fue libremente confirmado por el Congreso de la Unión, en la línea monárquica pero constitucional”.

Luis Ávila Blancas recordó que “hacia 1821, tras la muerte de Hidalgo y de los principales caudillos del movimiento rebelde, la principal figura de la insurgencia era Vicente Guerrero y que Iturbide, lejos de combatirlo (puesto que formaba parte del ejército realista) lo buscó para dialogar con él para que ambos lograran la Independencia y la paz como ocurrió durante el famoso Abrazo de Acatempan”.

Sin embargo, cuando las autoridades federales decretaron que los restos de los héroes fueran trasladados de la Catedral de México a la Columna a la Independencia, los de Iturbide permanecieron en la Catedral de México donde cada 19 de julio celebran una Misa de sufragio en la capilla de San Felipe de Jesús, donde yace la urna que contiene sus restos.

El Padre Ávila Blancas, quien también fue el organizador de la rica Pinacoteca del templo de La Profesa, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, habló de la importancia que tuvo esta Iglesia durante el proceso de Independencia y que ahora debe ser recordado en el marco del Bicentenario.

“En 1821, antes del 27 de septiembre, en este templo se reunieron secretamente varios personajes importantes: militares, mineros, clérigos, personas de la nobleza, comerciantes, etc., para poner más en claro sus ideas sobre la consumación de la Independencia de México. Para esas fechas, el entonces Coronel Agustín de Iturbide ya había manifestado algunas de sus ideas políticas que luego quedaron resumidas en el simbolismo de los colores de la bandera del Ejército Trigarante: Unión, Religión Católica y Libertad”.

“Entre las personas que asistían a estas reuniones estaba el Padre Matías Monteagudo que fue canónigo de la Catedral, y quien deseaba la separación de México de la corona española. “La Profesa” ya no era un templo de jesuitas porque ya habían sido expulsados de todos los dominios españoles”.

El historiador explicó que en La Profesa no existe ninguna placa conmemorativa de aquellas actividades que ayudaron por mucho a la consumación de la Independencia, ya que permitió el diálogo entre varias personas influyentes para que aceptaran la separación de España como el mejor camino para nuestro país.

Luego corroboró que el Cura Miguel Hidalgo murió en el seno de la Iglesia y como prueba mostró un documento de 1915 en el que se especificaban las actividades religiosas de la Catedral, en donde estaba estipulado que cada año se celebra una Misa por el eterno descanso de Miguel Hidalgo, el 30 de julio, con las especificaciones de que se debería usar “paño negro y ocho candelabros con velas de cuatro libras frente a la urna que guardaban sus restos”.
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