El Papa nombra al cura de Tacámbaro a la sede mexicana vacante desde 2017 Joel Ocampo Gorostieta, nuevo obispo de Ciudad Altamirano
El nuevo prelado ha destacado por su pastoral en favor de la familia
"Quisiéramos verlo algún día consagrado como obispo...", escribía un periodista en 2014
Guillermo Gazanini, corresponsal en México
Esta mañana de martes 2 de abril, la secretaría general de la Conferencia del Episcopado Mexicano da a conocer el nombramiento del presbítero Joel Ocampo Gorostieta, del clero de Tacámbaro, como VIII obispo de Ciudad Altamirano sucediendo a Mons. Maximino Martínez Miranda, a la fecha obispo auxiliar de Toluca y quien dejó esa Iglesia particular en octubre de 2017.
Ocampo Gorostieta nació el 21 de agosto de 1963. Su formación escolar la realizó en escuelas de inspiración cristiana e ingresa al seminario menor en 1978. En 1981 comenzó la formación filosófica y teológica en el seminario mayor de Tacámbaro y fue ordenado en 1989 para el clero de esa misma diócesis por la imposición de manos del V obispo, Mons. Alberto Suárez Inda. Es licenciado en teología del matrimonio y de la familia; su labor pastoral ha destacado en el trabajo vocacional y de la juventud así como de la cura de almas en diversas parroquias de la diócesis.
Ciudad Altamirano fue elevada a diócesis el 27 de octubre de 1964 por voluntad del Papa Paulo VI aglutinando a pueblos de los estados de Guerrero, Michoacán y México. Entre los antecesores de Ocampo Gorostieta están Mons. Raúl Vera López, actual obispo de Saltillo y el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos. De acuerdo con estadísticas recientes, en 2016 el 95 por ciento de la población es católica. Ciudad Altamirano está dividida en 35 parroquias con 71 sacerdotes sirviendo en esa Iglesia particular.
Ciudad Altamirano es cabecera de Pungarabato; de acuerdo con los organismos que miden la pobreza, la población total del municipio en 2010 era de 37,035 personas; el 57.3 por ciento de la población se encontraba en situación de pobreza y el 14.5 por ciento en pobreza extrema. Las condiciones de seguridad no son las mejores. Mientras Mons. Salvador Rangel era administrador apostólico, se denunció la preocupante situación de las empresas que suspendieron actividades debido a las extorsiones del crimen organizado.
Un particular testimonio se encuentra en “Rotativo Digital” publicado el 3 de mayo de 2014 en ocasión de las bodas de plata del padre Ocampo. En esa ocasión, el periodista Joel Ocampo Rodríguez hacía referencia del profundo cariño hacia el festejado y escribía: “Con el padre Joel surge una luz de esperanza y ¡cuántos quisiéramos verlo algún día consagrado como obispo y dirigiendo a la iglesia local por un buen camino!... Como este sacerdote son los que necesita la diócesis. En un ambiente convulsionado por tanta violencia, maldad, desempleo y miseria; en medio de una creciente incredulidad, materialismo y falta de fe en lo sobrenatural y rodeados de tanto escándalo por sacerdotes pederastas, mujeriegos, alcohólicos, vividores y homosexuales, es urgente un pastor que ponga orden y sobre todo de un buen testimonio”
Desde este blog deseamos al nuevo obispo de Ciudad Altamirano un fecundo ministerio que anuncie el Evangelio de Cristo particularmente en una tierra que anhela la paz y tranquilidad. Enhorabuena!
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